Va siendo hora de que los
defensores del orden y, por consiguiente, protectores de la
sociedad, estén respaldados, primero por sus superiores y, a
continuación, por las leyes o a la inversa, es igual.
Esto debiera ser lo básico para que en un Estado de Derecho,
quienes no se ajustan al orden establecido, tengan que pasar
a otras “dependencias” que les hagan ser menos peligrosos
para la ciudadanía.
De lo contrario, si cada uno va campeando según su
conveniencia y sin nada que le frene, esta sociedad irá al
caos y la Policía, a pesar de sus esfuerzos, no estará
pintando nada.
Últimamente y esto ya deja de ser otro caso asilado, se
están dando una serie de problemas que no parecen inquietar
a quienes debieran mantener el orden, pero que sí inquietan
y perjudican, más de la cuenta, a personas que lo único que
quieren es vivir con tranquilidad y con orden.
Y el último caso de estos desórdenes se acaba de dar con un
brutal ataque a la Policía, con el único fin de liberar a un
detenido, ya esposado y todo.
Según todas las informaciones que nos han llegado, docenas
de personas, que no debieran entrar en este asunto, atacaron
a varios agentes de la Policía para impedir, por todos los
medios, que se llevaran al “detenido”, al que lograron sacar
del coche policial, y eso que ya estaba esposado.
Es uno de los casos más llamativos y, al mismo tiempo,
alarmantes que nos hemos encontrado, en mucho tiempo.
¿Qué puede hacer en un caso de estos la Policía, además de
arriesgar su propia vida?. Sinceramente, nada, porque si
cualquiera de los agentes, viéndose acorralado, hace uso de
sus armas reglamentarias, automáticamente ha perdido su
trabajo, “su dignidad” y el apoyo de todos los demás.
¿Se está viviendo en algunas zonas de esta ciudad, en una
situación de la ley para el que menos la cumple?.
Es muy difícil llegar a unas conclusiones que sean válidas,
porque cada día más, parece que la ley está hecha a la
altura de los que no la quieren cumplir, y así nos va.
He dicho en multitud de ocasiones que, la Policía protege y
defiende a la sociedad, pero la pregunta que nos tiene que
surgir ahora es la de ¿Quién ampara y defiende a la
Policía?.
¿La Policía, en casos como éste, se encuentra protegida por
sus estratos superiores?. Cuesta trabajo creerlo y más
trabajo me cuesta poder afirmar que haya algún estrato
superior que vaya a salir en defensa de la Policía, de
nuestra Policía.
Hubo, las fotos nos lo muestran, un despliegue policial, en
toda regla, al duro ataque. La Policía trataba, por todos
los medios, de que el huido se entregara. Se rodeó el
edificio, se vigiló la zona, pero siempre falta algo para
que la Policía pudiera actuar sin correr el riesgo de,
encima, ser considerados culpables de algo. Aquí faltó ese
algo, al menos en las primeras horas. Así son las cosas.
Y todo esto con un “detenido” que, esposado y todo, logró
refugiarse en una de las viviendas de la zona. ¿Quién le
estaba protegiendo a ése, precisamente?. Aquí no podemos
hablar de una sola persona, porque el ataque de los vecinos,
contra dos agentes fue masivo. Estos dos agentes fueron
heridos ... ¿Para qué seguir?. Está claro que hace falta
orden, pero orden de verdad y es que libertad sin orden no
es nada más que caos.
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