Es lo que está rodeando a un ex
presídente del Barcelona, del que se ha servido para hacer
dinero y adquirir fama para dedicarse a la política.
El tal Laporta propone una Cataluña independiente que sea
“aliada” de España, algo que iría de perlas a los catalanes
“ y a todo el Estado”, dice el ilustre jeta.
Y cuando utiliza el término Estado no aclara mucho, tampoco
debe dar para más, a qué estado, porque si quiere la
independencia, esa independencia será para todo, no para
administrar ellos sus recursos y que, al mismo tiempo,
España le haga las carreteras, le solucione el problema de
los ferrocarriles y todo lo que va a necesitar.
Habla de independencia, pero de una independencia que no
rompa vínculos con otras partes del mundo.
Lo dicho, como presidente del Barcelona era un jeta y como
político un desvergonzado, uno de tantos que quieren
trocear, para su beneficio. el territorio español.
“Tira siempre para casa”, esto es, para que lo suyo esté por
delante y los demás vayamos a remolque y pagándole el peaje.
Además en el colmo de la desvergüenza, de otra forma no se
le puede interpretar al sujeta Juan Laporta, dice que está
deseando que sus hijos no tengan que ser separatistas,
porque una vez que haya logrado un Estado propio “podrán
vivir su lengua y su cultura con absoluta normalidad”.
Además de desvergonzado es un mentiroso, porque, hoy por
hoy, sus hijos o sus vecinos, allá en tierras catalanas,
parte del Estado español, no lo olvidemos, pueden hablar
cuanto quieran en su lengua, el catalán, pueden rotular sus
establecimientos en catalán, sin que nadie les moleste,
mientras que otros, no separatistas, si quieren rotular su
cafetería, su carnicería o su mercería, en la lengua primera
del Estado español, también de Cataluña, tendrán mil
problemas y sanciones desde la Generalidad de Cataluña.
Insiste en la independencia de Cataluña, él más que nadie,
aun sabiendo que será el que menos votos logre, y habla de
independencia como el “instrumento para que Cataluña pueda
tener competencias sobre la reforma laboral, el modelo
energético, o las infraestructuras”.
Se olvida Juan Laporta de pedir independencia, para,
también, poder cobrar comisiones, por ejemplo.
El planteamiento del catecismo de SI (Solidaridad Catalana
per la Independencia), va buscando, eso sí, las principales
materias que mueven la economía para que el país crezca, y
crezca más que los demás.
Claro está que como Juan Laporta padece de amnesia, se debe
haber olvidado de que antes de 1992, extremeños,
castellanos, andaluces, gallegos, riojanos ... tuvieron que
apretarse el cinturón mucho para que ellos, los catalanes
las mejores carreteras, hechas con el esfuerzo de todos.
Si se llevara a cabo eso que propugna el ínclito Juan
Laporta, desde Cataluña tendrían que pagar, eso sería lo
normal,, a todas las demás comunidades, el desfase que hubo
en otras comunidades para que se cubrieran, al máximo, todas
las necesidades de Cataluña en las Olimpiadas de 1992.
Esto sería un imposible, como un imposible es que Juan
Laporta saque en estas elecciones algo positivo. Lo que
dije, desde el principio, estamos en el síndrome del
separatismo.
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