El martes pasado, cuando Zapatero fue abucheado en el
desfile de las Fuerzas Armadas, sentí compasión por él. Y
quise saber por qué. No podría contar nada que me haya
satisfecho en sus seis años de gobierno. De los políticos de
su corte sólo considero válido a Rubalcaba, pero tampoco me
atrevería a poner la mano en el fuego por su honestidad, no
vaya a ser que me achicharre o que me azote alguno de los
guardia civiles a los que tiene verde. Es más, si hubiera
estado allí, creo que habría hecho lo mismo que hizo el
público que acudió a la parada militar y que hicieron los
delegados sindicales en sus macroreuniones previas a la
huelga: habría pedido la dimisión de ZP, aunque por razones
bien distintas a las de los sindicatos. Sin embargo, por muy
irreverente que resulte, Zapatero es el presidente de
nuestro país, aunque el presidente de un país sea un
patricida; ZP es nuestro representante en el exterior,
aunque en el exterior sólo lo mencionen en Venezuela; y ZP
es la persona que el pueblo quiso que gobernara como fruto
último de democracia. Los americanos, afamados por su
patriotismo, también están fuertemente repartidos entre
liberales y conservadores (aunque aquí en España los
liberales sean los de la derecha y viceversa). Pero, a
diferencia de otros países, en EEUU, una vez se vota a una
de las dos opciones, el pueblo vela armas por el presidente
electo y no acepta críticas foráneas, porque, antes que un
zocato, un presidente pone cara a un país y eso conlleva
muchas connotaciones. De este modo, para un patriota no
supone ningún agrado ver el rostro desencajado de quien se
supone pone cara a tu país y a quien vituperan desde dentro
y fuera por sus pifias periódicas. ZP, que pretendía bailar
sobre la cuerda del talante, ha acabado por disgustar a
todos.Pretendió ser un profesor benévolo, que quería
condescender a todos sus alumnos, acentuando sus buenos
gestos con los más díscolos y no premiando a los que más
méritos reunían. Al final, la clase, tras años de inopia y
maduración, se ha dado cuenta de que con un profesor
bonachón no se supera la selectividad y exigen a gritos que
venga otro que les gobierne.
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