Médicos Sin Fronteras (MSF) expresó ayer su profunda
preocupación por el deterioro de la situación médica y
humanitaria de los inmigrantes subsaharianos en Marruecos,
“debido a la intensificación de las redadas y expulsiones
masivas llevadas a cabo recientemente por las fuerzas
policiales marroquíes”.
A través de una nota de prensa, afirma que cientos de
migrantes, entre ellos mujeres y niños, fueron deportados a
“tierra de nadie”, en la frontera entre Marruecos y Argelia,
y “abandonados allí durante la noche sin comida ni agua”.
MSF afirma que las incursiones policiales se llevaron a cabo
entre el 19 de agosto y el de 10 de septiembre en diferentes
ciudades de Marruecos como Oujda, Alhucemas, Nador, Tánger,
Rabat, Casablanca y Fez. En muchas de estas redadas, la
policía hizo uso de excavadoras y en Nador incluso de
helicópteros, “destruyendo las tiendas de campaña, las casas
de los migrantes y sus pertenencias personales”. Se estima
que entre 600 y 700 migrantes fueron detenidos durante estas
redadas y llevados posteriormente a la frontera entre
Marruecos y Argelia, “donde quedaron abandonados a su suerte
sin comida ni agua”.
Entre ellos había niños y mujeres, algunas de ellas
embarazadas, y personas con problemas médicos y lesiones,
muchas de ellas directa o indirectamente relacionadas con
las redadas policiales. Su única alternativa en esas
condiciones, asegura MSF, era regresar a Oujda a pie o
tratar de pasar a Argelia. Al haber sido abandonados allí en
mitad de la noche, corrían además el riesgo de ser atacados
y robados por los bandidos y contrabandistas que operan en
la zona. Los que lograron llegar de vuelta a Oujda están
ahora en una situación de completa indigencia, pues no
tienen absolutamente nada, finaliza MSF.
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