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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

El episodio de “La rana verde”
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

A través de muchos años, desde su creación hasta los momentos actuales –ahora, algo menos- la identificación del “Convoy” –hoy, “S. Ramón y Cajal” – con su vecina Barriada “Bermudo Soriano”, ha sido de entrega total; es bien cierto que al mismo concurrían alumnos de otras barriadas próximas y otras del campo exterior; incluso, alumnos de los Albergues vivienda provisionales, en la desaparecida Plaza de Toros. Pero el mayor contingente de alumnos y alumnas procedían del Bermudo Soriano. También, del denominado Bermudo Soriano II.

Cuando me propuse publicar mi tercer libro, “Un antes y un después”, tuve que recurrir a aquellos alumnos y alumnas en la desaparecida EGB, de aquellos centros donde yo, en Barbate y Ceuta, había prestado mis servicios. Una ardua labor que me permitió llevar a sus páginas a alumnos y alumnas que, previa “negociación” convencí a sus colaboradores, totalizándose 275.

Uno de los procedimientos para acercarlos al libro era el “contacto directo”. Y a ello me dediqué –personalmente o telefónicamente- hasta “arrancarles” lo que ellos deseaban que figurara en el libro.

Un caso muy singular fue el siguiente: en una consulta médica me encontré con una antigua conocida, que enseguida me reconoció, después de transcurridos muchos años. Era la madre de tres emblemáticos alumnos del “Convoy”. Dª Salvadora, madre de los “Ayala”, después de un saludo muy respetuoso, me recordó las muchas veces que tuvo que acercarse al Colegio para ponerse en contacto con los maestros de sus hijos, acudiendo a sus llamadas.

A Dª Salvadora le expuse la necesidad de contactar con sus hijos para que fuesen protagonistas del libro que yo tenía proyectado. Y me indicó que en la Barriada de Zurrón se encontraban los dos hijos varones, José, el mayor y Jesús, el menor, ambos al frente de “una tienda de al por menor”. La chica, ya casada, residía en Alcalá de Henares.

Y ese mismo día, sin esperar más, me dirigí al lugar indicado por la madre. Y, en efecto, allí se encontraban José y Jesús, muy metidos en sus funciones de tenderos. Enseguida me reconocieron y les hablé de mi proyecto. De inmediato se incorporaron al mismo. Y me facilitaron el teléfono de Mariló, la hermana ausente, que también se incorporó al mismo.

José recordaba su paso por el Colegio. Sus compañeros más cercanos; sus maestros que dejaron una huella profunda en su vida y enorme afición a la Literatura, en particular, la de nuestro Siglo de Oro: Quevedo, Cervantes…

Mariló se acordaba del hecho luctuoso de la ceremonia del entierro de Dª Manolita, la Directora. Ese día no hubo clase; también de un aviso de bomba, que fue una falsa alarma y de un simulacro de incendio, con toda su parafernalia que ello conllevaba: timbre de alarma, “tobogán”, botes de humos, ambulancia, evacuación al “hospital”, el vasito de leche…

De Jesús, hubiésemos necesitado otro libro. Su paso por el Parvulario no fue muy bueno, porque su maestra no era muy simpática y con ella tuvo algún “encuentro” no agradable, ya que le tiraba de las orejas, causándole, en uno de los tirones, algo de sangre. ¡Su primera “marca escolar”!

Recuerda su 5º Curso, ya mixto. “Estábamos con niñas y aquello era mejor! Pero, no levantaba la cabeza en los estudios. ¡Yo, aprobaba porque se me quedaba mucho de “oídas”!

Era el momento de poner en marcha sus conocimientos musicales. Aprendió a tocar la guitarra y el teclado, y junto a su amigo y compañero Fernando Galán, formaron un dúo e intervinieron en un espectáculo musical, que, organizado por el Colegio, sirvió para recaudar fondos para el viaje de Fin de Curso de los compañeros de 8º Nivel.

Recuerda, Jesús, que el 7º curso fue un “curso genial”. Con su tutor llegó a entenderse y colaboraba con él en la preparación de los exámenes a multicopista. “Claro que, cuando eran los nuestros yo no participaba, hasta que un día descubrí que allí estaban los nuestros y cogí uno. ¡Todos aprobamos, aunque quizás, si se diera cuenta el maestro, se calló!

“Con el maestro de Ciencias me hice “muy amigo”. Ambos pretendimos repoblar el huerto abandonado del colegio, de caracoles, pero unas inoportunas obras, lo impidieron. Luego, recibí el mensaje “2 Plan RC”, que yo mismo descifré: “Segundo Plan de reproducción de caracoles”, “que tampoco dio resultado”.

“Pero, el episodio de la ‘la rana verde’ fue muy divertido. El maestro de Ciencias prometió un diez para aquel que apareciera primero con una rana verde, que se encontraba en peligro de extinción, lo cual significa que encontraríamos serias dificultades para conseguirla. A mí se me ocurrió utilizar una estrategia, que ya imaginaba que el maestro no se la ‘tragaría’. Yo conseguí varias ranas ‘comunes’ y las metí en un recipiente. Después le hice ver al maestro que recobrarían el color verde en cuanto recibieran los rayos del sol. No coló, como no podía ser de otra manera. Pero, lo pasamos muy bien, aunque lo mejor estaba por llegar. En el cambio de clase, dejé las ranas en libertad, ¡y la que se armó en el aula fue indescriptible!”.

He querido recordar las vivencias de Jesús, en nuestro período escolar, para llegar a la triste realidad de lo sucedido. Y es que, Jesús ya no está con nosotros. Se nos ha ido, casi de puntillas, en un breve período de tiempo. Una corta y gravísima enfermedad se lo ha llevado. Y me cuesta creer que nos ha abandonado.

Jesús estuvo muy relacionado con el mundo del Carnaval. Había pertenecido a varias agrupaciones. Según cuentan los entendidos, era el mejor guitarrista. Un genio, autodidacta. Por eso, sus amigos y compañeros del Carnaval, le lloran. Como todos los que le conocíamos.

Yo, que casi todas las semanas me entrevistaba con él, me confesó, con respecto al último Carnaval, que ya no se sentía con ganas de continuar. ¡Quizás fuese una premonición!

Adiós al amigo, al compañero, que nos deja huérfano de su amistad. Se ha ido prematuramente, con poco más de cuarenta años. ¡Toda una vida por delante! ¿Se habrá llevado su guitarra? Encontrará, en el más allá, ranas verdes, que aquí no encontró?
 

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