Cuando me enteré el viernes pasado
(por medio de quien suele ponerse en contacto conmigo en
cuanto surge un imprevisto, del que piensa que no sé nada),
de que la portavoz del Gobierno daría una conferencia de
prensa para explicar con pelos y señales todo lo
concerniente a la auditoría interna hecha para paliar el
escándalo que se había montado como consecuencia de unas
obras realizadas en el edificio de Gobernación, dije para
mí: lo que no mata engorda; y a Yolanda Bel,
poniéndola una y otra vez a dar la cara en situaciones
enrevesadas, complejas, con poco margen de crédito..., la
acabarán convirtiendo en una cómica. En una actriz
derrochadora de humor por los cuatro costados de su
inmejorable cuerpo. Lo cual es de agradecer. Ya que en los
tiempos que corren, nada agradables, cualquier persona que
propicie la risa es, sin duda alguna, motivo para estimarla
y consagrarla.
Ahora bien, lo que no sé, debido a que uno ha tratado más
bien poco a la consejera y portavoz, si la señora Bel tiene
exacta conciencia de lo que está haciendo o lo hace apelando
a lo que salga. Quiero decir, que a lo mejor la portavoz
ignora que sus representaciones están alcanzando los mayores
éxitos entre un público que ansía, cada vez más, que sucedan
cosas en la ciudad, a fin de poder asistir a sus
comparecencias.
Porque, amén de ofrecernos espectáculo en ellas, Bel nos
demuestra tener ovarios suficientes para apechugar con una
tarea, que en términos taurinos recibe el nombre de limpieza
de corrales; frase que, traducida para quienes desconocen
expresión tan taurina, significa que lidia toros que los
primeros espadas han desechado. Los restos, vamos.
Por todo ello y, desde luego, por cómo ha sido capaz de
explicarnos el último suceso ocurrido en la consejería de
Gobernación, que apenas tenía un pase, Yolanda merece un
premio estelar. Premio ganado merecidamente por su arrojo,
por su audacia y por el valor seco y sereno de sentarse ante
los periodistas para contarles una historia increíble. Mas
tan bien reseñada, con tanta tranquilidad y tan convencida
de la verdad de cuanto estaba diciendo, que la situación dio
un giro que era inimaginable, media hora antes.
Así, miren ustedes, podría darse el caso de que los amigos
de Rodríguez, que no son pocos, pidieran inmediatamente que
éste fuera restituido en el cargo. O sea, que volviera a
ocupar su puesto como consejero de Gobernación. Y hasta me
atrevería a asegurar, por más que uno haya ganado fama de
arriesgar lo mínimo, que tales amigos verían con sumo
agrado, y cual medida de desagravio, que a Rodríguez se le
hiciera un homenaje por todo lo alto, por haberse puesto en
duda la honradez de éste.
En fin, que cuando faltan seis meses mal contados para que
se celebren las elecciones locales, Mohamed Alí y
Juan Luis Aróstegui, que estaban convencidos de tener
cogido a Rodríguez por los cataplines, para poner a Juan
Vivas entre la espada y la pared de la corrupción, se
encuentran con que la portavoz del Gobierno, en un amén, les
ha desactivado el plan con el cual pensaban obtener
prebendas por parte del presidente de la Ciudad. Ya sólo les
queda acudir a los tribunales. Coalición ‘Caballas’ nació
sin tirón y con mal bajío.
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