Ayer fue un día de `pin pan pun’, una trilogía de
onometopeyas populares (no del PP) en la que participaron
activamente el vicepresidente tercero del Gobierno de
España, Don Manuel Chaves, con las dos primeras (pin, pan) y
la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de Ceuta con
el ¡pun! Si hacemos caso a algunas fuentes, Manuel Chaves ha
venido aquí para recibir la más alta distinción (un pin) que
otorga un periódico de Ceuta por la que se le reconoce su
contribución al desarrollo de la ciudad autónoma, desarrollo
ejercido a lo largo de todos los años de nuestra democracia
dentro del aparato del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE). Don Manuel Chaves ya ha reconocido dicha vinculación
en un triángulo triunfante cuyos vértices son: el socialismo
chavista, el medio en cuestión y Ceuta.
No me cuesta creer que el vínculo, ya descubierto, que ha
unido al periódico, al aparato socialista y a Ceuta
conseguirán de una vez por todas lo que esta ciudad se
merece y que tanto el resto de medios como el Partido
Popular no parece terminar de cuajar a tenor del
reconocimiento tan elogioso al vicepresidente tercero del
Gobierno socialista que tuvo lugar ayer.
Creánme si les digo que no me encuentro a gusto al calificar
la visita de Chaves y Vivas al edificio de Ybarrola como un
fragmento de la película ‘Bienvenido mister Marshal’. Lo
siento, pero pueden ver la cara de los currelas aquí arriba
en espera de que los políticos enviados especiales al evento
pasen a su lado para darles la mano. No es cutre porque es
un acto democrático que merece todo el respeto que este
modesto periodista debe darle. Pero fue cutre. El pan es el
pan y hay que agradecerlo. El escenario reúne un alto valor
de gestión de gobierno como es un Centro de atención a la
Mujer, pero en medio de la penunbra de la noche tener a los
obreros formados en fila y saludarles es de plaza
bolchevique maoista. Después, en el interior del edificio
los líderes se dedicaron a ver paredes blancas construidas
con paneles de escayola y a poner cara de asombro desde un
mirador como si alguien viese algo en aquella incipiente
noche que amenazaba Levante. ¡Por Dios!
Lo del ¡pun! es lo mejor, porque habla del buen hacer de la
Policía y de la información veraz. Cuando escribí el pasado
19 de mayo en este medio (pág.29) que en la barriada del
Príncipe “un majara se pega un tiro en la pierna él solito”
se nos echaron encima los manipuladores de otro periódico.
Incluso intentaron que la familia agrediese a un periodista
de esta casa. Los manipuladores les contaron a ustedes una
historia de capuchas, persecuciones y tiros de espanto. Ayer
la UDYCO dijo lo mismo que nosotros en su informe. La
soledad puede ser una llama.
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