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sucesos - LUNES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2010


Segundo Tercio Duque de Alba. archivo.

Militar que recurre a la Audiencia Nacional
 

«El Ministerio de Defensa debe responder ante la negligencia cometida por uno de sus miembros»

El militar que aún no ha sido indemnizado por el accidente sufrido en 2002 siente que las Fuerzas Armadas le han “dado la espalda”, recurriendo a la Audiencia Nacional
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Siente que las Fuerzas Armadas se han olvidado de él, le han “dado la espalda”, y que incluso el propio Ministerio de Defensa aún no ha respondido por la “negligencia” que le ha causado no sólo daños físicos irreparables sino, además, limitaciones a nivel personal y emocional. El militar que sufrió un accidente en 2002 mientras prestaba servicio en el Segundo Tercio Duque de Alba de La Legión en Ceuta, ha relatado los ocho años que lleva esperando a que su indemnización, de 70.000 euros, sea una realidad; hecho que dependerá del recurso que resuelva la Sala de lo Contenciosos de la Audiencia Nacional, que tiene sobre la mesa el procedimiento que lleva “arrastrado” el brigada, que ha preferido mantener su anonimato.

Un brigada del Ejército ha presentado, a través del bufete de Fernando Osuna, una reclamación ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional solicitando la indemnización valorada en 70.000 euros por los daños sufridos en 2002 mientras prestaba servicio en el Segundo Tercio Duque de Alba.

El accidente se produjo mientras el militar, destinado por aquella fecha en Ceuta, realizaba tareas asignadas de revisión de las transmisiones a los vehículos BMR’s y, para ello, se dirigía andando hacia los talleres del segundo escalón de transmisiones, encontrándose en el trayecto con un Sargento que conducía uno de aquellos vehículos, al que le hizo una señal para que se detuviera. Una vez detenido, y con la finalidad de conocer si ese vehículo había pasado la correspondiente revisión, se subió encima de la rueda delantera izquierda debido a que, con el ruido del motor, no podía mantener una conversación con el conductor si no era mediante esa práctica. Después de comprobar que el vehículo efectivamente debía ser revisado e indicarle al conductor la necesidad de que acudiera al taller, empleando siempre las precauciones debidas, notó cómo algo le enganchó de las piernas y le giró en sentido contrario a las agujas del reloj. Se trataba de otro BMR que circulaba tan próximo al que estaba detenido que desplazó al militar entre los dos vehículos con las piernas aprisionadas entre ellos. Una vez que ambos BMR’s se separaron, cayó al suelo de costado, golpeándose en la cabeza.

Pregunta.- Cuando sufrió el accidente, ¿qué puesto ocupaba?

Respuesta.- Era jefe de un pelotón de la compañía del Segundo Tercio y estaba encargado de las transmisiones de los BMR’s, los vehículos blindados de seis ruedas.

P.- Aunque han pasado ocho años desde lo sucedido en aquel febrero, ¿cómo recuerda el lamentable episodio?

R.- La verdad es que lo recuerdo todos los días porque no perdí el conocimiento. A veces lo pienso con tristeza por todo lo que me pasó y lo que me lleva arrastrando durante tantos años pero también la mayoría de las veces lo recuerdo con alegría porque supongo que, de cada diez veces, posiblemente ocho me hubiera matado por lo que tengo esa sensación agridulce, casi más positiva que negativa.

P.- Varios partes de lesiones del Hospital Militar de Ceuta así como del médico forense de los juzgados ceutíes acreditaron las lesiones y daños que, en su día, marcaron su condición física pero, actualmente, ¿en qué le han repercutido?

R.- Tengo limitaciones físicas que, desde 2002, no me permiten hacer deportes de riesgo; sólo puedo andar a paso suave y no de forma continuada. Incluso en mi vida diaria me veo limitado ya que tengo un niño pequeño y no puedo hacer con él todo lo que desearía. Además, a nivel profesional, no puedo estar en unidades de primera línea, que ocupaba antes del accidente, y he tenido que bajar el listón accediendo a puestos que no me supongan gran esfuerzo físico porque no puedo con ellos. Me duele no poder hacer lo que me hubiera gustado con la consecuente repercusión en el ámbito de los ascensos ya que paso las pruebas con notas muy bajas. Lamentablemente, nadie se acuerda de aquel accidente que estuvo a punto de matarme y perder una pierda, sólo ven lo que evalúan en ese momento.

P.- Los daños no se le han reparado, puesto que no ha recibido los 70.0000 euros de indemnización, y a nivel psicológico tampoco le han recompensado, ¿verdad?

R.- De ninguna manera. En otras ocasiones hay quienes han sufrido daños parecidos y tienen medallas de sufrimiento o una serie de cosas que, en mi caso, la Administración o el Ministerio de Defensa ha olvidado. Evidentemente, van pasando los días y esto se va perdiendo, meses de hospital y silla de ruedas, y las instituciones no se acuerdan de ti como ocurría el primer di. Eso es una de las cosas más dolorosas, el ver cómo se van olvidando de uno.

P.- La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional es la que tiene ahora mismo en sus manos este procedimiento, por cuyos daños nadie ha respondido de momento, ¿cual fue el origen de esta causa?

R.- Hubo un juicio en el que se determinó que un miembro de las Fuerzas Armadas había sido el responsable de lo que me había pasado, por ello fue declarado condenado. Pero a mí no se me permitió presentarme como acusación particular. Y acudí como testigo para declarar contra el conductor del BMR que me atropelló. Aunque no sirvió de mucho puesto que yo me encontraba de espaldas y noté que me enganchó, luego caí al suelo. Así que ni le vi ni lo escuché. Lo que se pide es que el Ministerio de Defensa responda por los daños causados a uno de sus integrantes, se de cuenta de que hubo una negligencia, también con vistas a la generaciones futuras. Quizás lo físico sea lo más evidente pero la desgracia es que, obviamente, estas lesiones irán a peor cuando cumpla más años, son daños a largo plazo.

P.- Y después de tanto tiempo envuelto en este procedimiento, ¿cree y confía en la Justicia?

R.- Pasan los años y cada vez lo ves todo con más frialdad pero creo que sí, que hay que confiar en la Justicia y esperar una resolución porque no queda otra. Yo, en mi caso, creo que debo creer en ella porque no estoy pidiendo ninguna barbaridad, sin inventarnos nada. Y los efectos sobre mi persona son muy fáciles de cuantificar porque los daños son evidentes.

P.- ¿Cuál sería su deseo actualmente?

R.- Que las Administraciones no fueran tan frías y vieran el daño que se provoca a veces con estos juicios tan largos recordando el accidente todos los días y deteriorando a las personas. Yo seguí luchando por mantenerme en mi trabajo y continuar con mi carrera pero, si nos ponen zancadillas, es más complicado.
 

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