Los gobiernos autónomos de Ceuta y
Melilla vuelven a verse las caras en zona intermedia
(Málaga) para tratar asuntos “de interés común”. Es una
vuelta a la filosofía de acción conjunta que, aunque nunca
en vía muerta, pasó por momentos de menor intensidad. Ahora
parece que la fuerza de la razón impera con el objetivo de
que la acción coordinada y al unísono de ambos Gobiernos
acompase la razón de la fuerza. Fuerza porque juntos y ante
las circunstancias tan similares que les rodea a Ceuta y
Melilla en los planos económico, social, político y
geográfico, los intereses se defienden mejor; porque pese a
las diferencias claras de entender el pragmatismo, lo ideal
es que los dos Ejecutivos caminen por la misma senda ante o
frente a la Administración General del Estado; porque dos
voces suenan más que una, y porque 150.000 españoles tienen
más peso juntos que separados. Y fuerza porque es de
justicia, es razonable y es evidente que la situación de las
dos ciudades tan peculiar, tan singular y sometida al
desequilibrio que le supone ser extrapeninsular, de
reducidas dimensiones, con escasa o nula posibilidad de
mantener tejido industrial, y ser frontera con el Magreb,
sometida a las peculiaridades de la inmigración, le suponen
déficits importantes que en cualquier otro territorio
peninsular resultaría menos gravoso. Amparados en el deber
de una Administración General del Estado justa, equilibrada
con una realidad de vertebración de España, las ciudades de
Ceuta y Melilla se unen para dar salida al tejido productivo
interior, para hallar una vía de escape a la muy alta tasa
de paro, y para lograr ser atractiva y competitiva entre
inversores que decidan establecerse en cualquiera de los dos
territorios de la España norteafricana. La reunión de Vivas
e Imbroda de esta tarde pasa por ser la revisión y puesta en
marcha, de nuevo, de las acciones conjuntas que ambos
Gobiernos deben marcar para beneficio de ceutíes y
melillenses. Hay mucho camino por recorrer aún.
|