No me gustan las comparaciones
porque de ellas dicen, y con razón, que son odiosas. Sin
embargo comprobando la situación actual en los colegios, no
digo en todos sino en alguno de ellos, me lleva a pensar que
los alumnos de antes marcan una notable diferencia con los
actuales, en preparación y en educación.
Antes los alumnos se conocían España de punta a punta, sus
ríos, sus afluentes, sus cordilleras, sus montañas, sus
ciudades y las características de cada una de ella. Hoy, por
la situación en la que vivimos, convertida España en varias
Autonomías, sólo se preocupan de conocer sus Comunidades
Autónomas, a las que algunos de sus mandas le han metido en
la cabeza que son naciones, mostrando un desconocimiento
total sobre el resto de España, que es la única Nación que
existe.
Los alumnos de antes, algunos de los cuales habían recibido
el par de correspondientes palmetazos por parte de sus
maestros, con el paso del tiempo recuerdan a sus maestros
con un gran cariño, y sin sentirse traumatizado por ese par
de palmetazos que hasta, alguno de ellos, reconocen que de
no haber sido por ese par de palmetazos no hubiesen
conseguido ser lo que hoy son en la vida. Y es que, el
arbolito se endereza desde chiquitito, si necesidad de
añadir eso que le han dado por decir a los progres de
pacotilla “que la letra con sangre entra”.
Y si alguno de esos alumnos llegaba a casa diciendo que el
maestro le había dado un par de palmetazos o le había
mandado un castigo, lo mejor que le podía esperar era un par
de cachetes del padre de turno porque, para los padres, los
maestro siempre llevaban razón.
La cosa ha cambiado muchísimo. Hoy los alumnos no sólo no
reciben castigo alguno, ni siquiera repetir los deberes o
hacer cuatro copias de la lección de la que no sabían nada,
sino que si al maestro por un suponer, y es mucho suponer,
se le ocurre ordenarle copiar par de veces esa lección que
no saben, cundo el niño llega a casa y lo comenta, toda la
familia, padre, madre, tíos, primos y demás parientes,
acuden rápido al colegio para pegarle al maestro, que ha
tenido la desfachatez de castigar al niño de sus amores.
Eso si contar, esos nenes que falto de educación alguna,
atacan a los maestros entre el aplauso de otros nenes de su
calaña, para grabarlo en el móvil y después colgarlo en
Internet, como si el asunto de pegarle a un maestro fuese
una gran proeza realizada por todos estos mal educados por
decirlo de una forma fina.
Se ha perdido el principio de autoridad, no sólo en esto de
pegarles a los maestros, sino en todos los órdenes de la
vida, donde ese principio queda relegado a un segundo
término, dando paso a la protección de quienes no merecen
protección alguna.
En los momentos actuales, no sólo se ha perdido el principio
de autoridad, se ha perdido la disciplina y, sobre todo, la
educación base importantísima de la cultura del individuo
dentro de la sociedad.
No quiero hacer comparación alguna, pero si me tengo que
quedar con alguno de los dos casos, sin dudarlo me quedo con
la cultura, la educación y el principio de autoridad.
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