Con la subida del IPC queda
retratado impunemente el postulado sobre la crisis económica
de nuestro país. ¡Y las pensiones congeladas!
Bueno, lo primero que quiero expresar es el descarado
cinismo del PP en referencia a la libertad de expresión.
Un partido que controla a sus militantes en todo lo
referente a la libertad de opinión y de expresión; que hace
expulsar a los que se salten las reglas de declaraciones
pero que no mueve ni un dedo con quienes resultan imputados
en delitos monetarios… ¿qué partido es ese?
La Aguirre, esa mujer que no sabe lo que dice, al parecer,
se sale por lo que en realidad tenía que salir: declararse
de ultraderechas. Su eclosión alabando a los postulados
ultras de ese esperpento norteamericano, de los EE.UU.,
llamado “Tea Party” no deja lugar a dudas, equiparándose a
Berlusconi que lo considera como el plan de “su” salvación.
Pretender importar ese esperpento como si fueran tejanos
“Levy” ya es una exageración más digna de dictadura que de
democracia.
Volviendo al “coñazo de desfile” como dio el inefable
Mariano Rajoy en el del 12 de octubre 2008, se nota que la
antigua OJE, ahora transformada en NNGG, vuelve a la carga
imitando aquellas actitudes de los años 50 a 60.
Rajoy no se entera de que se está convirtiendo en cabeza de
turco.
El manual actual de comportamiento de los peperos lo
demuestra claramente: ellos pueden levantar el dedo corazón
contra otros que no pertenezcan al partido, son los que se
pueden permitir el lujo de ser groseros. Los demás tienen la
obligación de aguantarlos. Cinismo puro y duro.
Es normal que no critiquen esos insultos. ¡Si ellos mismos
fueron los que mandaron hacerlos!
Lamentablemente, los peperos, no consiguen aclararse ellos
mismos.
Desde que la fiesta es denominada Nacional, lo que resulta
un remedo de las viejas glorias imperiales, los de la
derecha y más aún los de la ultraderecha, faltan al respeto
cuando no son ellos los que llevan las riendas.
No se dan cuenta, los peperos, que ellos son los primeros en
aplastar la libertad de expresión a través de “sus canales
de comunicación” y nos muestran los cobardes que son –típico
de los de derechas- cuando han de dar la cara al gran
público.
Vuelve el lema de hace tantísimos años: los de la
ultraderecha y los del PP son una unidad indisoluble y una
unidad de destino en lo universal. ¿No te jode?
Bueno, no sé para qué escribo esto. Si la mayoría de
lectores de éste diario son de derechas, supongo, y algunos
más desviados a la derecha.
Sin embargo, nadie puede impedir que me exprese libremente,
tal como lo siento, y esto es una especie de vía de escape
de mi opinión personal. Sin que sirva de atenuante, desde
luego, para ataques desde retaguardia.
Sencillamente estas cosas pasan por acudir a actos
franquistas, aunque maquillados de alguna manera, y ello
conlleva que los de izquierda tengan que apechugar con los
insultos. Ya tenemos como fiesta nacional el día de la
Constitución y nos sobra ese día de la Raza (que representa
el imperialismo en tierras americanas); el día de la
Hispanidad (más de lo mismo); y pese a todo resulta, a mi
modo de ver, una ridiculez el desfile de banderas de países
otrora invadidos que no pueden ni deben pintar nada en una
fiesta, si a ésta le damos carácter Nacional. Debería
llamarse Internacional.
En fin, desde lo seis años he venido presenciando, ya sea en
persona o a través de cierta ventana luminosa, cada año la
demostración de las fuerzas de un país, más como señal de
amilanar a su propio pueblo que para demostrar algo al mundo
exterior.
Si encima el Hugo Chaves exclama “A fases necias, oídos
absolutamente sordos” en referencia a las peticiones de
nuestros jueces o fiscales… ¿qué somos en realidad?
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