LUNES. 18
Algunos aficionados me piden que opine del partido realizado
por la Asociación Deportiva Ceuta en Cádiz. Y lo primero que
les digo es que el equipo mereció dejar el partido resuelto
en la primera parte. Y lo hizo aprovechando que el equipo
gaditano intenta jugar como un equipo grande sin serlo. Así
que no me extraña que la afición amarilla esté que trina con
el entrenador: Vidakovic. El cual sólo sabe decir que
sus jugadores han de tratar el balón de manera exquisita.
Que lo primordial para ganar es seguir haciendo uso del
toque. De manera que sus futbolistas se pasan casi todo el
tiempo pasándose el balón en horizontal, tipo ‘rondo’, y
tardan un mundo en llegar al marco contrario. Y, además,
cuando pierden el balón, el portero gaditano queda a merced
de los contrarios. La ADC, durante la primera mitad,
aprovechando la velocidad de Modeste, hizo posible
que cundieran los nervios en el Carranza. Pero los ceutíes
no supieron aprovecharse de las circunstancias. En lo
tocante al árbitro, a mí me hubiera gustado preguntarle las
razones habidas, por su parte, para no expulsar a Enrique.
En vista de cómo le había dejado éste la nariz a Baigorri.
En fin, de los árbitros conviene no hablar mucho. Que es la
respuesta que doy a los aficionados cuando tratan de tirarme
de la lengua para que les diga algo referente a un tipo que,
al parecer, anda moviendo los hilos de sus amistades para
perjudicar al equipo de su tierra.
MARTES. 19
Con José Carmelo Tamajón suelo yo conversar muchas
veces. Pues raro es el día en el cual no coincidimos en
algún que otro sitio donde tomar el aperitivo sea un placer.
Hoy hemos hablado de varias cosas. La primera ha sido para
aclararle a Carmelo una duda que tenía, como lector mío que
es. Quería saber Tamajón la causa por la cual yo había
escrito el apellido Ostalé con H en un reciente
artículo. Y le dije que lo había hecho porque ese día no me
molesté siquiera en aclarar las dudas que tenía al respecto.
Así que, camarón que se duerme, yerra al canto. Por lo que
no tengo más remedio que escribir cien veces, como castigo,
el nombre completo de quien fuera consejero de Salud
Pública, con el GIL, Justo Ostalé. Ostalé, según me
contó Francisco Márquez de la Rubia, en su momento, fue la
persona que le animó a participar en la política activa.
MIÉRCOLES. 21
Me paro a pegar la hebra con Beatriz Lamenca. Y le
recuerdo el mucho tiempo que ha transcurrido desde que un
día me abordó ella en el edificio de San Luis, donde reside
su señora madre, para decirme que era fiel lectora de cuanto
yo escribía. Entonces, le di las gracias y hasta le pregunté
a qué dedicaba sus ratos libres. Y quedé enterado de que era
una artista destacada del daguerrotipo. A los pocos días,
disfruté dedicándole una columna a Beatriz. Y bien pronto
recibí un regalo que conservo en los anaqueles de mi modesta
biblioteca como oro en paño: Un catálogo de fotografías
dedicadas, titulado ‘Habana Trinidad 2003”. Fotografías en
las que BL consiguió expresar sus sentimientos y todas las
sensaciones habidas y por haber. Pues bien, dado que uno en
ocasiones no tiene pelos en la lengua, le dije a mi estimada
Lamenca que su mejor amiga anda derrotando contra mí sin
cesar. Y que a la pobre chica le convendría que ella,
Beatriz, le diera un repaso para que dejara ya de tenerme
entre ceja y ceja. Una obsesión que a buen seguro le estará
haciendo tanto daño como para impedirle que dé la talla en
la... zona que debe darla.
JUEVES. 22
La semana pasada acudí al despacho de Alberto Gallardo
a preocuparme por su salud. Pues me había enterado de que
éste andaba algo pachucho. Pero me encontré con que Alberto
estaba tan atareado que parecía imposible que pudiera
acordarse de sus alifafes. Así que dejé transcurrir la
conversación por otros derroteros. Y, al final, me despedí
de él sin haberle preguntado por el motivo que me había
llevado hasta su sitio de trabajo. Ayer me tropecé con él en
la calle Jáudenes, cuando mi amigo iba a la playa. Con todos
los avíos que el bañarse requiere. Y ha sido Alberto, porque
sí, porque ha querido transmitirme su alegría, quien me ha
contado con pelos y señales lo bien que le fue en su viaje a
Sevilla para una revisión que estaba deseando hacerse. Y lo
primero que he hecho, nada más decirle adiós a Gallardo, es
tomarme una copa a la salud y por la salud de Alberto.
VIERNES. 23
Se me presenta la oportunidad de poder charlar, una vez más,
con don Juan Domínguez-Berrueta y de Juan: Decano de
los Juzgados de Ceuta, y Magistrado-Juez Titular del Juzgado
de lo Social único de esta ciudad. Lo que no deja de ser
siempre un placer. Lo primero que hago, nada más verle, es
pedirle mis disculpas por haber escrito mal sus apellidos la
semana pasada, en ‘El oasis’; la columna que aparece en la
contraportada de este periódico. Luego, y no sé por qué
motivo, salió a relucir lo importante que es saber idiomas.
Y, dado que yo sé que don Juan habla francés y creo que se
desenvuelve muy bien en la lengua de Shakespeare, me
dio por explicarle una anécdota concerniente a un examen que
me hicieron a mí de inglés en la Base Naval de Rota, allá
cuando los años sesenta estaban en su ecuador. Y la risa
tardó nada y menos en aflorar. Incluso le cité a don Juan el
título del manual en el cual hube de prepararme, deprisa y
corriendo, para llegar sabiendo lo justo a la prueba. A
partir de ahí, la conversación, mantenida también por otros
compañeros de don Juan, fue tomando cuerpo y acabó siendo
una tertulia agradable e interesante.
SÁBADO. 16
La visita que hará el Fútbol Club Barcelona a esta ciudad ha
despertado, como no podía ser menos, una inusitada
expectación. De semejante acontecimiento se viene hablando
desde el mismo día en el cual el sorteo emparejó a ambos
equipos. El nombre de Ceuta, gracias al fútbol, ha vuelto
esta temporada a ser noticia agradable a escala nacional. La
suerte ha querido que el hecho haya ocurrido siendo José
Antonio Muñoz presidente del club. Lo cual ha generado
que las personas que circundan a Antonio García Gaona,
presidente de una federación de fútbol, la de Ceuta, que
lleva mil años y un día sin hacer una auditoría, estén
subiéndose por las paredes. García Gaona, que pertenece a la
cofradía de los que tiran la piedra y esconden la mano,
debería apaciguar a sus huestes. No vaya a ser que nos
veamos obligados a pedir una cita con Juan Vivas para
comunicarle que nosotros sabemos lo que sabemos... Que no es
poco.
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