Los magistrados de la Audiencia Provincial dictaron ayer
sentencia absolutoria a favor de dos hombres después de
estar imputados durante cuatro años por unas lesiones con
navaja. Los jueces, durante las dos horas de celebración del
juicio, no encontraron pruebas que relacionasen a los
acusados con dicha agresión, denunciada por un ciudadano que
no acudió a la vista al encontrarse preso en Marruecos por
otras causas. Por lo que la inocencia de los mismos quedó
firmada judicialmente.
”Reitero mi inocencia y lamento que una mente perversa haya
causado este sufrimiento para mi familia durante estos
cuatro años”. Estas fueron las últimas palabras de uno de
los dos hombres que ocuparon ayer el banquillo de los
acusados de la Sección VI de la Audiencia Provincial de
Cádiz en Ceuta por un delito de lesiones que les imputaba el
representante del Ministerio Fiscal en la ciudad y por el
que se enfrentaban a seis años de prisión.
Dichas palabras junto a los testimonios aportados ayer por
la defensa en el juicio fueron pruebas suficientes para
demostrar que los encausados eran inocentes, por lo que el
tribunal de la Sala, tras dos horas de sesión, dictó
sentencia absolutoria a favor de los procesados con un sólo
argumento: “Queda acreditado que hubo una serie de lesiones
sobre el denunciante aunque no existe ninguna prueba que las
relacione con los hoy acusados”, deliberó, ‘in voce’, el
magistrado.
Los hechos que fueron denunciados por un ciudadano,
actualmente preso en Marruecos por otras causas y por lo que
no pudo comparecer en el juicio, tuvieron lugar el 19 de
noviembre de 2006 en los garajes de la antigua Estación de
Ferrocarril. Según consta en las diligencias del Cuerpo
Nacional de Policía, este expuso que en dicha fecha fue
“brutalmente agredido” por los acusados, quienes le
asestarían “fuertes golpes con un bate de béisbol” y un
corte en la cara con una navaja. Además de denunciar el robo
de su reloj modelo Rolex durante tales lesiones.
Esta teoría fue desmontada, a través de los interrogatorios
a los testigos y forenses, por los dos letrados de la
defensa. Con respecto al robo, uno de los agentes de dicho
Cuerpo reveló que durante la visita al domicilio del
denunciante, había observado que este llevaba puesto el
objeto y que, “mientras lo interrogamos, se desplazó a otra
sala y luego regresó sin el reloj en la muñeca”.
Partiendo de los hechos iniciales de la causa, uno de los
abogados presentó como prueba una acusación del Ministerio
Fiscal de Málaga sobre el denunciante por una denuncia
falsa. Por lo que pretendía demostrar la credibilidad del
mismo así como la existencia de una disputa familiar entre
ambas partes en fechas anteriores. “Es cierto que el
denunciante tuvo un problema con mi hermano menor, del que
intentaba aprovecharse. Y luego vino pidiéndome 9.000 euros
que, evidentemente, no le di porque todo el mundo en el
barrio sabe que está loco. Así que nos denunció e incluso
chantajeó para que le pagásemos a cambio de retirar la
denuncia”, declaró uno de los acusados.
Con respecto a las lesiones, no se presentaron pruebas al
carecer del supuesto arma utilizado, ni de la zona donde
ocurrieron los hechos ya que el denunciante, en su día,
manifestó que había un charco de sangre. Sobre el riesgo de
las mismas y en calidad de testigos, tanto el forense como
la doctora que atendió en urgencias al supuesto perjudicado,
advirtieron que no existía riesgo vital e incluso que las
dolencias presentadas podían ser de agresiones anteriores.
“Decía que le habían perjudicado un ojo por lo que solicité
la supervisión de un oftalmólogo que acreditó que ya tenía
esa carencia, sin estar motivada por los golpes”, señaló la
doctora. Para insistir en la falta de fiabilidad del
denunciante y a preguntas de los abogados, un policía
reconoció que este ya tenía causa anteriores por
“inmigración clandestina, tráfico de drogas y es conocido
policialmente”.
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