| 
                     
					 
					Dar ejemplos de defensa, por parte del Gobierno de Ceuta, de 
					los intereses generales de los ceutíes por encima de los 
					intereses partidistas supondría un espacio tan numeroso que 
					no tendríamos espacio suficiente en este artículo. En los 
					últimos días se ha comprobado cómo mientras el Gobierno del 
					presidente Vivas ofrece nuevamente la mano tendida al 
					Gobierno central para comprar terrenos que permitan la 
					construcción de nuevos colegios y del nuevo Palacio de 
					Justicia, la UDCE tomó el camino que intuíamos y no acudió a 
					la sesión plenaria de ayer viernes, proyectando una defensa 
					de sus intereses partidistas.  
					 
					Pero a los pocos días todos los ceutíes observaron un nuevo 
					botón de muestra ante las negociaciones realizadas con el 
					PSOE para aplazar la toma en consideración de la iniciativa 
					legislativa para incrementar las bonificaciones de la 
					Seguridad Social y su extensión al tejido económico ceutí 
					ante la certeza que fuera rechazado en el Congreso de los 
					Diputados.  
					 
					Si el Gobierno del presidente Vivas defendiera el interés 
					partidista se mostraría encantado con esa intervención que 
					se había previsto para el día 26 ante el pleno del Congreso 
					de los Diputados. El presidente Vivas; el portavoz de la 
					UDCE, Mohamed Alí y la portavoz del PSOE, Inmaculada Ramírez 
					subirían al estrado y defenderían la unanimidad de las 
					fuerzas políticas de la Asamblea apoyando la iniciativa 
					legislativa. Luego, se sometería a votación y se perdería la 
					misma, porque el PSOE advirtió que no apoyaría la extensión 
					a todas las empresas de nuestra ciudad. Se cerraría el 
					proceso parlamentario, no se conseguirían los objetivos que 
					marcaron la presentación de la iniciativa, pero el Gobierno 
					ceutí saldría limpio como una patena. El problema sería para 
					el PSOE, porque existiría contradicción entre el apoyo del 
					grupo parlamentario socialista en la Asamblea autonómica de 
					Ceuta y el voto en contra del grupo parlamentario socialista 
					en el Congreso de los Diputados. Además, ese voto negativo 
					iría igualmente en contra de una acción política que 
					incluyeron en su programa electoral en el año 2004. Las 
					críticas contra el PSOE caerían por su propio peso. 
					 
					Pero como el Gobierno del presidente Vivas defiende el 
					interés general por encima del partidista, porque ese es el 
					mandato recibido por parte de la gran mayoría del pueblo de 
					Ceuta, tiende la mano y ante el previsible rechazo apoya, en 
					primer lugar, un aplazamiento de la toma en consideración de 
					la iniciativa ante el Congreso de los Diputados. A partir de 
					ahí, comprueba cual es el grado de consenso de la medida 
					tanto con la Administración estatal como con el PSOE y 
					comprueba que la diferencia está únicamente en que no se 
					acepta una extensión de la medida a todos los sectores 
					económicos. No tiene ningún reparo en abrir un período de 
					negociaciones con la administración estatal para sentar un 
					acuerdo lógico y se establece que la aprobación tendrá lugar 
					antes del final de la presente legislatura.  
					 
					Porque lo importante es que Ceuta cuente con un incremento 
					de las bonificaciones y que el mayor número de empresas se 
					beneficien. Porque el Gobierno de Juan Jesús Vivas está 
					convencido de la bondad de esta medida: recordemos que fue 
					quien insistió ante la entonces Administración central, en 
					manos del PP, y encontró la oportuna receptividad de 
					establecer una bonificación del cuarenta por ciento y para 
					los cuatro sectores en crisis. Fue quien ha insistido ante 
					el Gobierno del presidente Zapatero en cada ocasión que 
					estaba a punto de establecerse su caducidad, solicitando su 
					prórroga, lo que ha ocurrido en los años 2006, 2008 y 2010. 
					Una medida que afecta a seis mil trabajadores y mil 
					empresas, sin olvidar que creó ochocientos puestos de 
					trabajo desde su entrada en vigor.  
					 
					La lealtad institucional es un sentimiento que el Gobierno 
					de Ceuta practica día a día desde hace diez años. La mano 
					tendida es también una manera de entender la política, 
					porque se entiende que esta tierra no puede perder su 
					conexión con la Administración General del Estado. El 
					interés general obligaba y así se ha hecho a establecer y 
					abrir un período de negociaciones que nos lleve a consolidar 
					legalmente esta medida, que se amplíe hasta el 50% y que 
					llegue al mayor número de empresas ceutíes.  
   |