Más de tres años de cárcel por los delitos de atentado y
resistencia grave a la autoridad, y 1.350 euros en total por
tres faltas de lesiones fueron las penas que solicitó el
fiscal para un hombre que supuestamente agredió a cuatro
policías cuando lo trasladaban a los calabozos, ya que lo
detuvieron por presunta infracción de la Ley de Extranjería.
Un ciudadano de Tánger ocupó ayer el banquillo de los
acusados del Juzgado de lo Penal al enfrentarse a la
acusación ejercida por el Ministerio Fiscal por los delitos
de atentado y resistencia grave a la autoridad, y tres
faltas de lesiones a cuatro policías que, al parecer, lo
trasladaban a los calabozos de la Comisaría de Colón, ya que
había sido detenido por una presunta infracción de la Ley de
Extranjería, es decir, encontrarse en la ciudad sin ningún
tipo de documentación.
Los hechos tuvieron lugar el pasado 17 de septiembre en las
inmediaciones de Marina Española cuando, según señalaron los
agentes, un ceutí los requirió porque el procesado estaba
alterando el orden público. “Cuando llegamos, estaba sobre
un muro a diez metros de altura haciendo equilibrios y
gritando frases tales como Alá es grande o Vengo del cielo.
Por lo que nos sentamos a hablar con él y nos lo llevamos a
Comisaría ya que no llevaba ningún tipo de documentación”.
A este respecto, el encausado argumentó que tenía pasaporte
marroquí y un visado en vigor hasta mediados de diciembre.
Por lo que expuso que no entendía el motivo de su detención.
Una vez llegados a Comisaría, los agentes de la Policía
Local y dos más del Cuerpo Nacional, tras elaborar las
diligencias, procedieron al traslado el procesado a los
calabozos cuando, “en un segundo, se volvió loco y en los
escasos metros que tenemos, comenzó pegar patadas,
puñetazos, arañazos y atentar contra nosotros porque no
quería entrar en el calabozo. Así que entre los cuatro
procedimos a inmovilizarlo a través de la fuerza mínima
indispensable”, señalaron los policías.
Versión totalmente diferente fue la dada por el acusado,
quien manifestó que habían sido los agentes los que le
habían agredido, “tirándome al suelo, dándome patadas que me
hicieron sangrar en la boca y sólo por preguntarles pro qué
estaba detenido cuando yo no había hecho nada”.
Por su parte, la defensa cuestionó ante el juez “por qué los
agentes no llevaron al joven al hospital viendo que estaba
loco y sí se lo llevaron detenido”. El juicio quedó visto
para sentencia.
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