La Policía mantenía, al cierre de la edición, tomado un
bloque de la barriada de Príncipe Felipe para evitar la fuga
de un delincuente que se había atrincherado en una vivienda
después de ser ayudado por una turba de personas que, de
manera violenta, cargaron contra la Policía a pedradas y a
golpes para poder liberar a quien mantenían detenido y
esposado en el interior del vehículo policial. Pese a los
disparos al aire de advertencia realizados por los agentes,
no pudieron evitar ser zarandeados, golpeados y fuertemente
atacados. Mientras varias decenas atacaban a los agentes,
otros lograban sacar del coche al detenido engrilletado.
Cerca de una veintena de agentes del Cuerpo Nacional de
Policía tenían tomado, al cierre de la edición, los
alrededores de un edificio de la barriada Príncipe Felipe,
en una de cuyas viviendas se ocultaba un individuo que pudo
huir esposado cuando se encontraba en un vehículo policial
después de una operación de la Brigada de Policía Judicial
que se había desarrollado sobre las 21’30 horas y que
terminó en un ataque brutal a pedradas, palos y golpes por
parte de decenas de personas contra los funcionarios
actuantes.
La Policía mantenía - esta madrugada- acorralada la vivienda
y el edificio donde se refugió el delincuente tras ser
ayudado en su huida, en espera de una orden judicial de
entrada en el domicilio que no llegará -increiblemente-, al
menos, hasta la mañana de hoy.
Los dantescos hechos se iniciaron alrededor de las 21’30
horas cuando dos agentes de paisano incrustados en El
Príncipe se toparon de frente con un individuo al que
buscaban por sospecharse de haber sido autor de un grave
suceso delictivo reciente. De tal modo que procedieron a
darle el alto, informarle del motivo de la detención, a
esposarle e introducirlo en el vehículo policial camuflado.
Fue en ese instante cuando varios vecinos, tras percatarse
de la acción policial, alertaron a gritos a decenas de
individuos que pululaban por la zona.
Éstos no se lo pensaron dos veces y se dirigieron en masa
contra el vehículo y los agentes actuantes, de modo que
lograron cercar el coche y a los agentes, a los que
fustigaban a pedradas, a golpes y a empujones en una acción
virulenta de tal calibre que lesionaron de consideración a
los policías quienes -instantes antes, habían podido alertar
de los acontecimientos a las unidades que siempre se hallan
próximas al barrio. Eso no impidió que resultaran ambos
heridos de distinta consideración (uno con una fuerte
pedrada en la cabeza y el otro con contundente golpe en una
pierna) cuando intentaban impedir que la turba se llevara al
detenido, en el coche y esposado.
Disparos al aire
Varios radiopatrullas llegaban a la zona de la alerta de la
policial cuando, con los agentes aturdidos y noqueados por
el masivo ataque, el numeroso grupo extraían del vehículo
camuflado al detenido engrilletado con quienes huyeron.
Varios disparos al aire realizados por los agentes que
llegaban en la ayuda no amedrentaron a los violentos, aún
así los policías los persiguieron hasta el interior del
bloque 13 de Príncipe Felipe, en una de cuyas viviendas
lograron introducirse algunos de los agresores junto con el
individuo esposado.
A partir de ese momento, los agentes intentaron sin éxito
que el huido y sus rescatadores se entregaran al estar
totalmente acorralados. A la 01:30 horas el edificio
permanecía rodeado, vigilado y contravigilado por agentes
uniformados de la UPR y por policías de paisano, en espera
de una respuesta judicial que no llegaba para poder penetrar
en la vivienda.
Más de una veintena de policías de distintas unidades
permanecerían apostados alrededor de la vivienda y del
edificio durante toda la madrugada hasta la llegada de la
dichosa orden judicial.
La zona permanecía en tensión durante las primeras horas de
la madrugada; los vecinos mostraban su cara más desafiante
tanto contra la policía, como contra los periodistas de esta
casa que nos desplazamos al lugar. Los policías,
pertrechados, rodeaban el edificio y los agentes de paisano
permanecían en las escaleras del bloque.
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La colaboración ciudadana no se pide para buscar
chivatos, sino para que no impidan la acción policial
De nuevo elementos subversivos del
barrio de El Príncipe, en esta ocasión del Felipe, se han
mostrado extremadamente hostiles contra la acción de la
Policía. La detención de un delincuente ha sido el motivo
que ha llevado a más de una veintena de individuos
residentes en la zona a atacar furibundamente a los agentes,
en su labor de lucha contra la delincuencia. Unos hechos
lamentables que deberían constituir un elevado motivo de
preocupación para quienes, desde las poltronas políticas,
ven cómo una parte de la sociedad no se aviene a las mínimas
normas de conducta en un estado de derecho y se enfrentan
constantemente contra el orden establecido y contra los
profesionales que deben garantizar la libertad y seguridad
de todos los ciudadanos. Para algunos vecinos de este
barrio, la palabra policía es sinónimo de enemigo; el
término justicia sinónimo de cachondeo, y el de Ley el que
marca el mafioso de turno en la zona. Si a ello se le suma
el azuzamiento público y reiterado para victimizar a algunos
miembros de esta peculiar vecindad, se obtiene un cócktel
tan injusto como peligroso. No se piden chivatos, sólo que
no impidan el trabajo policial.
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