Es una frase que se utilizaba y
con buen criterio, cuando la progresía barata no había
invadido las áreas de la información o del fanatismo.
Y me viene a la mente esta frase, cuando veo que Otegi,
posiblemente uno de los que más ha estado cerca de ETA o
colaborando con esta banda, “se suelta la melena” y dice:
“Si ETA matara mañana, la izquierda abertzale se opondría a
tales hechos”:
No estaría mal que esto fuera así como lo expresa este
personaje al que, por el momento, ni creo, ni respeto, hasta
que no haya visto que lo que dice es cierto.
Uno, de ser cierto lo que dice Otegi, tendría que estar
viendo la firma del fin de la violencia, tras casi medio
siglo de andanzas de los etarras, que han dejado sin vida a
muchas personas, sin padres a docenas de jóvenes y sin hijos
a muchos padres mayores que han terminado su vida
angustiados por tales pérdidas, sin haber podido comprender
a qué se debía todo eso.
Y si es cierto que esta postura que “sostiene” Otegi es
irreversible, sería el momento para que él y todos los que
han mantenido unas posturas cercanas a él, condenaran
públicamente los crímenes de hace años y otros más recientes
perpetrados, sin sentido alguno, por ETA y los suyos.
Tras estas manifestaciones, cada uno ha interpretado, según
sus intereses, la situación, porque, en el fondo, todos
quieren lo mismo, que el terrorismo y la violencia cesen,
pero que ese cese de violencia y terrorismo no se lo quieran
atribuir los adversarios políticos, para con ello enmendar
errores pasados y presentes en su potestad dominativa.
Y es muy significativo “este discurso”, en unos instantes en
los que la endeblez del Gobierno central ha podido hacer
frente, gracias a unos pactos, no sé a qué precio, con un
grupo político vasco que dominó largos años en Euskadi.
Para Otegi:” es claro y sincero el compromiso de que, las
armas, todas las armas, deben desaparecer definitivamente de
la ecuación política vasca”.
Frase contundente pero con algunas faltas, porque es bueno
que las armas desaparezcan, pero mejor es que no hubieran
salido jamás a la luz y mucho mejor, aun, que todos los que
tienen manchadas las manos de sangre por usar esas armas,
contra personas inocentes, pagaran o hubieran pagado sus
penas sin haberles reducido ni un solo instante, estuvieran
arrepentidos o no, porque esos arrepentimientos, para mí, no
son creíbles, ni lo serán jamás.
Dice uno de los dirigentes, con peso, del PP en Andalucía,
Javier Arenas, que “Otegi es lo mismo que ETA y sólo
interesa que acepten la derrota”. Se queda corto Arenas, en
el fondo es un político, que acepten la derrota y se sometan
al juicio justo que merecen sus actuaciones.
A partir de aquí, sí podríamos estar hablando de sinceridad
y de verdadero arrepentimiento, todo lo demás son palabras
huecas, vacías de contenido y puestas en un momento de
problemas de toda índole, para así hacer creer algo que no
es cierto, desde ninguna perspectiva.
A pesar de todo esto, prefiero esas palabras a lo que se ha
dicho otras veces y ojalá que fuera cierto eso que he
colocado en el titular de “arrepentidos quiere Dios”.
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