Poco ha cambiado el panorama real e interno de lo que
sucedía en 2008 cuando las mujeres de suboficiales y
oficiales amenazaban con una cacerolada como respuesta al
Plan de Transición, aquí en Ceuta. Un hecho que fue seguido
escrupulosamente por la llamada Inteligencia Militar con la
colaboración del CNI por atreverse a rechistar una orden
dada de arriba abajo por Gobierno, ministra, Jemad y cuantos
generales con estrellas o estrellados vienen riendo el hecho
de que desde 2004 el presupuesto de Defensa haya venido
sufriendo un descenso ‘uniformemente acelerado’ hasta caer
en 2010 en el 0,73% del PIB español.
En medio de este escenario de desaceleración económica en
torno a las cuentas destinadas al Ministerio de Defensa, se
ha producido la ‘reorganización’ del Ejército. Una suerte de
reajuste a los tiempos de ‘poca pela’ que se ha pretendido
desde que el Gobierno Zapatero -antes incluso de los
anuncios de la crisis que no se reconocía- intentó llevar
las riendas del país tras las elecciones de aquel fatídico
11-M.
Salvo que la prestidigitación forme parte de la
característica del Ejecutivo central, no me cuadra -como se
ha asegurado desde el Gobierno de España en la nota emitida
ayer- que en estos momentos se haya alcanzado “el máximo
histórico” del número de efectivos de tropa y marinería
desde la implantación del Ejército profesional, cuyo número
no dicen por atender a la “seguridad nacional”.
Debemos tener fe pues y seguir a pies juntillas lo que nos
dice el Gobierno de España porque lo que dice va a misa. A
esa misa a la que iba la negación de la crisis primero, la
recesión económica después, o el que no íbamos a llegar a
los 4 millones de parados ni soñando.
El hecho es que en Ceuta, Melilla, Canarias y la zona del
Estrecho se ha sufrido un evidente repliegue de nuestras
Fuerzas Armadas, algo que preocupa al primer partido de la
oposición, que ha llevado al CESEDEN a calificar de
“llamativo” el desmantelamiento de la V Bandera de La Legión
en lugar tan estratégico, y una reorganización de la que los
de la AUME dicen que “la gente está que trina”. Esa es la
verdad.
|