Es en lo que parece que se ha
convertido Ceuta, desde hace muchos meses, años diría yo,
pero muy especialmente desde este pasado verano.
Y cada día con métodos más sofisticados o con utensilios más
de andar por casa, entran en los dominios de Ceuta, mayores
y pequeños, sin que haya barreras que puedan frenarlos.
No me cabe la menor duda que deben estar viviendo en sus
territorios una situación angustiosa, para arriesgar,
incluso la vida, ya hemos comentado esto en días pasados y
tratan de situarse en otro sitio, en el que aunque “la luz
del sol” no les proteja, por completo, cuando menos una
mínima “sombra” los cobije mejor que en la tierra en la que
nacieron.
Todo esto, con ser muy humanitario, deberá analizarse con
detenimiento, porque Ceuta es imposible que pueda hacer
frente a estas riadas humanas que, desde la costa marroquí,
que es la más cercana, se cuelan a nuestros dominios.
La última, cuando estoy escribiendo el lunes a las ocho de
la tarde, es la llegada de otros trece inmigrantes que
vienen en oleada y llegan desde la costa marroquí.
Aquí ya comenzamos con no utilizar, ni siquiera en esto,
bien la terminología, por cuanto eso de subsahariano ya se
está convirtiendo en una palabra que se empieza a dar para
personas que nada tienen que ver con esos territorios, al
ser de otros países mucho más cercanos a nuestras fronteras,
de donde se están “colando” con demasiada frecuencia y en un
gran número.
En nuestra edición del pasado lunes y en portada, podemos
leer: “La Gadir rescató a siete marroquíes, tres de ellos
menores y a cuatro subsaharianos y la Guardia Civil
interceptó a dos argelinos en Juan XXIII, uno ya estaba en
tierra y el otro en el agua”.
Las cifras si para algo sirven es para poner de manifiesto
lo que escribíamos líneas atrás y es que es menos de la
tercera parte, de los que van llegando, de esos países más
lejanos, mientras de territorios vecinos “entran” con mucha
más facilidad.
Aquí parece que vale todo, incluso que en esas peripecias en
busca del Edén haya muchos que no pueden llegar a ninguna
parte porque el mar los ha frenado para siempre.
En los otros casos, más de una docena más que han llegado a
Ceuta y luego, una vez aquí ¿Qué?.
El CETI tiene una capacidad limitada y en él han comenzado a
hacer acto de presencia los enfrentamientos entre bandos
que, a nada bueno, conducen.
Además, con un CETI completo, no deben quedar muchos más
lugares para acoger o recoger a tantas “expediciones” como
se están dando últimamente, cosa que hace que veamos, más de
lo que quisiéramos, a gentes “mendigando” en las propias
cercanías de la Ciudad Autónoma, o que, como ha sucedido ya,
nos encontremos con inmigrantes “reivindicando” no sé qué en
nuestro propio país y en nuestras propias tierras.
¿Qué nos pueden reivindicar esos siete marroquíes rescatados
por la “Gadir”?. A nosotros nada, a pocos metros tienen su
propio país, donde podrán reivindicar los que les permitan,
sin que a nosotros nos importe demasiado. Claro que eso les
puede resultar tabú y por ello el “salto” hacia esta parte
de la frontera, donde lo tienen todo más a mano.
Hay que cortar, como sea, las operaciones reclamo que,
posiblemente, enfrasquen a más de uno en unas ilusiones que
no tienen base alguna.
|