Dos semanas de preparación del plan, reuniones al más alto
nivel y también para establecer los más mínimos detalles, 15
horas de trabajo ininterrumpidas y 65 agentes del Cuerpo
Nacional de Policía (CPN) de uniforme: estos son algunos de
los datos del dispositivo de seguridad desplegado el pasado
día 26 con motivo del desembarco en Ceuta del Barça. El
mejor equipo del mundo trae consigo todo tipo de posibles
incidencias protagonizadas por quienes puedan querer
aprovechar su “tirón mediático” para llamar la atención. No
era un partido de alto riesgo, pero se trató como tal y EL
PUEBLO recoge ese otro lado del Ceuta-Barça.
Un trabajo “enorme”. Así define el jefe superior de Policía
de la ciudad, José Luis Torres, la labor de planificación
del operativo especial que, bajo su responsabilidad
-delegada por el representante del Gobierno central, José
Fernández Chacón- se desarrolló en Ceuta el pasado día 26
con motivo del encuentro que enfrentó al Ceuta con el Barça.
El considerado mejor equipo del mundo, que en su visita a la
ciudad autónoma fue seguido por 4 millones de espectadores
de televisión, movilizó en Ceuta no sólo a miles de
aficionados, sino a todas las Brigadas del Cuerpo Nacional
de Policía. EL PUEBLO ha tenido la oportunidad de conocer,
por parte de los máximos responsables, todos los pormenores
de este especial despliegue, en el que “hay que trabajar con
la hipótesis de que alguien quiera aprovechar el tirón
mediático” de estas estrellas del fútbol para llamar la
atención.
El diseño del operativo supuso dos semanas de intenso
trabajo por parte de quien, a su vez, asumió esta
responsabilidad por delegación del jefe Superior, el
coordinador de Seguridad, tarea que ha desempeñado un
inspector especializado en Dirección y Mando de Unidades de
Intervención y en control de masas y con una amplísima
experiencia en este campo.
El primer contacto del responsable del operativo es con el
jefe de Seguridad del Barcelona y también, de forma más
tangencial, con la policía autonómica catalana, los Mossos
d’Escuadra. El coordinador de Seguridad está también en
continuo contacto con la Oficina Nacional Central de
Deporte, dependiente de la Comisaría General de Seguridad
Ciudadana del CNP.
“El plan se cierra, se comprueba y se hacen simulacros de
todos los itinerarios”, señala el inspector. En el capítulo
de los recorridos es cuando sale a relucir el trabajo de
coordinación con la Policía Local, que puso vehículos guía a
la comitiva y que tiene la responsabilidad de la regulación
del tráfico, para lo cual apostó a agentes en todas las
rotondas de los recorridos, que también tienen calculadas
las alternativas posibles. “Para evitar cualquier problema
de tráfico tiene que haber siempre una vía libre”, recalca.
“Hasta el mínimo detalle”
En este tipo de operativos se desciende “al más mínimo
detalle” para que -tal como sucedió en este caso- “todo
fluya”. Había por ejemplo un obstáculo en las puertas del
hotel en el que los jugadores y directivos del Barça
recalaron por unas horas y almorzaron, el Parador la
Muralla. El problema era una pequeña mediana y unos
contenedores que impedían realizar de manera adecuada la
maniobra del autobús que los traía desde el helipuerto.
“Hubo que contactar con la Ciudad para que colaborara en la
retirada de los obstáculos”, relata, nombrando de nuevo a la
otra administración colaboradora.
Pero antes de llegar a ese instante se han establecido de
forma precisa una serie de mecanismos que comienzan en el
momento en que el CNP asume la responsabilidad de
planificación, coordinación y control de las actuaciones, en
base a la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia,
el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte,
cuyo reglamento de desarrollo está vigente desde el pasado
mes de marzo. “Toda esta reglamentación viene desde el
suceso de Heysel”, relata el experto en referencia a la
avalancha que en 1985 acabó con la vida de 39 aficionados en
el estadio de Bruselas.
En el caso de Ceuta hubo que aplicar las modernas técnicas
de “estabilización de masas”, pues “aunque 6.000 personas
puedan parecer pocas, cualquier movimiento brusco de una de
ellas puede provocar un grave problema”. Por ello, el
responsable del operativo reconoce que no vio el partido:
hay que estar “leyendo” la grada. Uno de los principales
problemas durante el encuentro estaba en los córners y el
deseo de algunos aficionados de aprovecharlos para
fotografiar con los móviles de cerca a los jugadores. “Esos
movimientos -indica- hubo que cortarlos de raíz”.
El segundo paso que se dio tras la asunción de la
responsabilidad por el CNP fue la convocatoria por parte del
delegado del Gobierno de una reunión con todos los posibles
actores, todas aquellas instituciones con responsabilidad o
con algún plan a desarrollar dentro del dispositivo, desde
la Ciudad Autónoma a los representantes del Ceuta.
