Puede ser, con la romería de San
Antonio, la fiesta más atractiva, en Ceuta, para grandes y
pequeños, para jóvenes y para personas más entradas en años.
Y es que a la mochila acuden docenas y docenas de personas
que, por un día, aunque el tiempo no acompañe mucho,
prefieren comer al aire libre, en pleno campo, mejor en el
monte, e incluso los más atrevidos intentan dormir fuera de
casa, sin importarles para nada que estamos ya en pleno
otoño y, a veces, con tintes de invierno.
Y no es una fiesta de ayer, hace casi un siglo, años antes
de la Guerra Civil, cuando la juventud de entonces, en
Ceuta, decidió irse separando de la tradicional jornada de
visita al cementerio, para marcharse, a su aire, al campo y
vivir allí un día muy especial, muy distante de lo que es,
ese día precisamente, la visita en el cementerio a aquellos
seres queridos que ya nos habían abandonado.
Un cambio total, algo que en nada se parece a lo anterior y
que ha pervivido, y cada vez más, en nuestra tierra.
Y es que, todo hay que decirlo, si la visita al cementerio
lleva aparejados unos gastos sabrosos, con unos ingresos,
más de los normales, para las floristería, la marcha al
monte, con la mochila, también deja unos buenos dividendos
en otro tipo de establecimientos o en los puestos de
productos de la época, como frutos secos, castañas, higos
... y otra serie de chucherías que, en estos dos o tres
días, se venden más que en todo el año restante.
Volvemos a lo mismo de siempre, son fiestas, en un sentido o
en el otro, en teoría, tradicionales pero, en la práctica,
comerciales y muy rentables.
En repetidas ocasiones, aquí mismo, he hablado de esa
“excursión” al campo o al monte, aunque en Ceuta tenemos que
añadir, también, la posible acampada en plena playa.
Días pasados, veíamos como los servicios de la Guardia Civil
no estaban permitiendo, con razón, la acampada en algunas
playas, en el Chorrillo, para ser más exactos.
Eso, de momento, se ha superado y salvo en lugares de la
propia playa que pueden ser peligrosos, en todas las demás
partes, para no alejarse tanto de sus casas, también, podrán
acampar.
Es un día en el que, en ese sentido, se puede hacer una
excepción, sin embargo, con lo que no se podrá, ni se deberá
hacer excepción alguna es con el gamberrismo que, de vez en
cuando, al amparo del atardecer o de la noche, promueven más
de uno y más de dos desalmados, ocasionando molestias e
incomodidades, molestar y ... cosas peores, en muchos casos.
En este aspecto sí que habría que apoyar a la Guardia Civil,
especialmente, por ser en sus dominios donde ciertos
gamberros hacen de las suyas en estos casos.
Y es que con ese gamberreo se intenta romper una tradición
que marca pasar el primero de noviembre, desde por la
mañana, hasta por la tarde, a toda la familia con sus amigos
en el monte.
Ceuta, es cierto, no tiene demasiadas hectáreas de monte o
de campo, pero los ceutíes saben, como pocos, aprovechar
esos metros que tienen, para disfrutar y gozar del aire
libre, con buen tiempo o con una climatología, tan sólo
regular, como este año.
Cualquiera de nosotros, si es que hoy, en nuestro programa,
no tenemos otra cosa mejor que hacer, podremos coger
“nuestra mochila” y disfrutar de ella en el Hacho o en
García Aldave, por ejemplo.
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