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sociedad - LUNES, 25 DE OCTUBRE DE 2010


chico discapacitado. archivo.

salud / DISCAPACIDADES NEUROLÓGICAS
 

El ‘otro’ mundo del niño autista

Una de cada quinientas personas padece este
trastorno del desarrollo; sin embargo, no hay dos afectados iguales y la evolución de los pacientes depende en gran medida de su diagnóstico precoz
 

CEUTA
José García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El autismo es una forma de discapacidad de origen neurológico cuya su etiología se desconoce, aunque se cree que podría tener su causa en un gen. Actualmente aparece clasificado como un trastorno del desarrollo en la DSM-IV-TR, junto al trastorno de Rett, el síndrome de Asperger o el trastorno desintegrativo infantil.

Todos ellos se caracterizan por déficits masivos en diferentes áreas del funcionamiento, que conducen a un deterioro generalizado del proceso evolutivo. Normalmente, estos individuos, que están incapacitados de formas múltiples, muestran un proceso evolutivo que no es meramente lento o limitado, sino atípico o desviado. Muchos de ellos, además, está afectados de retraso mental.

El trastorno autista, en concreto, implica un inicio temprano de la alteración en la interacción social, déficits de comunicación y actividades e intereses restringidos. La psicóloga Clara Ibars asegura que una de cada quinientas personas padecen una discapacidad de espectro autista. Sin embargo, no hay que confundirse: no hay dos autistas iguales, los hay de alta y de baja afectación, y su evolución depende de cómo se trabaje con estas personas cuando su detección es precoz.

Cuando empezó a investigarse este trastorno, al principio se confundía con psicosis, otras veces con la sordera, o incluso con la esquizofrenia de tipo infantil. Hoy está mejor definido como un trastorno muy diferenciado que es muy raro que no se diagnostique antes de los treinta meses de vida. Los síntomas de este trastorno se mantienen durante toda la vida, pues se habla de una discapacidad irreversible, pero su evolución depende factores como el grado de estimulación que recibe la persona y de la implicación de sus familiares y médicos.

Clara Ibars asegura que cada vez hay mayor número de personas autistas. O más propiamente: tal vez no haya más, simplemente se detectan más casos que antes se definían como el típico “niño raro”. El problema se hace más visible cuando los niños autistas empiezan la escolarización.

A nivel físico, muchos individuos autistas parecen tener un deterioro en uno o más de uno de sus sentidos. Este deterioro puede abarcar la audición, visión, tacto, gusto, equilibrio, olfato, propiocepción y pueden ser hipersensibles, hiposensibles, o puede que el afectado experimente interferencia del tipo tinitus (un silbido o zumbido persistente en los oídos).

Como resultado de ello puede ser difícil que los individuos con autismo procesen correctamente la información que entra por los sentidos. Por ejemplo, algunos individuos autistas son táctilmente defensivos y evitan toda clase de contacto corporal, en contraste, otros tienen poco o nada de sensibilidad táctil o al dolor. Algunas personas con autismo parecen desear la presión intensa, otros presentan audición hipersensible. Aproximadamente el 40 por ciento de los individuos autistas experimentan inquietud al estar expuesto a ciertos sonidos o frecuencias, en contraste, algunos padres sospechan que sus hijos son sordos porque parece que no responden a los sonidos. A nivel conductual, existe un deterioro cualitativo en la interacción social y en la comunicación y el lenguaje con síntomas como los rituales, las estereotipias, la autoestimulación, la automutilación o los hábitos poco corrientes. También pueden presentar diferentes déficits cognitivos.

El papel de la familia es clave. Lo normal es que al principio tiendan a negar que el paciente tenga algo. Luego les afecta no tanto por las características del niño como por el laborioso proceso de diagnóstico, por averiguar quién puede trabajar con ese niño o cómo puede llevarse a cabo su escolarización.

Se trata de personas que siempre van a necesitar ayuda a la hora de realizar un trabajo, pues pueden presentar deterioro de la abstracción, de la secuencia y de la integración, con percepciones distorsionadas de algunos sentidos como el olfato, el gusto o el tacto.
 

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