Soy fumador, lo confieso y me
declaro culpable.
Con esta confesión ya podéis inscribirme en el registro de
delincuentes del humo.
Este aislamiento, alejamiento, apartamiento, discriminación,
diferencia, distinción, exclusión, marginación, segregación,
separación, etc., como quieran llamarlo, ya toma visos de
ser apabullante y realmente dictatorial.
¿Tan malo es el humo del cigarrillo? ¿Realmente afecta a los
niños de manera terrible?
Si es así, denme respuesta al porqué las generaciones de 50
años para arriba sigan vivitas y coleando.
En los tiempos en que yo era niño, y todos Vds. de 50 “pa”
arriba, se fumaba hasta en las escuelas. Maestros con
cigarrillo en la mano dando lecciones de historia y
religión.
Entonces el humo del tabaco campaba por todo el cielo ceutí
y aún lo contamos, pasado ya el ecuador de nuestras vidas,
como una especie de comparación con lo de hoy en día.
Muchos de nosotros, después de ser fumadores pasivos en
nuestra infancia y juventud, destacamos sobremanera en todos
los ámbitos de la vida, sobre todo en deporte y política,
con una capacidad de trabajo verdaderamente encomiable.
¿Cuándo nos afectó el humo?
Cierto es que hubo muchos enfermos, enfermedades pulmonares,
pero es cierto que hoy en día –con menos humo y muchas
protestas- los hay y más que antes. Con el asma no se juega.
Para afirmar lo que escribo en el párrafo anterior, lo de
más que antes, me he valido del incremento de población. Así
que no me repliquen porque es una verdad como la catedral
que bendijo hace poco Ratzinger.
La manifestación que han realizado los que están en contra
de la nueva ley del tabaco, a pesar de que tiene intereses
económicos, no deja de ser una razón de peso.
Hagamos una prueba: en la misma calle pongamos dos bares y
dos restaurantes… en uno de los bares o de los restaurantes
está prohibido fumar, ¿cuáles obtendrán beneficios
económicos?
Hagan una encuesta verídica.
Estoy en contra, muy en contra de quienes afirman que el
tabaco produce cáncer. Esta mentira de Perogrullo es
aprovechada por quienes están en contra de los fumadores
para afirmarla, aunque el muerto lo sea por cáncer de colon…
siempre tendrá la culpa el tabaco.
Con la de ingresos por impuestos que obtiene el Gobierno.
En parte, le doy la razón al líder de Ezquerra Republicana
de Catalunya, Puigcercós, al decir lo que dijo respecto a
que en Andalucía no paga impuestos ni Dios y a que Madrid es
una fiesta.
Cierto, en Andalucía destinan 2.500 millones de euros a
enseñar árabe en las escuelas, cuando el Gobierno congela
las pensiones para ahorrar 1.500 euros. Van contra el
catalán, que no quieren que los enseñemos en nuestras
escuelas. Ahí se les ve el plumero ostentoso.
Prohíben fumar con esa nueva ley y sin embargo permiten
fumar marihuana en un bar de la Comunidad de Madrid, aunque
se tenga uno que hacer socio pagando 10 euros mensuales,
pero fumando 50 gramos de marihuana semanales gratis. ¿No te
jode? Eso sí es que en Madrid están de fiesta.
A mi edad sigo fumando y, desde luego, no he hecho gastar a
la Sanidad pública ni un céntimo para que traten las
supuestas enfermedades del tabaquismo que podrían pasarme
factura, supuestamente.
Una prueba de las mentiras de quienes están en contra del
tabaco es la prueba médica.
Suelo hacer revisión médica cada año, por imperativo
empresarial, y hace poco se jubiló el médico responsable de
la misma.
La nueva médica, al tocarme revisión, me hizo preguntas de
que si bebía y si fumaba, como agregó que el expediente
anterior es cosa del pasado… le mentí diciéndole que no
fumaba.
Al repaso de mis pulmones, certificó que estaban sanos,
sanísimos… ¿en qué quedamos?
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