En el plano técnico y ejecutivo, el coordinador de Seguridad
mantiene permanentemente informada a la cadena de mando para
su supervisión. El plan hubo de pasar el visto bueno del
jefe de la Unidad de Coordinación Territorial, el 2º Jefe o
comisario principal, Jaime Castellví.
La seguridad operativa se estudia en otras reuniones, una de
ellas con la Policía Local y la seguridad privada contratada
por el Barça. En coordinación con el club ceutí y con el
Instituto Ceutí de Deportes (ICD) se llevó a cabo un control
exhaustivo de acceso al campo. Se instalaron tornos y las
entradas llevaban un holograma, con el objetivo de saber en
todo momento cuánta gente había en el ‘Alfonso Murube’ e
incluso en cada grada, algo para lo que “la colaboración ha
sido importante con la directiva del club”. Para impedir que
se introdujeran objetos contundentes o punzantes, así como
pancartas u otros elementos similares ajenos a la
celebración deportiva, se empleó una paleta detectora de
metales y se revisaron los bolsos y mochilas. “El reglamento
es muy perativo, si se cumple no tiene por qué haber
problemas, aunque siempre se puede escapar algo”, afirma el
responsable del plan de seguridad. Este control se extendió,
por la peculiaridad de Ceuta y en colaboración con la
Guardia Civil, a la frontera con el vecino país, desde el
que se desplazaron multitud de seguidores del Barça.
Con los servicios de emergencia, Bomberos, Cruz Roja y
Protección Civil, se estudió el correspondiente despliegue.
Por parte sanitaria había tres ambulancias y un equipo de
intervención de Cruz Roja en cada grada. La Unidad
Medicalizada tuvo que intervenir ante la lesión de uno de
los jugadores visitantes, Jeffren. También había prevista
una puerta de evacuación para que en caso necesario se
llevara a cabo un desalojo lo más ordenado posible sin
aplastamientos.
“Aunque no tenía la consideración de partido de alto riesgo,
se le dio ese tratamiento ante la contingencia de que
pudiera venir un grupo de seguidores con intención de armar
bronca”. De hecho, hubo que actuar para contener a entre 40
y 50 jóvenes que intentaron acceder al campo sin entrada.
En cuanto a los servicios del Cuerpo Nacional de Policía
todas las Brigadas de la Jefatura intervinieron, porque cada
una “tiene cometidos que pueden resultar interesantes” en un
operativo de esta naturaleza. Así, participaron desde el
servicio de información a la policía judicial, pasando por
los Tedax y guías caninos, que hicieron una requisa del
interior y exterior del estadio y de todos los itinerarios.
Quince horas
El dispositivo entró en fase de inicio a las 9.00 horas y se
dio por terminado a las 0.45, con la salida de los últimos
miembros del Barça en helicóptero. La entrada y salida de
los visitantes se cierra con el equipo de la UIP (Unidad de
Intervención Policial). Fueron 15 horas de trabajo
ininterrumpido, con turnos sólo para comer. Un total de 65
policías uniformados formaron parte del operativo visible.
En el campo, y ante la preocupación por una posible
avalancha hubo que “limpiar” la grada sur de gente, aunque
durante el encuentro no hubo incidentes reseñables. El
control llega incluso hasta el detalle de contar los
asientos de cada grada y se colabora con la seguridad
privada para evitar cualquier invasión del campo. “Se dijo
que al final del partido la hubo, pero no fue así, sólo
salió la gente que estaba en el césped, identificada por el
club”.
Tampoco hubo incidencias en el acompañamiento del cuarteto
arbitral, que al igual que los equipos, estaba “blindado”
por un pasillo de seguridad en su acceso a los vestuarios.
El trabajo de la Policía Nacional finalizó a pie de pista en
el helipuerto, pues una vez en ella, la expedición culé
pasaba a ser responsabilidad de la Guardia Civil.
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“Es mucho más que un partido de fútbol, además de un tema
policial, es una cuestión de sensibilidad”
Muy destacable es, en opinión de
los responsables del Operativo desplegado en Ceuta el pasado
día 26, la “extraordinaria colaboración” de todas las
personas implicadas “desde el más alto representante al
operario anónimo”. “Continuamente están confluyendo
administraciones, y en el engranaje es importante desde el
operario que coloca una valla, pues si lo hace bien, todo va
fluyendo bien”. En palabras de quien dirigió el dispositivo,
lo que se desarrollaba ese día en la ciudad era “mucho más
que un partido de fútbol”, “además de un tema policial es
una cuestión de sensibilidad”, concluía. “El Cuerpo Nacional
de Policía es el primer y último responsable, pero no actúa
sólo”, apunta en el mismo sentido el inspector, quien hace
hincapié en que en este tipo de operativos cuenta “hasta el
último detalle”. Por ejemplo, el conductor del autobús del
Barça tenía instrucciones “absolutamente precisas” sobre
cómo estacionar el vehículo a las puertas de los vestuarios,
con maniobras ajustadas al milímetro, de modo que se creara
una zona estanca que, eso sí, no impidiera la proximidad del
público.
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