El centro ceutí fue el escenario donde más de 200 personas
se concentraron para “clamar el cese de los crímenes que han
acabado con la vida de 500 mujeres”. Un mar de ciudadanos se
unieron en una marcha solidaria que tuvo como bandera el
pedir Justicia y ajustar “una deuda para con aquellas
víctimas” que han dejado huérfanas a sus familias por culpa
de esos “asesinos que matan con alevosía manchando sus
manos”. La llamada de Digmun y del PSOE convirtieron
Constitución en otro acto de repulsa a la caída del sol.
Justicia y castigo para aquellos que “han manchado sus manos
de sangre con alevosía”. El cese de los crímenes que han
acabado con la vida de 500 mujeres de 2003. Y ajustar esa
deuda hacia “madres, hijas y amigas que nos han dejado
huérfanos por su ausencia”. Bajo estos alegados más de 200
ceutíes salieron ayer a las calles para dar voz y gritar su
repulsa hacia la violencia de género, “una escalofriante
barbarie” que aún está asentada, lamentablemente, en nuestra
sociedad.
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, junto a varios
consejeros, encabezó la marcha solidaria que atravesó la
Gran Vía, llamando a todos los transeúntes a unirse a un
mismo frente de batalla: “Nuestra solidaridad y respaldo
firme, decidido y sin fisuras. Todos los ciudadanos e
instituciones debemos estar a favor de la igualdad y la
convivencia pacífica entre las personas sin distinción de
sexo, lo que nos llevará a poner fin a la violencia”.
Las palabras de Adiya, Marga, Dunia y Sora, todas ellas
participantes de los programas ‘Renuévate y ‘Equal’ del
Príncipe, también abogaron por una causa que actualmente
atenta contra los derechos humanos y la dignidad. Ellas
fueron las protagonistas de ese manifiesto que respaldó la
educación y los valores como pilares básicos de la
construcción de la igualdad. “Pese a todas las medidas
adoptadas, recursos y apoyo a las víctimas, y leyes
innovadoras, en lo cotidiano se siguen vulnerando los
derechos de las mujeres, que ven coartada su libertad
mediante las prácticas violencia. Y la violencia
desaparecerá cuando las mujeres no seamos ciudadanas de
segunda”, clamaron.
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“64 víctimas del dolor, un te quiero y una flor”
“Dice Rojas Marcos que las cadenas
y los muros del hogar son casi siempre invisibles. Una
visibilidad que impide el amor, que todo lo puede. Y todo lo
oculta. Bajo una menaza, no hay amor. Bajo un grito, no hay
amor. Bajo un engaño, no hay amor. Bajo la incomprensión, no
hay amor. Bajo la dependencia, no hay amor. Bajo el miedo,
no hay amor. Bajo una cadena, no hay amor. El amor es libre.
Tú eres libre. Libres de la violencia”, clamó Digmun.
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