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OPINIÓN - SÁBADO, 23 DE OCTUBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

El conde don Julián
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Si decimos de un soldado que es cobarde como un conejo, tenemos una comparación. Si omitimos la cualidad y decimos que es un conejo, tenemos la metáfora. La imagen comparada en el primer caso, ha hecho una síntesis, al ser sustituida por la cualidad de la cobardía. Hemos hecho conejo sinónimo de cobardía. Lo dicho se aprende en cualquier curso de redacción.

Juan Luis Aróstegui ha optado por lo segundo; quiero decir, que le ha dicho a Juan Vivas que es el conde don Julián del siglo XXI. Y ha quedado, como es consueto en él, peor que Cagancho en Almagro. Porque su metáfora no tiene sentido alguno aplicada al presidente de la Ciudad. Vamos, que ha vuelto a “pegar un petardo” literario de mucho cuidado.

Lo cual indica que el muchacho habla sin pararse a pensar que es muy dado a meter la pata hasta el corvejón cuando se le calienta la boca. Lo cual siempre será motivo de crítica en cualquier persona que yerre de tal manera; si bien es mucho peor en alguien que presume de ser la persona más inteligente de esta ciudad.

Me explico: para que Juan Vivas pudiera ser tenido por el conde don Julián de la modernidad, o sea, del siglo XXI, tenía que ser padre de una hija, y que ésta se llamase Florinda (de apodo la Cava) y hubiera mantenido relaciones con cualquier preboste socialista (tal y como cuenta la historia que la Cava mantuvo con el rey, don Rodrigo). Lo digo por el pacto de las bonificaciones.

“El conde don Julián, cuando supo que le habían desgraciado a la niña, preparó su venganza en secreto, aprovechando que el rey Rodrigo estaba enemistado con medio reino de España. El romance sugiere que el encalabrinamiento del monarca se produjo en una tarde soleada, en un alto mirador de Toledo, cuando la inocente muchacha estaba sacándole aradores con un alfiler de oro. El arador es el ácaro que produce la sarna, padecimiento muy común en aquellos tiempos escasamente higiénicos”. Esta versión es muy romántica. Y tal vez sea mentira. Pero la damos buena.

Dado que Vivas no tiene hija alguna, que uno sepa (aunque un hombre famoso como Juan nunca estará libre de que le reclamen la paternidad de una hembra desde ‘Sálvame de Luxe’, ¡menudo es mi admirado Jorge Javier Vázquez!), me parece una torpeza de mucho cuidado que Aróstegui haya usado esa imagen tan absurda: “Juan Vivas es el conde don Julián del siglo XXI”.

Pues, por esa regla de tres, uno podría decir que la fraternidad del secretario general de CCOO (y también director del Instituto de las Puertas del Campo, y fundador del PSPC, del que actualmente es coordinador de Política Municipal, y otros cargos) con Mohamed Alí es debida a que se siente muy ligado a la causa de éste por razones que muchos conocemos. Y que callamos por delicadeza. Y porque entendemos que el mestizaje es conveniente en todos los aspectos. La mezcla entre individuos pertenecientes a etnias distintas, llevada a cabo por medio del mejor entendimiento, resulta extraordinaria. Y sirve para refrescar la sangre. Que falta nos hace. Máxime cuando los cristianos estamos dando muestras de inhibición en el tálamo a la hora de traer niños al mundo. Y llegará el día en el cual más que reclamando bonificaciones nos veamos lampando porque nos paguen las pensiones. Aróstegui, que se tiene por hombre muy inteligente, el más inteligente de la ciudad, debe saber a lo que me estoy refiriendo.
 

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