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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Pero… ¿Qué significa exactamente “ser imputado”?
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Si a cualquiera de ustedes les denuncian en la Comisaría o en el Juzgado por cualquier hecho, desde el contrario en un accidente de tráfico, a la Policía en un control de alcoholemia por un positivo ; desde la vecina porque su perro ladra, a un adversario político que le monta una historia para chingarle, en una palabra, siempre que se abren unas Diligencias Previas en el Juzgado para investigar los hechos que han motivado una denuncia, el denunciado, al que se llama a declarar, es “el imputado”.

Es “imputado” porque ha sido denunciado. Tengan siempre en cuenta que un “imputado” nunca, jamás, es un condenado. Para que una persona sea condenada y pueda ser considerada culpable de cualquier tipo de delito, esa persona, tiene que haber recibido un escrito de acusación del Fiscal, responder con un escrito de su abogado defensor, ir al juicio oral, ser condenado en el juicio oral, lógicamente recurrir por no estar de acuerdo (nadie jamás está de acuerdo con que le condenen), bien a la Audiencia Provincial bien al Tribunal Supremo y que allí digan que la condena inicial es correcta y que el individuo no tiene razón para recurrir y que lo único que está haciendo es perder el tiempo.

O no. Porque el Tribunal Superior puede decir que el que recurre tiene razón y que quien le condenó no la tiene. Pero puestos a definir al “condenado” es el que tiene una condena por una sentencia firme.

Explico malamente y en tono coloquial, porque la judicialización de la vida pública, de la política y de las tertulias del Sálvame, han dado lugar a una nueva especie jurídica, ya saben, la de los maestros liendres que “de ná saben y de tó entienden” y se dicen auténticas majaderías.

El consejero de Fomento declaró como “imputado” porque los vecinos, molestos por los ruidos, le denunciaron. Y cuando a uno le denuncian y le llaman a declarar lo hace como “imputado” y obligatoriamente tiene que ir con abogado, para que su declaración tenga validez y nunca se encuentre indefenso y sin asesoramiento. Son las garantías legales de las que disfrutamos los españoles. ¿Qué que culpa tiene el consejero de que la terraza fuera ruidosa? Ninguna. Dio la licencia y nada más, el control de ruidos con los aparatos corresponde a la Policía Local y es la única ocasión de la que he tenido noticias en la que, el vecindario, en lugar de denunciar al bar con las pruebas periciales de ruidos en mano , exigiendo su cierre, denuncian al concejal que da la licencia de apertura.

Pero lo más curioso es que el consejero multó al bar por no ajustarse a los términos y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía le desautorizó, porque él no es nadie para sancionar.

Un denunciado, al declarar ante el Juez lo hace como “imputado” y pueden pasar dos cosas, que el Juez siga adelante con la denuncia o que esta se archive y entonces cesa la imputación. Y este “imputado” puede reaccionar denunciando a su vez a los primeros denunciantes por “denuncia falsa” y entonces el Juez llamará a declarar a los primeros denunciantes, pero ya como denunciados y estas personas tendrán que declarar con abogado y en calidad de “imputados”.

Cualquiera que sea denunciado, por cualquier hecho, desde el más absurdo hasta el más escabroso, cuando es llamado a declarar ante la Autoridad Judicial lo hace como “imputado” y en compañía de su abogado para que no le líen y porque a ello obliga la Ley.

¿Qué preguntan? ¿Qué si por el hecho de haber sido objeto de una denuncia y declarado como “imputado” queda algún antecedente? No. Si la denuncia se archiva por carecer de fundamento no queda absolutamente nada. Quedan, eso sí, el mal rato, las molestias y la irritación que causa el que, cuatro lenguetones ignorantes confundan “imputado” con “procesado” que es el que es acusado por un Auto de Procesamiento o “condenado” que es el que lo ha sido por una sentencia firme. Opino que, con tanta judicialización de la vida pública y política, el que más y el que menos, pero sobre todo los cotillas que no dejan parar a la sinhueso, deberían comprarse algún texto jurídico serio y que corresponda a su nivel intelectual, yo les aconsejaría “El abogado en casa”.
 

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