Pocas veces se va a poner la suerte tan de espaldas como el
domingo se le puso al Ceuta en su encuentro, frente al
Roquetas, con el que empató 1-1, pero con la particularidad
de que el Roquetas marcaba nada más comenzar el encuentro, a
los siete minutos y el Ceuta, para rematar el día, no era
capaz de transformar en gol un penalti que concedió el
árbitro, y lo era, en el minuto 90. Va siendo hora de
madrugar más y de no dormirse tan temprano.
Otra vez con el pijama puesto
Posiblemente, para resguardarse del tremendo chaparrón que
cayó minutos antes de comenzar el encuentro y en los
primeros instantes del mismo, los jugadores del Ceuta
decidieron salir con algo que les resguardara y sin haberse
“desperezado”, con lo que el Roquetas que sabe lo que tiene
y sabía lo que le podría pasar aquí si no salía listo,
decidió madrugar más y con un jugador que, por haber estado
aquí, quería dejar su marca en la afición, De Gomar les puso
el despertador al oído, pero cuando ya el marcador indicaba
el 0-1. Demasiado tarde.
Algo incomprensible si hubiera sido una vez únicamente, pero
con el síndrome de la gilipollez al haberse repetido en dos
encuentros seguidos. Es de suponer que no se repita, porque
en ese caso sería algo más que pereza o dejación, de
repetirse algo así sería por incompetencia, que es peor.
Perdida toda la primera parte
Que tarda en entrar en acción el equipo es un hecho, pero
que cuando coge el ritmo es capaz de deshacer los entuertos
anteriores, está demostrado, también.
El domingo, en toda la primera parte, nada de nada, porque
incluso perdiendo hubo quien no metió la pierna como habría
que hacerlo, con ganas, mientras que otros preferían el
“taconcito”, que es muy vistoso cuando se va ganando pero
que no agrada a nadie si vas perdiendo.
El 0-1 era una amenaza y eso que el Roquetas tenía lo
puesto, no mucho más, pero el Ceuta sin tirar a puerta no
podía, por lo menos, empatar.
Al descanso 0-1, quedaba la esperanza de las remontadas
anteriores, pero el campo Alfonso Murube no es “Lourdes” y
el milagro tardó en llegar y cuando llegó ya no quedaba
demasiado tiempo para que se volviera a repetir para ganar y
quedarse con los tres puntos.
Empate y mala suerte
Iban 19 minutos de la segunda mitad cuando llegó el empate,
David Torres, en una jugada con varios rebotes, llevó el
balón al fondo de las mallas de Flavio.
Se comenzaba de nuevo y había tiempo, más que de sobra, para
hacerse con la victoria, si se entregaban sin descanso.
Tras ese empate, durante varios minutos, se veía más cerca
el 2-1 que el 1-2 o el 1-1, que es lo que campeaba en el
marcador, pero en circunstancias así el tiempo vuela y los
visitantes se mostraban seguros atrás para que no se
escapara el punto que tenían bien amarrado.
El Ceuta se mostraba más contundente atrás, pero la
delantera seguía roma y se estaba en los últimos suspiros,
sin haber logrado deshacer el empate.
La ilusión duró pocos segundos
Por fin, se decía la mayor parte de la clientela, los puntos
se van a quedar en casa. Alguien, a mi lado, en la cabina de
radio dijo: “primero habrá que marcar el penalti”. Parece
que había sido una premonición de lo que iba a suceder con
el lanzamiento de Seguro que fue tan fácil de detener que
Flavio no tuvo más que tirarse, a medio gas, para hacerse
con el balón.
No llovía, entonces, pero un chaparrón más fuerte que el del
comienzo del encuentro cayó sobre los seguidores de gol, de
general y de tribuna. Pilló a todos por igual el aguacero de
la desilusión, porque ya estábamos sin tiempo para mucho
más. Efectivamente, el colegiado castellano-manchego indicó
el final del encuentro.
Y ahora a Cádiz
No hay más, dos encuentros seguidos de los que se han
logrado dos puntos. No es demasiada renta, aunque aun así el
Ceuta se ha vuelto a meter entre los cuatro primeros.
Es cierto, es cuarto, pero si entra ese penalti que tiró,
tan mal, Seguro, ahora sería segundo a tan sólo un punto del
Murcia y por delante del Cádiz.
Y un Cádiz que va a la baja, tras haber perdido contra el
Betis, hace una semana, y haber vuelto a perder, ante el
Polideportivo Ejido, el domingo.
Aquí en Ceuta, de momento, no hay preocupación, se ve lo que
hay y se ve que se pueden corregir errores, con un poco más
de entrega, por parte de algunos, bien lo saben ellos.
En Cádiz es donde ha comenzado la tormenta que puede
estallar si el Ceuta saca de allí una victoria. Y algo hay
que sacar, porque si en tres partidos seguidos sólo se
hubieran sumado dos puntos, sería una renta muy corta para
lo que se necesita y más, ahora, que no se ve a ninguno como
invencible.
Entrega y sólo eso
Es lo que se necesita, a lo largo de la semana, hasta el
domingo a las nueve de la noche. Ésta será una semana de
trabajo y de seguir las informaciones que lleguen, sin
desperdiciar nada. Será una semana de mentalizar a los
jugadores para que “despierten” pronto y no se queden
dormidos antes de terminar el encuentro. Además será la
ocasión de demostrar que lo que se ha aparentado, lo
positivo, era algo que llegó, no por casualidad.
A lo largo de la semana y con orden total, los aficionados
están apartando las entradas para el encuentro de copa,
frente al Barcelona, eso es una ilusión, casi únicamente
eso, lo de los puntos ante el Cádiz, Jaén o Roquetas es el
objetivo marcado. Que no se les olvide eso a los jugadores,
que son ellos los que tendrán que dar la cara en el campo.
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