He barajado dos títulos para este
artículo, el otro es “De cómo una causa judicial será capaz
de acabar con todo un Sistema”. Y lo digo desde la
perspectiva de que nunca, jamás, ni en Ceuta ni en Melilla
tendría lugar un montaje como la vergonzosa y publicitada
“Operación Malaya”. Para “eso” es necesario un tipo de
jueces que, gracias a Dios bendito, ni existen ni permiten
que existan en ninguna de las dos ciudades.
Y hablo con fundamento, conozco el tema con suficiente
profundidad y he asistido a esa ordalía contra el Sistema
Zapateril que han sido y están siendo las cuestiones previas
del juicio que se celebra en la Sección 1ª de la Audiencia
de Málaga. He asistido y de la indignación más absoluta he
pasado a la vergüenza y al bochorno ante la clase de
justicia que a veces nos hacen padecer a los españoles.
¿Justicia? Oigan a los abogados, al prestigioso catedrático
Bajo Fernández a quien, el juez Torres, descamisado, le
gritó ¡Yo soy el jefe de la policía!. O al ex magistrado
Ruiz Villén cuando explicó con conocimiento exhaustivo de
causa como el juez Torres, teledirigido, se apropió del tema
malayo vulnerando todas las normas de reparto y llevando la
absoluta nulidad al procedimiento. Aquí y en cualquier
Estado de Derecho.
¿Y qué hacían los tres magistrados de la Sala 1ª de la
Audiencia? Vale. Lo cuento. El Presidente Godino, gran
persona y mejor profesional, advirtió en días anteriores que
pedía “respeto” para el tristemente famoso instructor del
invento, el juez Torres. Las defensas empezaban a tirar, con
munición del 22, poquita cosa, un ensayo. Allí empezamos a
clamar y a debatir sobre el hecho de “pedir respeto” para la
penosa actuación del supuesto “juez”. A ver, el respeto ¿Se
impone bajo la amenaza de una sanción o, por el contrario,
se merece? No. El respeto no se puede ordenar” ni “imponer”
el respeto se merece o no se merece. Nadie jamás faltaría al
respeto ni a José Godino, el presidente, ni al magnífico
Rafael Linares ni a Caballero Bonald. Esos tipos merecen ser
respetados. Por su trayectoria impecable, por su profunda
humanidad y porque ¡que carajo! Merecen ser jueces, por eso
nada tienen que imponer, a los letrados, a los imputados y
al guardia de la puerta, nos emana el respeto y el
reconocimiento de manera espontánea. Les queremos.
¿Se figuran ustedes al famoso juez Torres gritándole a un
jurista como lo es Bajo Fernández, que él es “el jefe de la
policía”? ¿Qué espera el Poder Judicial para expulsar de la
carrera de manera fulminante a ese individuo? Lo decían los
periodistas, lo comentaban los cámaras y lo suspiraban los
de los micrófonos “se ve que perro no come carne de perro”.
Tíos ¡que asqueroso es todo el Sistema hasta que llegue
Rajoy!. Y el macabro show de la Malaya parece la manera más
directa de sentar al barbas en el sillón de la Presidencia
del Gobierno y la vía directa a esa profunda y animada
“regeneración democrática” por la que todo suspiramos y que
va a dar la vuelta a nuestra España como a un calcetín. O le
va a dar la vuelta como a una de las campanas de nuestros
corazones de piedra, que son las catedrales, tocando a
gloria. Las campanas al vuelo cuando larguemos a estos
diabólicos de ahora porque, no olviden que el PP va a ser
para España como un mister proper o como un limpiador de
esos que se presentan con la coletilla publicitaria de que
“limpia, escamonda y da esplendor, vote el PP, por favor”.
Película de terror antidemocrático y anticonstitucional las
cuestiones previas. Y ya los abogados atacando en plan duro
y auténtico. Y los magistrados de la Sala asistiendo en
silencio, con gesto impenetrable a las más horrorosas
acusaciones contra la instrucción. Ya nadie pidió “respeto”
para el Torres y sus decisiones y actuaciones. Allí era
mejor oír y callar.
Como cuando intervino el letrado Antonio Urdiales y asoció
las Iniciales de la agenda de Roca, JAG, las que tenían al
lado la cantidad de doscientos mil euros, con el Comisario
General de la Policía y soltó una diatriba tan terrorífica
que las pantallas de los televisores temblaban. ¿Qué no lo
han visto en televisión? Normal. Ni lo van a ver. Por ahora.
Tal vez se atrevan los del “Salvame” o similares. A eso se
llama preparar el camino de los peperos con la alfombra roja
y los focos. Pero Urdiales, incontenible se burlaba del PP y
del PSOE preguntando que adonde estaban en la pieza separada
cuando se investigaron las famosas iniciales de los
doscientos mil euros y que por qué no tuvieron los cojones
de personarse a investigar y que por qué a los dos
inspectores que quisieron seguir investigando “hacia arriba”
les desterraron a la comisaría de El Palo a detener a
engancháos vendiendo paquetillas. Horrores y pesares. ¡Que
vergüenza más horrorosa!.
Y más voces “¿Por qué a la niña de Roca se la llevaron
esposada de su colegio delante de sus compañeras y de las
monjitas y al juez Urquía que se comió sesenta mil euros de
Roca e hizo todo tipo de maldades no le detuvieron ni
esposaron jamás?” Los periodistas murmuraban, la Ciudad de
la Justicia era un inmenso murmullo de asco y de
incredulidad. Y los tres magistrados serios. Muy serios.
Todos nos preguntamos ¿Les dejarán hacer justicia o las
presiones serán demasiado brutales? Pero esos magistrados
tienen pasta de jueces de los buenos, difícil lo van a tener
los de arriba para obligarles a no declarar la nulidad y
continuar con la farsa infame y vergonzosa,
anticonstitucional y repelente. Un show oprobioso que algún
día será llamado “Amanecer Malayo” porque supondrá el
nacimiento de una nueva época para todos.
Pero, antes que nada, supondrá el compromiso del PP y su
juramento (nosotros juramos, no prometemos) de que, en los
tiempos que vienen, nunca, jamás, bajo ningún concepto,
sucederá algo semejante a lo que estamos presenciando en esa
enorme sala de la Sección 1ª de la Audiencia Provincial de
Málaga. Y que, cuando llegue el PP, se hará justicia y que
aquí eso de que “perro no come carne de perro” será pura
ficción porque los perros van a tener que comer hasta
aceitunas , luego escupir el hueso y a continuación pedir un
calimocho para “achuchar”. Ya no habrán más “intocables” y
todos seremos iguales ante la ley. Porque el pueblo español
lo quiere y lo demanda, nada de “castas privilegiadas” nada
de “aforados”, nada de mamoneo, que la justicia, para ser
justicia, o emana del pueblo y para el pueblo o no es.
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