El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, advirtió ayer
de los riesgos que tendría para Melilla y España el cierre
fronterizo comercial por parte de Marruecos, una “decisión
que trasciende de la voluntad” del Gobierno y que es
“teóricamente inviable” pero no “realmente inviable”. En su
intervención en un desayuno informativo organizado por el
Foro de la Nueva Economía, Imbroda ha criticado la falta de
visión “política y estratégica” del Gobierno y le ha pedido
que ayude a Melilla a dotarse de otras alternativas
económicas para “superar el monocultivo comercial
transfronterizo existente”.
Para el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan
José Imbroda, es preciso despejar las incertidumbres que
deriven de “una decisión política de fronteras que no está
en nuestros manos” y que tanto “riesgo potencial” tiene.
“Graves” riesgos y consecuencias que Imbroda, según ha
recalcado, no ve que se hayan valorado por parte del
Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
“Melilla necesita más atención y firmeza, porque Melilla
tiene futuro”, ha insistido el presidente de la ciudad
autónoma, quien ha avisado además de los potenciales riesgos
sociales que la amenazan.
Se ha referido en este punto a la alta tasa de paro, del
24,6 por ciento, que tiene este territorio y ha asegurado
que su modelo económico no les permite crear más empleo.
El paro, ha explicado, golpea además con mayor dureza a
mujeres y jóvenes, especialmente en el grupo de origen
bereber.
Esto genera, según ha indicado Imbroda, riesgos sociales, ya
que se crean “bolsas de desesperación” en estos sectores.
“Es por tanto un riesgo social elevado por nuestra condición
fronteriza y plural, un riesgo de rompimiento serio que es
preciso atajar. Allí donde no se encuentra respuesta para el
futuro podría haber otras respuestas que lleven a un camino
sin retorno”, ha apostillado.
“Melilla no es la ciudad ideal, pero nuestra situación es
razonablemente buena”, ha asegurado Imbroda, quien ha
insistido en que su ciudad necesita “más atención” por parte
del Gobierno, que le de más fortaleza en el interior y
firmeza en el exterior.
Ha demandado además al Ejecutivo que esté a la altura de las
circunstancias cuando éstas lo requieran y ha advertido del
mal uso de la prudencia porque “exagerar en su uso es visto
como símbolo de debilidad”.
Imbroda ha dicho que la postura del Gobierno ante los
incidentes que originaron una crisis fronteriza entre España
y Marruecos en julio y agosto de este año fue de una
“pasividad extraordinaria” y ha agregado que en el Ejecutivo
no saben cómo defender los intereses del país.
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