Era mí época de comer bocadillos
de calamares con su correspondiente cerveza por dos
veinticinco pesetas, en el bar “La Oficina, sito en la
esquina de la calle Carmen. Aún, hoy día, sigue existiendo
pero mucho más moderno y amplio, ya que sus instalaciones
abarcan las dos calles, Carmen y Preciados, pero perdiendo
aquel escaparate lleno de calamares fritos, que tanta hambre
quitó a los “capitalistas” especialistas en los bocadillos
de calamares.
Estos “capitalistas”, especialistas en bocadillos de
calmares, solíamos apuntarnos a formar parte de la clac que
tanto abundaba, por aquella época, en los teatros de Madrid,
sobre todo en los estrenos, por lo que solíamos recibir
cuarenta duros y el bocadillo correspondiente.
Nuestro trabajo consistías en aplaudir varias escenas, sobre
todo en la que estaban los protagonistas y gritar, con toda
nuestra fuerza ¡¡bravo, bravo!! Al final de la
representación silenciando, de esa forma, las posibles
muestras de desagrado que algunos pudiesen llevar a cabo.
Así con nuestros gritos de admiración, obligábamos a salir a
saludar al respetable al director y al autor de la obra
junto a los actores, haciendo bajar y subir el telón varias
ocasiones. Por supuesto, al día siguiente, los críticos
destacaban el gran éxito que había tenido el estreno de la
obra y el gran triunfo obtenido por actores director y el
autor de la misma. La clac, era la clac. Y cuarenta duros y
el bocata daban para dar todos los ¡¡vivas!! del mundo
mundial.
El problema con el que se encontraban autores, directores y
actores del evento, el día de su estreno era no contratar la
clac, que con sus aplausos les llevase al triunfo, auque la
obra no fuese tan buena como se pretendía, a pesar de contar
con actores de primera fila que hacían una genial
interpretación.
En ocasiones, en cualquier evento, el público va
predispuesto a silbar y abuchear a los actores sean cuales
sean y vayan al evento que vayan. Ha sucedido en el desfile
del Día de la Hispanidad”, donde parte del público,
asistente al acto, han silbado y abucheado al presidente del
Gobierno, Rodríguez Zapatero mostrando, de esa forma, su
descontento con su forma de dirigir a este país.
Días antes, Alfredo Pérez Rubalcaba, siendo el ministro más
popular del Gobierno, fue abucheado en Valdemoro durante el
desfile de la patrona de la Benemérita.
Al parecer se ha abierto la veda de silbidos y abucheos para
todos los ministros / as, miembros y miembras del Gobierno,
en cuanto alguno de ellos / ellas, miembros o miembras, vaya
a presidir o inaugurar algún evento.
Hay quienes incluso han llegado a acusar a la existencia de
una clac preparada para lanzar esos silbidos y abucheos
contra el presidente del Gobierno, como antes lo habían
lanzado a Rubalcaba.
Sea como sea, muchas personalidades, entre ellas el propio
Rey, han mostrado su disconformidad con esa actuación de una
buena parte del público asistente al acto de conmemoración
del Día de la Hispanidad. ¿ Por qué no existió otra clac,
igual se olvidaron de darle los cuarenta duros y el
bocadillo?.
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