Un siglo de estos, en que no tenga
nada mejor que hacer, me voy a solicitar el premio Nobel de
aciertos. De nuevo, sin querer apuntarme ningún tanto, que
eso de anotar tanto se lo dejo a Villa par que bata el
record de Raúl, he acertadote pleno la repuesta que nos
daría el bufón venezolano sobre Cubillas, que ya saben
ustedes que tiene un alto cargo en la administración
venezolana.
El golpista Chávez, adalid de la democracia y de la libertad
de expresión, una vez más haciendo gala de sus innumerables
chorradas, cada vez que abre la boca para decir algo, ha
despreciando olímpicamente la petición de Pumpido y Juanes
de que juzgue o entregue a Cubillas, ha contestado: “A
palabras necias, oídos sordos”. O sea, con claridad
meridiana, según nuestro saber y entender, las peticiones
realizadas por le fiscal general, y del presidente de la
Audiencia Nacional las ha calificado de necedad.
La única posibilidad de que Cubilla sea entregado a las
autoridades españolas es que la justicia venezolana lo
encausara. Esta posibilidad tiene menos viso de ser realidad
que a mi me toque la primitiva ¡que ya es decir!. Venezuela,
bajo el mando del bufón, no entrega a sus nacionales y
Cubillas es un alto cargo de la Administración de Chávez,
casado con una venezolana muy próxima al gobierno.
El presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, afirmó
“que lo que se espera de un país con buenas relaciones con
España e que juzgue o entregue cuando hay indicios de
criminalidad”, para continuar diciendo:”Hay un principio en
los tratados que es la no entrega de los nacionales, pero
hay otro principio universal, que es el que dio razón de ser
a la extradición, que es o juzgar o entregar. Por tanto, si
consideran que como es nacional y casado con una venezolana
no lo entregan, que lo juzguen”.
No hay más comentario, ya saben la contestación que ha dado
el Chávez, refiriéndose a las palabras del fiscal general
del Estado, y el presidente de la Audiencia Nacional: “A
palabras necias. Oídos sordos”
Palabras, las pronunciadas por este personajillo, a las que
me había adelantado ante de que las pronunciara. Un patético
personajillo, mediocre político, caudillo bufón, que está
convirtiendo a Venezuela en una dictadura comunista, donde
el pueblo está pasando más hambre que un caracol en un
espejo, mientras el bufón y quienes les rodean, haciendo
posible que siga en el poder, viven como reyes, incluso
haciendo de Caracas, la ciudad más peligrosa del mundo.
Su embajador en Madrid, de tal palo tal astilla, se permitió
insinuar que los dos etarras que le explicaron al juez cómo
se había producido su entrenamiento terrorista en Venezuela,
habían sido torturados.
Lo que no entiendo muy bien, quizás porque soy duro de
mollera, es que se nos diga a los españoles que la
colaboración es intensa entre ambos países. ¿Me lo tengo que
creer o debo de dudarlo muy mucho?. De lo que si tengo el
convencimiento pleno, es que con amigo como el bufón
venezolano, no nos hacen falta enemigos.
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