Si uno dice que la vecina del
quinto es fea con cojones, tiene que aguantar las embestidas
de toda la familia feminista reunida, que jamás será vencida
(pareado glorioso); en cambio, si una mujer le dice a uno
que es más feo que Picio, o sea, lo más parecido al director
del ‘Diario As’, la familia feminista reunida, que jamás
será vencida, se ríe a mandíbula batiente.
Un día, de no hace muchos meses, yo le recomendé a una
señora que se tapara un poco, porque tenía muy mala
versación; quiero decir, que escribía palabras feas, y
obscenas, contra el presidente de la ciudad. Y no sé, porque
ya no me acuerdo muy bien de lo acontecido entonces, si le
dije a la señora que estaba prohibido “vecindonear” de tal
manera.
Al día siguiente, la familia feminista reunida y los
progresistas que fingen ser Bakunin, se me echaron
encima con las del Beri; lo que traducido del andaluz
significa con muy malas intenciones. Y me estuvieron dando
fuerte y flojo durante meses. Y hasta firmaron un manifiesto
en el cual me trataron como si yo fuera un maltratador de
tomo y lomo.
Menos mal que uno, curtido ya en mil batallas, y confiando
siempre en la libertad que me conceden los años cumplidos,
en la tranquilidad que me proporciona mi comportamiento con
las féminas durante muchos años y, desde luego, con la
necesidad que tengo asumida de ir cada vez que pueda en
contra de lo políticamente correcto, les hice a todos y a
todas una higa más grande que las que acostumbra a hacer
Luis Aragonés cuando le tocan sus partes más sensibles.
De aquel envite salí ileso y dispuesto a no dar la menor
muestra de flaqueza ante la familia feminista reunida y unos
que se las daban de Bakunin y que deberían asearse más,
debido a que algunos huelen a rancio. Y ‘cantan’ lo
indecible cuando acuden a cualquier conferencia de prensa o
son invitados a participar en cualquier cuchipanda.
Digo algunos. Así que, por favor, procuren no molestarse
quienes tengan la conciencia tranquila, porque se bañan
todos los días y fiestas de guardar. Advertencia que me
parece muy necesaria, pues me consta que la familia
feminista reunida y los ‘bakunistas’ tienen un alto sentido
del corporativismo.
De un corporativismo que suelen usar a medida de sus
caprichos y conveniencias. Por ejemplo: hay una señora (no
sé si será la misma que, meses atrás, le decía impropios al
presidente de la Ciudad; impropios, tales como sinvergüenza,
cobarde y otros adjetivos más propios de verduleras y
verduleros, con mis debidos respetos para ambos) que viene
poniendo a Juan Vivas como chupa de dómine en un
programa de radio. En el cual también participa como
contertulio el propietario de la emisora.
Una señora que si sigue en ese plan, o sea, faltona y
obscena, habrá que ver si su lengua no está afectada por la
clásica crisis posterior al parto. Lo cual es algo tan
natural como también requeridor de tratamiento. Cierto es
que la señora podría argumentar que está en su pleno derecho
de cebarse con un cargo público, que además gana 61.000
euros anuales. Si bien, por esa misma regla de tres, la
señora, que tiene mala versación, debería entender, que,
cuando se le zurre a ella la badana, tampoco estará
legitimada para buscar ayudas entre feministas y ‘bakunistas’.
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