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sociedad - DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010


las familias acuden al monte. archivo.

REPORTAJE/ TRADICIONES CEUTÍES
 

“Mi mochila se la come mi barriga”

Fue a partir de 19:30 cuando los
jóvenes se desvincularon de la tradicional jornada del cementerio y se convierte
esta fiesta en un evento puramente lúdico llamado ‘Día de la mochila’
 

CEUTA
Marta Labella

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La costumbre de visitar los cementerios a primeros de noviembre es tradicional en la cultura cristiana de muchos países. Es más, otras religiones como la islámica y la judaica tienen también sus romerías y festividades equivalentes.

Durante siglos, Ceuta enterró a sus antepasados en el interior de las iglesias y cementerios que las rodeaban. Contaban con el cementerio de San Francisco, de Los Remedios y de la Catedral, pero también se enterraban en los claustros de los conventos y el interior de ermitas e iglesias.

En 1787 se promulgó una real pragmática prohibiendo el enterramiento en el interior de las ciudades y la obligación de construir cementerios fuera de poblado. La búsqueda de un lugar adecuado en Ceuta no fue fácil. Primero se estudió el emplazamiento en las inmediaciones de la ermita del Valle y luego se optó por construir un pequeño cementerio en Las Heras, inaugurado en 1822, luego reemplazado por el actual de Santa Catalina en 1830.

Según relata el Cronista Oficial de la Ciudad, José Luis Gómez Barceló, Desde ese momento, la visita al cementerio se convierte en una verdadera excursión, que había que hacer a pie y se aprovechaba, cuando había buen tiempo, para pasar el día en las inmediaciones. En los últimos años del siglo XIX se construyó un merendero para concentrar a muchas de estas personas. Fue también en esos años cuando algunos centros docentes, en especial el Colegio Santa Ana, participan en diferentes festividades locales, como el Carnaval, en los cuales se puede ver el germen de esos grupos de jóvenes que salen al campo a pasar la jornada con su talega de tela en la que se llevaban bocadillos, fruta, frutos secos y bebidas.

La fundación, en 1907 de los Exploradores de España, acogida en Ceuta con verdadero interés, dará lugar a la institución de la fiesta. Son esos grupos de jóvenes uniformados, que contaban con varias casas-cuartel y banda de música, los que desfilan al entrar y salir de la ciudad cantando: “Mi mochila, mi mochila, mi mochila, no se la come el gato ni la gallina, sólo se la come mi barriga”.

La ocasión de salir al Hacho, hasta los años 30 vedado en buena parte a los civiles por ser terrenos del Ejército, o al Campo Exterior, todavía ligado en la memoria a las amenazas bélicas, eran toda una fiesta. Es por tanto ese momento en el que los jóvenes desvinculan la jornada del cementerio y, por tanto, en que se convierte en un evento puramente lúdico.

Frutos secos

Con respecto a por qué se llevan frutos secos, hay que pensar que en otras épocas los días festivos no laborables eran pocos y que el atractivo, en especial para poblaciones fortificadas y plazas militares, de pasar el día en el campo era mucho.

Coincide el momento con la llegada de las frutas de invierno y los frutos secos, que normalmente venían cargados en los barcos que se llevaban a la emigración temporal malagueña que había pasado los meses anteriores laborando en la Almadraba.

Tosantos es la modalidad campogibraltareña de la fiesta, que no lleva consigo la característica salida al campo, pero esta sí está en la fiesta del saquito que celebran en las Azores y las Terceiras.
 

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