Los fines de semana suelo irme al
monte para disfrutar de la naturaleza y de carnes a la
barbacoa.
Alguna vez suelo regresar temprano, después de comer, para
asistir a uno de los numerosos mítines que se prodigan por
aquí de cara a las próximas elecciones del domingo que
viene.
En el mitin del PP me ha chocado sobremanera la caradura que
han presentado sus líderes.
Me explico, en 2007 el Gobierno “inventó” la prestación de
2.500 euros por hijo, el popularmente conocido como
cheque-bebé.
Entonces el PP lo bautizó como “cheque-voto” y tacharon la
iniciativa como “electoralista” al comenzar unos meses antes
de las elecciones generales de 2008, denunciando la
propaganda del Gobierno y reclamó menos demagogia.
¿Cómo es que ahora utiliza el mismo reclamo, aumentándolo
500 euros, que tanto había criticado?
Si alguien espera que el PP sea la solución a los problemas
de España, ahí tienen la prueba.
Tamaña desvergüenza, la misma proposición que critican al
Gobierno, denota que a esa gente pepera no se le pone la
cara colorada por nada.
Ya lo sabemos, si no se ponen colorados por la corrupción
que reina en ese partido… ¿cómo van a ponerse colorados por
una cuestión programática?
Les han dado, a los políticos que concurren a las elecciones
catalanas, por transparentar su riqueza.
Ya se sabe que a mayor transparencia menos corrupción. Pues
bien, la opacidad sigue enseñorándose de los políticos
españoles y tapando con Tippex los artículos 20.1.d) y 105
b) de la Constitución. Cuanto menos sepa el pueblo más fácil
es de gobernar dictatoríamente.
Como pieza maestra está el urbanismo, paradigma de la
corrupción. La opacidad de los planes de ordenación y las
recalificaciones del suelo han hecho prosperar los sobornos.
De los 27 países de la UE, cinco siguen sin regular el
acceso del ciudadano a la información: España, Chipre,
Grecia, Luxemburgo y Malta.
En Catalunya, ni la Generalitat ni el Parlament publican los
datos sobre declaración de actividades y patrimonios de sus
diputados, la presión a favor de la transparencia está
teniendo efectos sobre los candidatos merced a la iniciativa
de Joan Herrera (ICV).
Ello obligó a los demás candidatos a revelar sus bienes.
Todo esto se produce mientras la secretaria del PP, de
Cospedal, trata de torear las críticas a sus elevados
ingresos, 241.840 euros, con fintas como “Mi declaración es
la única que se conoce” 0 que es víctima del machismo al
atacarla porque es mujer…, mientras se atrinchera y no da
explicaciones sobre las razones de la subida de sus ingresos
en el PP, mientras el resto de ciudadanos nos chupamos el
dedo, apechugando con congelaciones y rebajas.
Tenemos derecho a saber porque, el grueso de los ingresos
que acumulan los partidos, proceden del Estado. O sea, los
pagamos todos.
La Ley de la Libertad de Información garantiza que todo es
público excepto aquello que se declare expresamente secreto.
Obviamente, la falta de transparencia de las cuentas
públicas o del patrimonio de los políticos significa una
sola cosa: corrupción. ¿Hasta cuándo?
Otro tema que interesaría a más de uno: ¿Por qué no
regresamos a nuestra moneda?, echo mucho de menos a la
querida peseta. El euro nos está arruinando sobremanera.
Tenemos precios impuestos por la UE pero nóminas de tercer
mundo.
Ser el país más barato de la UE elevaría nuestra economía
hasta límites insospechados si volviéramos a la peseta.
China es un ejemplo.
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