Hace unos días leí en este
periódico un comunicado del Gabinete de Prensa del Partido
Popular en el que lamentaba, en tono excesivamente comedido
a mi entender, la política agresiva del Colectivo Caballa,
en cuanto a descalificaciones y, añadía el comunicado,
“calumnias”.
Lo normal. Cuando las expectativas de triunfo son
patéticamente nulas, los débiles morales tratan de ganar en
los Juzgados lo que no son capaces de ganar en las urnas. Y
esa burda estrategia tiene, en política, más años que un
saco de gnomos. Mal estilo el de Caballa, mal estilo porque,
si se tiene la certeza documental de la existencia de
delitos en el devenir de un político o políticos, lo normal,
lo lógico, lo prudente y lo coherente, es acudir a la
Policía Judicial o a la Fiscalía Anticorrupción para que
investiguen y empapelen desde al lucero del alba hasta al
célebre Bernardo “el de los dedos largos”. Desde a Melitón,
“que hace cohechos sin ton ni son”, a Federica, que se pasa
el tiempo “prevarica que te prevarica”. También a Heliodoro,
hombre de pelo en pecho, “que se ha pasado la vida haciendo
cohecho”. y al célebre Antón, un “as” de la corrupción. Pero
todo ello con un soporte documental y no a partir de meros
indicios, bulos, actividad panfletaria con tintes de
difamación y acusaciones sin más fundamento sólido, que las
gotas de babilla que se les escapan de la boca a los
charlatanes políticos, a esos que parecen mamar dialéctica e
intelectualmente de las tertulias escandalosas de la
casquería de corazón televisada. Los Populares, en su
comunicado, tienen razón.
Pero les pierden las formas excesivamente corteses y
atemperadas cuando, en otros lugares de la geografía, ese
comunicado se hubiera formulado en forma de querella, si se
trata de afirmaciones injuriosas o calumniosas, de demanda
por el derecho al honor o de denuncia patatera. Por cierto
¿Existen ya querellas interpuestas por todo lo vertido
contra cargos populares? Porque, el que calla otorga y no
puede escudarse en razones “políticas” la dejación de
deberes para con los electores. El votante espera que, el
injustamente agraviado, reaccione como un mihura y no como
una maricomplejines, que dé la cara y que no se defienda,
porque un inocente no tiene por qué defenderse, sino que
ataque con testiculina de la fina.
Aunque existen personas en Ceuta, con ambiciones políticas
perpetuamente defraudadas por el desprecio del electorado,
que proclaman altivamente que “En Ceuta se prefiere la
testiculina a la inteligencia”, sí, algo así leí de
Aróstegui, el de las comunistas Comisiones Obreras, nada que
decir. Ya podrá con sus múltiples licenciaturas más los
correspondientes doctorados y por sus grandes publicaciones
de todo tipo en los más diversos medios. Ese, ese es el
perfil de “intelectual” que potencia el sistema, pura
excelencia académica y de tú a tú con los grandes pensadores
de este siglo. ¿Qué dicen ahora con expresión aturdida? ¿Qué
debo referirme a otra persona y no al insigne marxista
ceutí? Bueno, yo digo lo que me cuentan, yo soy una
inocente, una mujer de misa y comunión diarias y encima
Eduardo Punset me invitó a su masía de Fonteta (hoy vendida
por su cónyuge, ya les contaré) he comido con Pérez Reverte
en el Bodegón Gurpegui malagueño, Sánchez Dragó le dedicó a
mi viejecillo un capítulo de un libro, Alfonso Guerra se
refiere a mi maridísimo en sus memorias y el General
Rodríguez Galindo habla de los dos, de Erik y de servidora
en la página final de su autobiografía. Y más que podría
fardar para demostrar que “sí” tengo coleguéo con buena
gente, pero no es un tema que me arrebate.
Más listo es el sindicalista ceutí que ha sido capaz de
fundar una neoideología. Mix de principios de creyentes en
el Islam, especialmente serios con sus valores y del
izquierdismo marxista que siempre ha caracterizado a
Comisiones Obreras. Es decir, que ha debido acuñar el
término “MusulMARXnes” es decir, musulmanes de los que se
pretende que aúpen al poder con sus votos a un marxista para
que, desde el cargo y el sillón sea honrado con sus
principios y repita eso de “la religión es el opio del
pueblo”. Todo muy intelectual. Y los Populares observando
con estupor el nacimiento de la neoideología musulMARXna y
atendiendo con impaciencia al pronunciamiento de las
autoridades religiosas sobre la conveniencia de que,
creyentes, voten a esos gazpachuelos ideológicos ante los
que reaccionamos como ante determinados mejunjes de
restaurantes orientales, en plan “¿Pero que coño llevará
esto?” Con las consiguientes aprensiones sobre si podemos
estar ingiriendo el muslamen gatuno de la mascota
desaparecida de la señora del 2º B. Y añadimos resignados
ante el plato sospechoso que destila salsa “Espero que, al
menos, lo que sea “esto” llevara en vida la cartilla de
vacunaciones en regla”.
¿Agresividad dialéctica por parte del Colectivo Caballa
contra los peperos? Natural. Seguramente será lo llamado en
psiquiatría “respuesta de estrés” porque deben estar que no
les llega la camisa al cuerpo, con tan solo pensar que pueda
existir alguna mente lúcida que ponga el grito en el cielo
ante el “experimento musulMARXn” y que se empecine en
explicar al colectivo de creyentes en qué consiste “la
coalición” y el quien es quien de cada cual.
Y eso estresa. Y extraña la no-actuación de las autoridades
religiosas y su falta de intervención en el experimento anti-natura.
Así que yo aconsejaría a los Populares judicializar y a los
imanes actuar y aclarar.
Y los experimentos, con gaseosa. O con Seven Up. Con los
sentimientos y los valores religiosos, jamás.
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