Ostenta el honor de haber presentado de forma
ininterrumpida un programa de televisión. Durante quince
años, ‘Corazón, Corazón’ fue el referente de la información
rosa. Hoy, se sigue recordando como de los productos
televisivos con más rigor y elegancia. En 2008, el
Expediente de Regulación de Empleo, impuesto por TVE, le
obligó a retirarse. Sin embargo, Cristina García Ramos es ya
leyenda viva de la televisión en España. Más de treinta años
como profesional le avalan. De todo ese tiempo se lleva
muchísimas experiencias y una gran pasión por el periodismo.
Lejos de desanimarse por una retirada temprana, la
presentadora tinerfeña ahora puede disfrutar de esas
pequeñas cosas que se escapan en el día a día.
Pregunta.- ¿Conocía Ceuta?
Respuesta.- No, y una de las razones por las que estaba
encantada que me propusieran venir a este curso de la UNED
era la posibilidad de conocer Ceuta. Era la única ciudad
española que no conocía.
P.- ¿Qué le ha parecido la ciudad?
R.- Aunque sólo llevo una horas han estado muy bien
aprovechadas. Hemos tenido unos grandes anfitriones en los
responsables de la UNED ya que hemos hecho un extraordinario
recorrido. Hemos comido en un restaurante fenomenal a base
de pescados y, por si fuera poco, el tiempo ha acompañado.
Afortunadamente, tengo el fin de semana libre así que la
visita va a cundir.
P.- Ha presentado una ponencia sobre el buen gusto en el
periodismo. Sin embargo, ¿queda alguna posibilidad de
recuperarlo en televisión?
R.-La esperanza es lo último que se pierde. Asusta un poco
comprobar los niveles de degradación que se ven en ciertos
contenidos. Estamos asistiendo a ciertos espectáculos que no
me gustan ni como espectadora ni como profesional y creo
que, en gran parte, está en manos de los espectadores que la
situación cambie.
P.- ¿Cómo se explica que se haya degenerado tanto en el
tema de corazón? En un principio la información rosa era
tratada con elegancia con programas como el suyo...
R.-Ocurren varias cosas. Para empezar, es que hay demasiada
información de este tipo y además ésta no se está elaborando
con la seriedad ni el rigor que debería. Estos programas,
aunque frívolos, no deberían jamás faltar a la verdad.
Ahora, en determinados programas, los insultos y los gritos
son muy frecuentes. Creo que en el fondo, el espectador
critica y rechaza estos productos aunque se sigan viendo.
Aunque es evidente que si algunos programas no tuvieran
audiencia, no tendrían cabida en la parrilla televisiva.
P.- ¿Qué opina del ‘fenómeno’ Belén Esteban? ¿Terminará
por convertirse en un juguete roto de la televisión?
R.-Tiene mucho que ver con lo que estamos diciendo. Hace
unos años Belén Esteban era una famosa más y ahora se ha
convertido en un modelo a imitar. Es un personaje que está
copando muchísimas horas de información en ‘prime time’.
Creo que todo eso está provocando que ese fenómeno se salga
de sus cauces normales. Está desbordado y está sobrepasando
a la propia Belén Esteban. Es inteligente porque lo ha
demostrado pero se ha exprimido tanto, la tienes en tantos
programas, le haces que ya no sólo hable de cuestiones de
corazón sino de temas políticos... Puede que acabe
produciendo un cierto rechazo en la audiencia por exceso. El
veneno está en la dosis, un poco está bien pero mucho es
excesivo.
P.- Como espectadora, ¿le gusta la televisión que se hace
hoy en día?
R.-. No. Hay muchos programas que no veo. No me gustan nada
los realities ni programas de ese tipo. Ahora se hace peor
televisión.
P.- Tras su paso por la televisión canaria, ¿qué hace en
la actualidad?
R.-Una de las cosas que realizo son conferencias. La próxima
semana moderaré un debate en Madrid sobre violencia de
género. Posteriormente tendré que viajar a Argentina. Me he
vuelto más selectiva con el trabajo. En esta etapa trato de
compaginarlo con mi vida privada que antes no hacía. Estoy
descubriendo que existen los fines de semana, que se puede
salir por ahí, viajar más de cinco días... En definitiva,
vivir. Durante más de quince años, al presentar el programa
en directo los sábados y domingos, no sabía lo que era tener
un fin de semana ni unas vacaciones en condiciones. Estoy
descubriendo muchas cosas y disfrutando de ellas.
P.- ¿Echa de menos trabajar en televisión?
R.-No. Soy una persona que cierra etapas. Siempre pensé en
retirarme pronto porque hay otras cosas en la vida que
quiero hacer y si estás solamente trabajando te pierdes
mucho.
P.- Con respecto a su salida de TVE, a consecuencia de el
ERE, dijo que debería haberse ido antes, ¿Por qué?
R.-Desde que se puso en marcha el ERE yo, por razones de
edad, me podía haber ido. Se estableció un plazo de dos años
y me permitieron quedarme hasta el final. Estaba contenta
con el programa que hacía y estaba bien y, además, cuando
estás trabajando sólo piensas en ese proyecto, así que me
quedé hasta el final. Pero me tenía que haber ido dos años
antes pero eso lo piensas ahora.
P.- ¿Mantiene el contacto con los compañeros a los que
también afectó el ERE?
R.-Sí. Ya por cuestiones generacionales la mayoría está
fuera de la televisión. Dentro hay otra tele, otra gente y
ya no la siento tanto mi casa. Lo he pasado muy bien y lo he
disfrutado pero se acabó.
P.-¿Se plantea volver a la televisión?
R.-Nunca hago proyectos. Siempre me los han puesto delante.
Nunca pensé en presentar el telediario de las 21:00 horas y
me lo propusieron, tampoco me planteé dirigir ‘El espejo’ y
también me llegó... En ese sentido, soy muy cómoda, espero a
que me lleguen y luego digo sí o no. Me dejo querer (risas).
P.- Usted jamás ha renegado de su acento canario. De
hecho, el saludo de su programa ‘Corazón, corazón’ se
convirtió en una seña de identidad. ¿Alguna vez sintió algún
tipo de presión por normalizarlo?
R.-Nunca. Trabajé en la televisión canaria y, mi sorpresa
fue cuando me llamaron de Madrid para presentar el
telediario. Pero nadie me dijo que cambiara el acento. Me
reí mucho con el título del programa y pedí que no me lo
hicieran decir. Sin embargo, es de lo más representativo que
tuvo el programa. Es algo muy cariñoso que te recuerden como
la de ‘corasón, corasón’. Cuando uno es como es te va mejor
en la vida. En la televisión, además, muestra mucho la
realidad de lo que somos como personas. Una mirada o un
gesto, en un determinado momento, te puede traicionar así
que es mejor ser uno mismo.
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