Albert Ellis, 1913-2007, EE.UU, considerado por muchos como
el padre de las terapias cognitivas conductuales ,
identificó doce pautas erróneas de pensamiento que suelen
darse entre personalidades patológicas, a saber : necesidad
de ser amado por todos ; la consideración de que uno tiene
que ser eficaz en todas las materias y en todas las
ocasiones; o la creencia de que la felicidad es algo eterno.
Según Ellis estos pensamientos son irracionales,
catastróficos y tienen que ser modificados mediante el
convencimiento irracional de tales creencias. En esta línea
Aaron Beak, 1976, señaló que los errores más frecuentes en
esos individuos son inferencias arbitrarias, abstracción
selectiva, sobregeneralización, magnificación y
minimización.
Albert Ellis ha mantenido en sus discursos que pensar y
sentir son procesos que se entrelazan y pueden hasta
identificarse, mimetizarse, por tanto aconseja eliminar
diálogos internos, irracionales, que conducen a sentimientos
negativos (miedo, tristezas, ira). Por ello propone y
escribe que reconocer un modo irracional de pensar produce
sentimientos negativos, añadiendo que “si pienso bien y se
siguen sentimientos buenos, buena conducta; si pienso bien y
se siguen sentimientos malos, mala conducta; si pienso mal y
se siguen sentimientos malos, conducta indeseable; y si
pienso mal y se siguen sentimientos buenos, sentimientos
inexplicables”.
Una fase de la terapia de Albert Ellis consiste en detener
los pensamientos negativos dirigiéndose a si mismo a través
de la palabra “basta” o concen-trarse en un objeto delicado
o vivencias felices, enlazando con el axioma de que la
cognición y afectividad están vinculadas en las relaciones
humanas, concluyendo que cuando se fractura el equilibrio de
pensar y sentir las e-mociones se enmascaran o sobresalen.
Por tanto pensar y sentir son procesos que tienden a
coincidir. No es cuestión banal preguntar a los sentimientos
por ciertos estímulos, personas o conductas singulares.
Consecuentemente convendría cambiar los diálogos internos y
eliminar así sentimientos negativos y/o pensamientos de ese
cariz. De ahí la conveniencia de reconocer ciertos modos
irracionales de pensar e interpretar diálogos internos, y no
vivir con temores, recomendando a quien es sujeto de los
mismos a la promoción de stop/detener pensamientos negativos
que destruyen la personalidad.
Y además, los sentimientos se aprenden, luego pueden ser
modificados. En este orden la teoría racional/emotiva
aconseja aceptar los sentimientos como algo propio, sin
ocultarlos o negarlos; prestar atención a las reacciones
corporales que provocan los sentimientos que fueren y
entender su lenguaje; equilibrando su espontaneidad y
controlar las emociones; vivir los sentimientos con la
intensidad que ellos exijan; no juzgar a los sentimientos
como lógico e ilógicos, admitiendo sin más su desarrollo
espontáneo; y nunca usar a los sentimientos como esgrima
para obligar a otros a comportarse según deseos propios.
Conviene, por consiguiente, eliminar diálogos internos
irracionales cuando estos constituyen una amenaza, que
conducen a sentimientos negativos. Por tanto el primer paso
consiste en reconocer la manera irracional de pensar cuando
por ese procedimiento se producen sentimientos negativos.
En este orden postulo que en el ámbito escolar,
singularmente entre maestros y resto de cuerpos docentes ,se
tenga en cuenta cualquier metodología que implemente
sentimientos y emociones en el sentido de que favorezcan
equilibrio y armonía en la personalidad , al mismo tiempo
que faciliten convivencia , y nunca , repito nunca , ubicar
los sentimientos a sotamano de los pensamientos que en los
recintos escolares se instruyan.
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