Parece que fue ayer, pero ha
pasado más de un tercio de siglo, desde aquella madrugada
del 20 de noviembre de 1975, cuando las emisoras de radio,
había menos que ahora, repiquetearon con el anuncio de la
muerte del Generalísimo Franco.
Aquello ya se estaba esperando, desde un mes antes, pero, en
realidad, la gente no lo quería creer, los unos por la
añoranza al viejo general y los otros porque había que ver
lo que vendría después.
No creo que hubiera miedo, pero sí había cierto respeto a
pensar en el futuro, en un futuro en el que la figura del
Caudillo había pasado a ser historia.
No había ni un español, en aquellos momentos, que se
mostrara indiferente y la fecha del 20 de noviembre de 1975
se veía como una fecha distinta a todas, al menos aquel día.
El auténtico final, al menos oficialmente, había llegado
cuando en torno al mediodía Arias Navarro, vestido de
riguroso luto, anunciaba la muerte de Franco.
A partir de aquí había que esperar, unos a ver qué aires
nuevos llegaban y a ver si cogían el siguiente tren, otros a
retirarse a “sus cuarteles de invierno” y a no aparecer más
en el terreno político. El cambio que, siete años más tarde,
propugnaba un partido político, el PSOE, y con cuyo slogan
ganó sus primera elecciones, estaba arrancando en los
últimos días de noviembre de 1975.
Y ya lo creo que las cosas han cambiado, para todos, pero
muy especialmente para quienes habían vivido muy dentro del
ambiente del régimen y cuando aquello no tenía futuro, se
dieron la vuelta, se cambiaron la chaqueta y la camisa y a
otra cosa.
A propósito de la camisa, hay fotos que hablan y muy
claramente de ciertos personajes, que hoy, ayer y mañana
hace 35 años lucían con orgullo la camisa azul, con el yugo
y las flechas, mientras ahora lucen otro tipo de escarapela
que en nada se parece a aquello. Es la vida y los cambios de
algunos.
Me decía, hace un par de años, en una boda en Jerez de los
Caballeros, un sobrino carnal de José Antonio, José Antonio
Peche Primo de Rivera, que había ahora mismo, en altísimos
cargos de la política, especialmente regional, personas que
se habían puesto la camisa azul más veces que él, y que se
habían servido del régimen de Franco, también, mucho más que
él, con la particularidad de que ahora estaban, pero en un
bando opuesto a aquel del que se sirvieron.
A esto se puede llamar cambiar de criterio, de opinión, o
saber aprovecharse de las circunstancias del momento, vivir
el día, “carpe diem”, que diría Catulo.
¿Cómo se ve hoy todo aquello?.Hay quienes vemos lo de hoy y
vimos lo de entonces, pero no debemos olvidar que en estos
momentos vivimos escasamente el 40% de los que vimos y
comprendimos lo que había entonces, y que hoy vemos y
tratamos de comprender lo que nos rodea.
Un porcentaje grande de quienes vivían en 1975 ya nos han
dejado, otro buen porcentaje, entonces, eran niños y poco
pueden decir de aquel día, salvo que se añadieron 7 días de
vacaciones no esperadas, y otro tanto por ciento vivimos hoy
y conocimos aquello.
Yo no diré que todo tiempo pasado fue mejor, creo que fueron
épocas diferentes que han hecho que de ayer a hoy España
haya cambiado tanto como para que no la conozca “ni la madre
que la parió”. Guerra lo dijo, y hoy se cumple, 35 años
después.
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