Una semana más y no será la
última, los ceutíes asistimos atónitos a un nuevo
espectáculo mediático protagonizado por los dos portavoces
de la Coalición Caballas, Mohamed Alí y Juan Luís Aróstegui.
Unos políticos, que argumentan su labor de oposición, única
y exclusivamente en el ancestral proverbio “calumnia y
miente que algo quedará”. Sin ninguna duda, los ciudadanos
experimentaremos ataques de esta índole hasta finales de la
legislatura como consecuencia de la búsqueda permanente del
desgaste del Ejecutivo local cuando, lo realmente productivo
para la sociedad en general sería conocer la alternativa de
Gobierno planteada por esta coalición. Debo puntualizar, que
esta estrategia ha sido rechazada sistemáticamente por los
ceutíes desde 1999 es decir, desde el mismo momento en que
el líder de esta coalición y maestro experimentado en su
utilización fue desalojado por la ciudadanía de la política
local.
Por tanto, una vez más, debo afirmar que las declaraciones
vertidas por esta coalición, junto a la utilización de
calificativos nada apropiados, confirman mis últimas
afirmaciones respecto a que el discurso del líder de la UDCE,
Mohamed Alí, se ha radicalizado como consecuencia de su
acercamiento al “intelectual del insulto y la difamación”.
Sin ninguna duda, la formación progresista localista ha
conseguido fagocitar a la UDCE pero, esta es una cuestión
que deberán valorar, analizar y resolver internamente los
órganos de dirección de esta formación política. No
obstante, el importante cambio experimentado en los últimos
meses en la labor diaria de la primera formación política en
la oposición, esta consiguiendo deslegitimarla ante la
ciudadanía para ejercer dichas labores ya que, han perdido
cualquier indicio de credibilidad al intercambiar la
presentación de sus habituales propuestas alternativas a la
gestión del Ejecutivo por la difamación constante.
Esta semana correspondía acusar al Ejecutivo local de
decidir deliberadamente adjudicar un concurso público para
la adquisición del mobiliario destinado al Conservatorio de
Música de la Manzana del Revellín a una empresa con capital
procedente de Andujar, cuya única empleada en Ceuta es
familiar directo de la persona a quien dirigen las críticas.
Acusan a la empresa en cuestión, Ebania, de abrir sus
puertas meses antes de recibir la licitación y cerrar
completamente su actividad tras entregar y recibir el pago
por la compra de los muebles mencionados. También, añaden a
la acusación, que consiguieron la adjudicación del concurso
a pesar de competir con empresas de mayor envergadura.
Obvian en todo momento, que como todo procedimiento público
de estas características han cumplimentado escrupulosamente
los requisitos exigidos de publicidad, concurrencia,
transparencia, trato igualitario y no discriminatorio. Han
desmentido las declaraciones ofrecidas por el consejero
competente en relación a una posible descoordinación entre
el autor del proyecto y los técnicos que llevan a cabo las
actuaciones finales de la Manzana y para nada han hecho
referencia a los problemas que podría haber causado
desatender las exigencias del redactor del proyecto.
No obstante, en esta ocasión, han introducido un nuevo matiz
en sus declaraciones que las diferencian sustancialmente de
las anteriores puesto que, tras verter las habituales
acusaciones han puntualizado que carecen inicialmente de las
pruebas documentales necesarias para poder acudir a los
tribunales de justicia, argumentándolas con nuevas
acusaciones “hablamos de corruptos, no de tontos”. Por
favor, ¿hasta dónde vamos a permitir los ceutíes llegar a
estos señores? Puesto que, antes de difamar a una persona
deben poseer todas las pruebas necesarias. Los españoles
convivimos en un Estado de derecho donde la presunción de
inocencia debe prevalecer. En definitiva, una vez más y no
será la última, estos pseudo políticos difaman sin prueba
alguna al Ejecutivo local. Menos acusaciones y más denuncias
en los tribunales de justicia.
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