Analistas de Inteligencia y ex altos mandos del Ejército
cuestionan la pérdida de presencia militar de España en el
Estrecho y en las ciudades de Ceuta y Melilla. La reducción
de efectivos es una evidencia entre suboficiales y
oficiales, lo que incide negativamente en el PIB de la
Ciudad. La reunificación de las USAC en una simple Unidad de
Servicios de Base provocará el traslado forzoso de nuevos
militares.
La menor presencia militar en Ceuta y Melilla, en pleno
proceso bajo el auspicio del nuevo Plan de la Defensa
denominado ‘Plan de Transición de las Fuerzas Armadas’,
aprobado por el Gobierno en 2008, es una evidencia.
Ceuta pierde peso tras la reorganización del Ejército que se
lleva a cabo sin prisas, pero sin pausas y que debería
culminar con la unificación de las fuerzas en torno a una
Base Única que funcionará sin el elemento físico, mientras
que en Melilla sí se han concentrado las fuerzas en la base
‘Alfonso XIII’. Además el llamado Mando de Artillería de
Costa del Estrecho, se ha quedado ya en mero Regimiento.
Si ya fue patente la protesta, a todos los niveles, de la
salida de suboficiales y de oficiales de Ceuta hace un par
de años, ahora con la eliminación de las USAC para
unificarlas en la que ya es la Unidad de Servicios de Base,
provocará el forzoso traslado de más personal de una
Comandancia General, en la que la figura de un general de
División al frente podría sustentarse con un general de
Brigada a lo sumo, cuyas funciones podrían quedar relegadas
a la representatividad operativa en los actos de boato.
Mientras que en 2008 comenzaron a darse los pasos para
reestructurar el Ejército en España, en el que los analistas
coindieron en avisar del debilitamiento del flanco sur, el
rey Mohamed VI, en su calidad de jefe supremo del Estado
Mayor de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos (FAR),
presidía en marzo de ese año la ceremonia de inicio de los
trabajos de construcción de una base naval militar en la
localidad de Alcázar Seguer, frente a Tarifa y entre Ceuta y
Tánger.
El puerto militar situado en la orilla mediterránea marroquí
servirá como enlace para las fragatas y naves de la Marina
real encargadas de la protección de esa costa, informó el
Estado Mayor marroquí, a través de la agencia oficial de
noticias.
El puerto constituirá la piedra angular de la cobertura
marítima de la Marina Real en el estrecho de Gibraltar y en
el Mediterráneo, gracias a su situación estratégica en las
costas mediterráneas y atlánticas, a su proximidad al
complejo portuario de Tánger y a sus modernas
infraestructuras, añadió la nota de la MAP publicada en
marzo de 2008.
La base militar, muy próxima a Ceuta, cuyo coste se estimaba
en unos 127 millones de euros, lleva un claro retraso
después de que un duro Levante se llevara parte de lo
construido en 2009 y de su ejecución se encargan la
Administración Nacional de Defensa, el Ministerio de
Equipamiento y Transportes y el Ministerio de Economía y
Finanzas.
Desarme español
Escribía el periodista y profundo conocedor de la
geopolítica del eje Atlántico-Mediterraneo, Pedro Canales,
en ‘El Imparcial’ que “Lo llamativo, sin embargo, de la
nueva situación geoestratégica creada por la decisión
marroquí -por la Base Naval y su intención de controlar el
Estrecho con el permiso y colaboración de Francia- es el
silencio español y, más aún, el ‘desarme’ actualmente en
curso en el despliegue militar de España en la zona del
Estrecho, incluidas las guarniciones de Ceuta y Melilla. El
«rearme» de Marruecos, coincide con un «desarme» español, no
explicado aún de forma convincente por el Gobierno de
Madrid.
La actitud de Francia es como mínimo interesada. No sólo
porque el buque de guerra más importante con que contará la
futura base marroquí es una fragata lanzamisiles de la Clase
Framm, que ha costado al erario público del reino alauí 470
millones de euros, frente a los 127 millones de euros que
costará la construcción de la base, sino porque por vez
primera Francia tendrá la posibilidad de poner un pie en el
Estrecho”, analizó. “La automarginación impuesta por
Rodríguez Zapatero como consecuencia de la ‘hoja de ruta’
pactada con Mohamed VI para negociar el futuro de Ceuta y
Melilla a través de una fórmula de cosoberanía, priva a
España de esta ‘baza estratégica irremplazable’, a juicio de
fuentes diplomáticas Europas acreditadas en Rabat”.
La “actitud de entrega” hacia Marruecos -como califica
Argelia la política del dirigente socialista español- no
sería ajena, por ejemplo según varios analistas, a la
reducción del despliegue militar defensivo en Ceuta y
Melilla que tanto irrita a Mohamed VI y a sus generales,
según comentario extendido en medios militares españoles,
asegura E. Montánchez en ‘Eldebate21’. “El Presidente del
Gobierno está convencido de que no hay que temer una acción
ofensiva contra ambas ciudades españolas mientras él, o un
sucesor socialista con su mismo ideario, garantice al
Monarca alauí la siguiente “hoja de ruta”: Que el Ejército
español deje de considerar a Marruecos como un peligro
potencial. (Para la doctrina militar española ha sido
durante años “la amenaza del sur”); Que España apoye el
proyecto de autonomía del Sahara Occidental (excluye
definitivamente la independencia del territorio) y se
desmarque de las reivindicaciones saharauis; Que España se
mantenga pasiva ante la denominada “marroquinización” de
Ceuta y Melilla. (Se trata de una lenta invasión demográfica
con el objetivo final de que ambas ciudades terminen
convertidas en territorios marroquíes); Que siga creciendo
el ritmo de implantación de empresas españolas en Marruecos,
fundamentales junto a las francesas, para garantizar el
desarrollo del país. (Mohamed VI necesita un tejido
productivo fuerte que ofrezca un futuro a millones de
jóvenes y reducir así las bolsas de paro y pobreza de las
que se nutre el islamismo radical)”.
En ‘ABC’, Paloma Cervilla titulaba que “España cede el
control del Estrecho” y vaticinaba que la reducción de la
Artillería de Costa de la zona del Estrecho y la disolución
de dos Banderas de La Legión “dejaba la puerta abierta a
países como Francia y Gran Bretaña, así como a Marruecos con
el apoyo de EEUU”.
El Plan de Transición “ha hecho saltar todas las alarmas en
el estamento militar”, aseguraba y ampliaba que el coste de
la Base Naval marroquí lo sufraga EEUU y la construye
Francia.
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La reducción de oficiales y suboficiales daña la economía
ceutí
Además de que debería ser una
cuestión de interés y de planteamientos que no tendrían por
qué cuestionarse, la presencia militar en ciudades como
Ceuta, Melilla y o islas como las Canarias debería ser una
cuestión de Estado, de posicionamiento de integridad como
país, o como nación -según se mire-. Permitir que este
estratégico eje sea tratado como cualquier otra zona militar
al uso es sólo fruto de paniaguados generales con estrella
logradas en despachos por tiralevitas por cuya acción han
sido recompensados con ascensos de rangos. Más allá de esto,
que es ciertamente vomitivo, el efecto es claramente nocivo
para la economía de Ceuta. La pérdida, desde hace un par de
años de decenas y decenas de suboficiales y de oficiales,
sustituidos -si acaso- por tropa, supone un daño efectivo y
sustantivo a la economía interior de la ciudad.
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