Hace dos días la MAP, agencia
oficial marroquí, anunciaba la intención del Club de Prensa
Mediterrránea de organizar para el próximo lunes día 29 una
visita de periodistas del vecino país a Ceuta, a fin de
evaluar la situación de los “marroquíes residentes en el
presidio” (sic) entrevistándose con las autoridades
religiosas y, de paso supongo, hacer algunas compras porque
este atractivo rincón de tierra española en el norte de
África se está conformando como una excelente ciudad de
servicios. Nada que objetar pues, España es un país soberano
y sobre todo, libre, por el que los periodistas pueden
moverse con toda tranquilidad, así que valgan estas líneas
para dar la bienvenida (“marhaba”) el próximo lunes a los
colegas tetuaníes del fronterizo país del sur. No son los
primeros: recientemente el diario Assabah, con fecha 11 de
noviembre, publicaba un interesantísimo reportaje de tres
páginas sobre Ceuta, tildada eso sí de “colonia ocupada” y
“presidio”, curioso lenguaje totalmente “demodé” pues,
oigan, Ceuta (y Melilla) no son solo ciudades firmemente
ancladas en la historia de España; son hoy la frontera sur
de Europa y, por cierto, no están sujetas a ningún proceso
de descolonización, al contrario que otros territorios…
Pues nada colegas, de confirmarse la visita allí estaré a
pie de obra, en la frontera de El Tarajal, para daros la
bienvenida y facilitaros en todo lo posible vuestra labor.
Como profesional, la información libre lo primero. Lamento,
ciertamente, no poder acompañaros desde Tetuán pero como
supongo ya sabéis desde la semana pasada tengo prohibida la
entrada a Marruecos, ¡qué le vamos a hacer!. Nada personal y
así yo lo entiendo, pero parece ser que desde Rabat y al
hilo del escabroso asunto del Sáhara se ha dado una orden
rígida e indiscriminada que prohíbe el acceso a ese bello
país a todos los periodistas españoles sin distinción. Ya
digo yo que personalmente no me siento concernido, pues como
muy amablemente me ha explicado la DST en El Tarajal “la
prohibición no va exactamente contigo” pero como columnista
(no es lo mismo exactamente que periodista) estoy dentro del
bote. Para mí esta siendo un poco duro, pues mi esposa
(marroquí) y nuestros dos bebés viven en Tetuán, pero es lo
que hay o sea paciencia: “Prisa mata”, lo sé. Ya se irán
remansando las aguas.
Por cierto que hoy sábado tampoco y mucho lo siento Paco,
amigo, he podido hacerme cargo de la animada excursión que
el Centro Cultural Lerchundi de Martil, dependiente del
Arzobispado de Tánger, había organizado para visitar el
dólmen de M´zora y las ruinas de Lixus, en Larache. Como
responsable de la tutoría de Letras de dicha entidad me
había comprometido a guiar la excursión en la que tenían
previsto participar cooperantes, voluntarios y estudiantes
de la universidad Abdelmalik Essaâdi. Pero lo que no puede
ser, no puede ser y además es imposible. ¿Cómo explico yo en
la frontera que, además de escribano del “limes” llevo gran
parte de mi vida ejerciendo como profesor?. ¿Acaso los
docentes también tenemos prohibido el acceso a Marruecos…?
Pues nada hombre, que me partan salomónicamente por la mitad
y, así, una parte entra y la otra no. Digo. Ha sido una
semana larga. Menos mal que hoy viene a verme la familia y
que, para cualquier incidencia, las autoridades marroquíes
responsables de El Tarajal se han puesto siempre, muy
cortésmente, a disposición en todo lo que estuviera en su
mano. ¡Gracias “jais”!.
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