Para proteger y dar seguridad a una posible víctima de malos
tratos, los vigilantes de seguridad deben seguir un extenso
protocolo de actuación que se centra en dos acciones
concretas: “intervenir, si se produce la agresión para
evitar daños y, acto seguido, llamar a la Policía o la
ambulancia, si fuera necesario”. Estos y otros conceptos
fueron ayer abordados por la psicóloga acreditada por el
Ministerio del Interior como experta en la materia en la
Academia Ecos, Ana Belén Núñez, en la primera sesión del
curso sobre ‘Protección y Seguridad en el ámbito de la
violencia de género’, puesto en marcha por UGT-FES.
Según un estudio realizado por el Centro Asesor de la Mujer
(CAM), una de cada 10 mujeres ha recibido algún tipo de
agresión o maltrato, en la mayoría de los casos, por parte
del marido o pareja. “Resulta significativo que una tercera
parte había sufrido agresiones o malos tratos en más de 20
ocasiones. Pero la mitad de ellas no lo denunció. Los
motivos: el miedo al agresor, la desconfianza en la ley y el
mantenimiento de la privacidad”, señaló Núñez.
Estas cifras demuestran que, aunque los departamentos
jurídicos y de trabajo social trabajen cada vez más en
suplir las consecuencias de los malos tratos por razón de
género, la violencia “sigue muy arraigada en amplios
sectores de nuestra sociedad, por lo que el número de
víctimas mortales no se reduce aunque las denuncias
aumenten. Es por ello por lo que tenemos que tratar no sólo
de concienciar sino de instruir a los profesionales”,
apuntó.
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