Pobres familias Zurbarán, Zambonino, Zapatero, todos y todas
las Zorrillas, Zubizarretas y Zamoras. A todos ellos, mis
plegarias. Los gimoteos de Moratinos deprimieron a Pérez
Reverte, que aseguró llorar todas las mañanas mientras pela
las cebollas de los periódicos y los telediarios. Me sumo a
ese llanto y admiro a los que cuando miran al Gobierno ríen
por no llorar. Después de la última reforma ministerial, uno
ya no sabe si han creado una Cartera de Chorradas, si han
decidido inmortalizar a Aído en la Igualdad o si han creado
el Ministerio de Andares Tontos en una nueva entrega de los
Monty Python. Al final, la realidad supera a la ficción y
este Gobierno pasará al libro Guinness de los récords de
todas las democracias por haber legislado la gilipollez más
grande de todas en el momento más inoportuno. Si como dijo
el alcalde de Getafe, el votante del PP es imbécil de los
cojones, no alcanzo a imaginar qué pensará de sus
correligionarios. De la misma manera que estos sociolistos y
socialistas modificaron la estructura del español,
advirtiendo de que englobar a un colectivo de hombres y
mujeres bajo el sufijo o constituía una forma de
desigualdad, ahora, su comité de sabios del ministerio de
Andares Tontos ha decidido que la tradición de los apellidos
debe perder su anacrónico machismo. El PSOE se ha propuesto
desendulzar las tradiciones: cambia el español, da a las
menores responsabilidades impropias y destruye la riqueza
patronímica de este país, e incluso el encanto de una regla
aceptada. Pero han obviado en su patología y confusión deI
término Igualdad considerar que los apellidos que empiezan
con letras recogidas en la última parte del diccionario
juegan en desigualdad con sus homólogas de la parte alta.
Resultará curioso contemplar los primeros casos de violencia
de tercera edad, cuando las abuelas de un matrimonio se
tiren de los pelos por deseo de que el nieto porte el
apellido de su familia. Y así termina el periplo de ZP, que
apeló al pleno empleo en su eslogan de campaña, pero que nos
tiene a todos los españoles perdiendo el tiempo con sus
patrañas ministeriales de Andares Tontos, inflándonos los
‘atributos’ a pataditas.
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