Esta escribidora reconoce que no
es lo mismo contemplar la realidad de la españolísima Ceuta
desde el centro de la plaza, sorteando los cuernos y dando
capotazos sobre el albero, que ejercer de espectadora desde
la barrera.
No obstante, tal vez, los acontecimientos se puedan observar
con más comodidad apalancada en el tendido de sombra,
dándole un festival a un bocadillo de jamón de Guijuelo y
eructando con fina discreción tras cada buche de Seven Up
(nunca hay que perder las formas, porque el estilo es el
hombre, lo decía Alain de Benoist de la Nouvelle Droite
francesa).
En mi caso concretamente no oteo desde el tendido sino desde
las noticias que escupe la pantalla de mi ordenador y
alucino en colores cuando leo con incredulidad las
estrambóticas y antinaturales coaliciones que aparecen en
Ceuta, por mucho que se autodenominen “Caballas” para dar la
nota autóctona, cuando ese nombre suena sencillamente a
agrupación deportiva y al desconocedor de la temática puede
parecerle que, los coaligados, se andan organizando para
montar un maratón benéfico tipo San Silvestre y en cualquier
momento se van a endosar el calzón corto y nos van a ofrecer
el lastimoso espectáculo de sus peludas extremidades, corre
que te pillo que el que llegue el primero es premiado con
banda, foto junto a dos macizas y copa de vino español.
De algo así debe tratarse el trajín porque nunca, jamás, voy
a asumir que un señor musulman como Mohamed Alí se alíe con
un señor de Comisiones Obreras como el Aróstegui. En primer
lugar porque Alí es un creyente que no un laico y su escaso
electorado está conformado por creyentes. Y esos votantes de
Mohamed Alí lo hacen porque comulgan con sus ideas, religión
y valores, que son los de un islámico moderado en una
sociedad democrática europea. Igualito como cuando los
peperos votamos al pepé `porque comulgamos con los valores
tradicionales que representa y compartimos los principios
éticos que conlleva la ideología conservadora.
Por lógica, si el señor Aróstegui es de Comisiones Obreras
ha de ser comunista y el comunista es ateo por principios.
Según el comunismo “la religión es el opio del pueblo”.
¿Puedes los votantes de Mohamed Alí, en conciencia, aupar al
poder a un comunista? ¿Permiten los principios morales y las
normas del Islam depositar la confianza de la defensa de
unos valores en un no creyente de cualquier signo? ¿No
existe en Ceuta alguna autoridad religiosa musulmana que
aclare la licitud moral de este tipo de “alianzas”?.
Lógicamente, Aróstegui, como toda la izquierda, apoyará la
Ley del Aborto, abominada por los católicos y apoyará el que
las niñas aborten sin el permiso de los padres y la libertad
sexual y la píldora del día después. ¿Permiten las
autoridades religiosas islámicas de Ceuta que sus fieles
voten esa falta de principios? ¿Comparte el musulman Mohamed
Alí los principios y postulados comunistas? Si es un
creyente tiene que rechazarlos de plano. Sin fisuras. Y
oponerse a ellos con todas sus fuerzas porque la moralidad
de todas las religiones monoteístas es casi idéntica. A no
ser que Aróstegui haya abandonado las ideas de izquierdas,
reciclándose en conservador y defienda como defiende el
Partido Popular nuestras, raíces que se entroncan en el
Humanismo Cristiano. Eso significaría que Aróstegui ha
abandonado Comisiones Obreras que es un sindicato de la
izquierda comunista.
Pero ¿Qué pintan dos personas tan abiertamente opuestas
coaligándose? ¿Es que piensan ocultar ese antagonismo moral
a los electores o es que piensan que sus votantes son tontos
o se han caído de un guindo y que, encima, los imanes ni se
enteran de qué va la cosa?.
Lógico y humano es el que, las personas, aspiren al cargo
político y al sueldo, porque resultan muy golosos en estos
tiempos en los que tenemos a cuatro millones de parados,
muchos de ellos con excelencia universitaria y con más
másteres, idiomas y formación que pelos en la cabeza. Lógico
humano y natural que, por medrar en política se hagan
pactos, porque se están defendiendo el pan y el puchero.
Pero aquí no es “todo vale”. Ideologías radicalmente
opuestas y cuyos principios morales se rechazan mutuamente
por una cuestión de valores éticos y humanos, no pueden
tratar de rascar el sufragio de idéntico grupo de electores.
¿Dónde está el ejemplo de coherencia moral de Mohamed Alí y
de Aróstegui? Incluso el populismo bananero de prometer a
los electores “la ayuda” que no el trabajo, porque ninguno
de estos Caballas pertenece al entramado empresarial capaz
de crear empleo y riqueza, incluso el populismo de saldo y
oferta del “todo a veinte duros” choca con las creencias
firmemente arraigadas del electorado y de sus dirigentes
religiosos y espirituales. Y me consta que el electorado
musulman no va a poner en venta sus creencias por cuatro
ofertas chapuceras e irrealizables.
La esperpéntica alianza Caballas es tan lógica como aliar a
Fidel Castro con el sultán de Brunei. Y además el nombre
incluso está fallado porque, como cada coaligado es de una
leche distinta debería haberse llamado “Sepia gigante
australiana” que es un bicho con los ojos en forma de W que
tienen la rara facultad de que miran al tiempo para adelante
y para atrás y si no me creen se meten en el internet. En
esta Coalición Sepia entre musulmán e izquierdoso cada cual
mira para su lado, pero en el fondo y en la forma y entre
mirada y mirada estrábica, los ojos siempre van a
depositarse en la misma sabrosa golosina: el sueldo, las
prebendas y el sillón. ¡Que lastimoso esperpento!.
|