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OPINIÓN - DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 25


Leo unas declaraciones de Rafael Atencia -de Seguros Atencia y Sanz-, relacionadas con el caso de Ebania, la empresa que vendió los muebles al conservatorio de música. Y me veo obligado a leerla, una y otra vez, a fin de convencerme de que este hombre está en su sano juicio. Y parece ser que sí. Que el hombre, Rafael Atencia –de Seguros Atencia- está convencido de que Juan Vivas ha sido quien hizo posible que se llevara a cabo la venta de muebles por parte de Ebania y Decoración Muebles Arjona (Indemar). Y no tiene el menor empacho en propalar que el presidente de la Ciudad se dedica los fines de semanas a viajar a la búsqueda de empresarios que sean capaces de invertir en la ciudad. A Rafael Atencia, al margen de otras necedades que dice en sus declaraciones, convendría recordarle que en esta ciudad cada vez hay menos tontos y sí muchos individuos dispuestos a llevárselo calentito por la cara. De seguir haciendo semejantes declaraciones, podríamos empezar a pensar mal de él.

MARTES. 26

Isidro Hurtado de Mendoza y Manolo Gómez Hoyo llaman mi atención en pleno centro. Y decidimos que lo mejor es tomar el aperitivo en una cafetería cercana. Y allí comenzamos a charlar de cuanto se va encartando. De fútbol, porque es el momento apropiado, dado que nos visita el Fútbol Club Barcelona; de toros, que los hay, aunque estemos en pleno otoño; y de la política local. Me anuncian que está a punto de caer un hombre importante del Gobierno, si bien no es diputado. Y entiendo que esta persona haga mutis por el foro antes de que la obliguen a dimitir. Pues ha cometido demasiados errores como para continuar en su puesto. Isidro me dice que si estoy dispuesto a ayudar a esta persona, una vez más, y le digo que no. Que estoy ya cansado de defender a individuos cuyos comportamientos no merecen más que un desprecio continuado. Gómez Hoyo, en vista de mi respuesta, me dice que se me nota muchísimo que estoy harto de aguantar carros y carretas. Llamo al camarero, pago las copas, y me doy el piro, tras decirles adiós.

MIÉRCOLES. 27

En la calle no se habla de otra cosa que no sea del partido jugado ayer entre la Asociación Deportiva Ceuta y el Fútbol Club Barcelona. Un acontecimiento del que disfruté plenamente. Y que me sirvió para comprobar, una vez más, que los sistemas tácticos son todos buenos siempre y cuando sean tan sencillos como bien llevados a la práctica por los futbolistas. Verdad de Perogrullo. Hoy, como no podía ser de otra forma, ha habido entendidos en la materia que han querido hablar de fútbol conmigo. Y con ellos he mantenido una especie de coloquio en una sobremesa. Lo mejor del asunto, créanme, es que alguien como yo, con tantos años vividos, les hable de un fútbol moderno que ellos también conciben. Pero de cuestiones tácticas no creo que deba yo escribir en este espacio. Primero porque no es el sitio; y después, porque no quiero herir susceptibilidades. Ahora bien, como yo deseo que la ADC gane muchos partidos y ascienda, por razones que son mas que conocidas, en cualquier momento se me puede desatar la lengua y tendrán que oírme los que no quieren que se les diga que se están equivocando. A ver si es posible que se enmienden yerros aun ganando. Ya que los errores en los momentos de victorias son los causantes de las derrotas siguientes. En el fútbol, como en todos los órdenes de la vida, hay que saber por qué se gana y por qué se pierde. Pues eso...

JUEVES. 28


Coincido en el Hotel Tryp con los propietarios de la empresa Áridos y Transportes del Estrecho S.A. Y, como otras veces que hemos compartido tertulia, hablamos de cuestiones variadas. Hoy, cuando sale a relucir en la conversación el tema futbolístico, ellos me recuerdan que en su empresa está trabajando un empleado modélico que fue compañero mío como jugador. Se refieren a Miguel Bernal Álvarez. Quien, siendo muy joven, fue fichado por el Jerez Industrial, cuando el equipo jerezano competía en Segunda División A. Bernal, pequeño de estatura, pero grande en el terreno de juego, vio truncada su oportunidad de jugar en el Industrial porque en su sitio había un futbolista extraordinario: Yeyo. Cedido al Rota, por aquel entonces equipo de Tercera División, lo más parecido a la Segunda División B actual, Miguel Bernal demostró sus cualidades. Y fue mimado por la afición del lugar. Y yo tuve la oportunidad, cuando estaba a punto de sentarme ya en los banquillos, de conocer a un magnífico futbolista y a una extraordinaria persona.

VIERNES. 29


No pocas veces he dicho que me suelo levantar muy temprano. Cuando aún es de noche. Y que lo hago para caminar. Una obligación necesaria para alguien que, como yo, se pasa muchas horas sentado. Y lo primero que hago, a prima mañana, es encender el ordenador para enchufarme a la internet. Hoy he vuelto a encontrarme con que mi columna, ‘El oasis’, estaba bloqueada. Y ya son tres las veces que el error se ha repetido en apenas dos meses. Por lo que estoy legitimado para pensar que pueda haber alguien en la Casa, es decir, en este periódico, que hace esa maniobra adrede para ver si a mí la malaleche no me sale refrigerada. Pues como es bien sabido que yo trato, debido a mi edad, no tenerle miedo al miedo, ese alguien espera que ponga el grito en el cielo. Con toda la razón del mundo. La misma que han tenido los varios conocidos y lectores míos, en distintos puntos de Andalucía, al llamarme para decirme que no podían adentrarse en la columna.

SÁBADO. 30


Llevo ya cierto tiempo sin tropezarme por la calle con Clemente Cerdeira García de la Torre. Lo cual me preocupa. Así que tendré que preguntar cuanto antes por la salud de quien nunca ha dejado de patearse la ciudad todos los días y fiestas de guardar. Mi amistad con Clemente se fue forjando sin prisas pero sin pausas. Hasta que un día nos dimos cuenta de que nos gustaba, en cuanto nos veíamos, pararnos a charlar. Intercambiar impresiones. Y, por qué no decirlo, a regalarnos el oído. Días atrás, me enteré de que una plaza de Ceuta había sido rotulada con el nombre de María del Carmen Cerdeira Morterero -hija de Clemente-, y lo primero que pensé fue en su padre. En mi amigo. Y me hubiera gustado verle para darle un abrazo emocionado. Y seguramente me habría permitido la licencia, sin caer en sensiblerías trasnochadas, de recordarle pasajes de una María del Carmen vividos por mí. Con el fin de mantenerla siempre presente. Pero, como ya he dicho, llevo cierto tiempo sin hallarme con Clemente. Y, además de serme imposible hablar con él, me preocupa no verle caminar por la ciudad.
 

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