Los desempleados volvieron a manifestarse de nuevo tras dos
meses de silencio. Sobre las 11:30 horas la movilización
comenzó en Delegación de Gobierno y finalizó en las puertas
del Palacio de la Asamblea, donde un agente de la Policía
Local midió con un sonómetro -como ya ocurrió en el mes de
julio- el ruido de los tambores y vuvuzelas que aocmpañaban
a los manifestantes. “Ha habido picos de hasta 100
decibelios” cuando el límite está en 86 hasta las 23:00
horas en una zona como Gran Vía.
Tras los meses de agosto y septiembre, los desempleados
volvieron a manifestarse ayer por las calles de la ciudad.
Acompañados de tambores, vuvuzelas y de banderines del
sindicato organizador, CCOO, los parados comenzaron sobre
las 11:30 horas en Delegación de Gobierno una movilización
que finalizó en las puertas del Palacio de la Asamblea.
Allí, un agente de la Policía Local esperaba con el
sonómetro de Prevención de Riesgos para medir los decibelios
de la concentración. “Ha habido picos de 100 decibelios”
cuando el límite permitido está en 86 hasta las 23:00 horas.
Sin embargo, a estas cifras “habrá que quitar la música que
se oye con el stand de la Copa del Mundo y los coches que
pasan”. Pero “positivo da seguro”. La zona de Gran Vía está
considerada como de servicios y residencial. La Policía
Local manda el informe a Medio Ambiente y los agentes tienen
la orden de “medir el ruido” durante todos los días que dure
la manifestación, es decir, hasta el próximo 6 de noviembre,
fecha en la cual se declararía, según la resolución de
Delegación de Gobierno del pasado día 7, “la
extemporaneidad” y la ilegalidad de estas concentraciones.
Una de las novedades es que el coche de CCOO no acompañó
ayer a los manifestantes tras la prohibición de su
circulación por las calles peatonales por las que
transcurren las movilizaciones, como es el caso del paseo
del Revellín. Los parados han vuelto a concentrarse después
de que aseguraran que la Ciudad “no ha cumplido” con lo que
se les prometió. “Lo único que queremos es trabajo porque la
situación se está volviendo insostenible”, aseguraba uno de
los desempleados.
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