No sé si se dará ese paso, de
verdad, con lo que el “patriarca” de la enseñanza,
convertido en Oráculo de Delfos, dejaría de ser el que trata
de mangonear y poner todo en desorden, como es el caso de
Aróstegui.
De todos los que me leen, a diario, es más que sabido que no
me atraen, en absoluto, los sindicatos y menos los
sindicatos de clase, pero puestos a elegir, con lo que hay,
yo voto a FETE-UGT, aunque sólo sea con la intención de
poder mandar al limbo a ese que quiere estar en todas partes
y nada positivo hace en ninguna de ellas.
FETE-UGT quiere desbancar a Aróstegui de la Junta de
Personal, algo que aunque en pequeña escala podría
beneficiar a la enseñanza, sin embargo de rebote, y que a
nadie se le olvide, estaría poniéndole con más posibilidades
de entrar en la Ciudad, en las elecciones de mayo – éste
está a todo - y no sé qué sería peor, porque en la enseñanza
ya nadie confía en él, salvo sus más allegados, mientras que
en la Ciudad, si tenía una mínima posibilidad de “enchufar”
a los de su cuerda, ya tendría a “los palmeros” que le van a
vitorear y a seguir, aunque únicamente sea por ese enchufe,
que tanto le gusta.
En pocas ocasiones voy a tener la oportunidad que se me
presenta durante este curso, de poder votar dos veces, en
una para elegir a los representes sindicales de la enseñanza
y en otra para poder elegir unos buenos representantes de la
Ciudad Autónoma. Pues bien, ni en una, ni en la otra, voy a
tener el mal gusto de votar a Aróstegui, porque en la
enseñanza no ha logrado nada positivo y en lo que era
Ayuntamiento, cuando él estuvo organizó un auténtico caos.
Yo no votaré a Aróstegui y deseo que los que me son cercanos
hagan otro tanto de lo mismo, porque sin él en cualquiera de
esos cargos, salen ganado las instituciones.
Y hay más, como en unas elecciones, sean del corte que sean,
no me gusta que mi voto se pierda, en todas ellas habrá que
votar una opción que no le pueda favorecer en nada a él. En
las sindicales, lo dejo claro, votaré a FETE-UGT y en las
otras lo tengo, todavía, más claro, al menos, por ahora.
El dos de diciembre, creo que jueves, fecha prevista para la
celebración de las elecciones a la Junta de Personal
Docente, veo que el sindicato que más se puede oponer a CCOO,
mejor dicho a Aróstegui, con el lema “Hay mucho que cambiar”
es FETE-UGTE que se presenta con muchas e importantes
reivindicaciones, desde lo económico, hasta lo puramente
profesional.
Dicen en mi tierra castellana que, por pedir a nadie
ahorcan, lo malo de todo esto es que cuando llegan unas
elecciones todos piden el voto, todos prometen lo que no
está en los escritos, y una vez apalancados en lo que
buscaban, de lo primero que se preocupan es de las
liberaciones, con lo que muchos se quedan desligados de los
problemas de las aulas, por unos años.
Desde el sindicato UGT-FETE, con toda la razón, hablan de
que la federación sindical FECCOO lleva en la “poltrona”
presidencial desde hace 20 años, casi empatando con el
tiempo que estuvo en el poder en España, aquel al que
llamaban dictador, y según los ugetistas:” ya han tenido
tiempo suficiente para plantear mejoras y cambiar muchas
formas que no funcionan de forma adecuada”.
Ahora tiene la oportunidad FETE-UGT de hacerse valer, de lo
contrario habrá “arósteguis” para rato y si entra en la
Ciudad, ni los “faraones” tendrían un área de poder tan
amplio y, por supuesto, tan ineficaz. Por eso yo votaré lo
que menos favorezca a una candidatura en la que Aróstegui
tenga algo que ver.
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