Les habla una espectadora experta
en broncas monumentales. De esas que se originan en
barriadas “complicadillas”, de las que tenemos tantas en
esta piel de toro de nuestro corazón. Pero a las que les
meten “fuerte” porque no he conocido a ningún Subdelegado de
Gobierno (aquí son subdelegados) que permita que, los
broncosos, le toquen los cojones a la policía.
Crearía un precedente. Y mejor no crearlo, porque luego los
ciudadanos que madrugan se mosquean y echan pestilencias de
los políticos, porque no son capaces de mantener la
seguridad ciudadana. Y esa seguridad es la condición
indispensable para que fructifique y se desenvuelva el
derecho a la libertad del contingente la buena gente que
también vive en esos enclaves. Lógico que, si un fenómeno
como el ex comisario de Málaga y de Melilla, Florentino
Villabona, fuera Delegado de Gobierno, aquí no se movía ni
una mosca sin que le leyeran sus derechos. Pero Tino es un
profesional. Y el Comisario de Ceuta es un profesional. Pero
los Delegados de Gobierno son cargos políticos y no tienen
por qué conocer al dedillo los intríngulis del
funcionamiento de “todos” los temas. Y el de Ceuta lo hace
lo mejor que puede y no lo hace mal. Solo que supongo que
tiene que darles a las FOP todo su espacio y dejarlas
actuar, que ellas solitas saben.
Y todo esto viene a cuenta de las algaradas en la barriada
del Príncipe Felipe. Como aquí, en Málaga, las ha habido en
la Palmilla, los Asperones, la Corta, las Castañetas o
sectores del Palo. No sé como llegarán allí, en Ceuta, pero
aquí acordonan barriadas enteras y entran con los furgones y
vestidos, parece que de negro, con los cascos y las mazas
para tirar las puertas ¡pumba! ¡Y venga a meter a gente en
los furgones! Igualito que en Francia o en Bélgica. Me
acuerdo yo de cuando fueron a detener a una persona, el tío
Juan, en las Cuevas, que estaba la familia viendo la
televisión y entraron unos tíos que parecían roperos con las
puertas abiertas y que llevaban unos cascos con luces en la
cabeza y con ametralladoras ¡Poderío!. Se llevaron al tío
Juan y en la barriada, ni se movió una mosca, ni se alzaron
voces interesadas clamando contra el racismo y eso que allí
son todos gitanos.
Pero los gitanos saben que, la raza no es excusa para hacer
trajines impunemente y ni se les ocurre levantar el fantasma
del “rassismo” cuando entra la policía. Eso sí, se dice lo
normal, tipo ¡los cojones para la ETA! Y tipo ¡Irse a por
los catalanes cuando revientan los escaparates para robar y
no tenéis huevos de coger más que a cuatro y son mil! Y los
del barrio se sienten infelices porque se sienten
maltratados con respecto a otros folloneros, maleantes y
delincuentes con más suerte. Todos dicen que en Cataluña se
maja a palos a un guardia y no pasa nada, pero que, en
Andalucía, hay más orden y en Madrid también y si le das a
un guardia o a un picoleto te meten la mundial y chupas reja
una buena temporada porque los jueces le ponen muchas
pelotas a esos temas. ¿Se quejan los policías de Ceuta por
quejarse? En absoluto. Lo de la barriada del Príncipe Felipe
“no puede pasar aquí”. Eso es imposible. Que se escape un
preso puede pasar y ha pasado. Muchas veces. Parte de la
barriada se amotina y el tío se larga. Pero luego llegan
“los de los cascos y las metralletas”, que una gitanita
decía “Su prima, que paice que no s´acaban nunca ¡y vengan
tíos! Como el Mazinger ¡Qué susto, su prima que no se le ven
las caras! ¡No tien mala leche los jambos!” Y los
helicópteros de la policía echando las luces. Todo muy
impresionante y un cordón policial de narices. Por orden
público y un poquito por vanidad, porque la policía y los
jefes saben que no hay nada que entusiasme más a la
ciudadanía que un buen despliegue policial y un centenar de
detenciones. Y del centenar noventa y nueve para la prisión
y el que hace cien se queda en libertad porque es un
engancháo que pasaba por allí para comprarse una paquetilla.
¿Y los registros? Bloques enteros buscando armas, drogas y
al gato del cuarto que anda metido en malas compañías. Y la
gente buena del lugar desagraviada y encantada de la vida.
Y cuando las redadas son numerosas, si andan estrechos en
Alhaurín les derivan para otras cárceles ¿Será por cárceles
en España?. Me pregunto yo si, en los alborotos ceutíes
llegaron como llegan aquí “los de los cascos y las
metralletas” (Me autorizan a dar un nombre) O si llegaron a
las casas con las metralletas y los cascos que llevan luz y
dan susto al miedo como cuando fueron a detener al tío Juan
Fernández en las Cuevas, que la familia creía que eran
kosovares que iban a robarles y por poco les da un patatús.
¡Y de griterío y empujones lo mínimo! Porque empiezan a
meter gente en los furgones y no tienen fin y luego meten
los controles y no hay quien entre ni salga, tiempo y
tiempo, sin que le desmonten el coche y le tecleen la
identidad en el ordenador.
El secreto del asunto y el intríngulis consiste en que, del
lugar conflictivo, desaparezca absolutamente la sensación de
impunidad, para alivio de la gente honesta del barrio. Aquí
en España el quid de la cuestión reside en gran cantidad de
furgones y decenas de detenciones, muchos Autos de Prisión y
mucho “apretar y apretar” y les juro por la última bocaná de
mis muertos que no existe político o politicucho alguno ni
onegetista de pacotilla que se tercie capaz de dar la cara
por personas que han cometido un delito. Porque entonces se
les considera que apoyan y encubren hechos delictivos y que
son tan golfos como los detenidos ¿Y quien se va a fiar de
uno que apoya el delito? Por aquello de “cada oveja con su
pareja” se comenta entonces “Les defiende y da la cara
porque pronto le va a tocar a él”.
Yo opino que, lo sensato sería contar con muchos furgones y
muchos tipos con cascos con luces para los controles
continuados, muchos Autos de Registro, muchas detenciones
simultáneas y un público desagravio a la Policía Ceutí por
parte de toda la sociedad, por parte de la España que
madruga. Un acto emocionante donde se condecore a los
policías. Y como colofón, la llegada de los furgones y de
los cascos con luces y la irrupción de las mazas.
El desagravio no son cuatro frases políticamente correctas.
Con eso tan solo se consigue agraviar a dos: a la Policía y
a la sociedad. El desagravio es el supremo homenaje de pedir
refuerzos y dejar a nuestra gente, a nuestra Policía actuar.
¿Qué vienen las elecciones? ¿Es que ustedes piensan que
quienes delinquen votan? Y si votan, más vale honra sin
barcos, que barcos sin honra.
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