LUNES. 27
El domingo pasado, en ‘El oasis’, escribí de las personas e
instituciones que fueron premiadas por el consejo de la
Dirección de Los Rosales, debido a la celebración del Día de
la Merced. Pero olvidé, por culpa de un descuido
imperdonable, mencionar a Ahmadieeh Jurdi, médico de
la prisión ceutí, a quien le fue concedida la Medalla de
Plata al mérito penitenciario. Espero que Ahmadieeh no se
haya sentido menoscabado y acepte mis disculpas. Y por si le
sirve de algo al médico premiado con tan extraordinario
galardón, le diré que su expresión gozosa, atiborrada de
nervios, cuando fue a recoger la medalla, hizo posible que
se avivaran mis sentimientos más nobles hacia su persona.
Aprovecho también las disculpas para decirle a Máximo
Martínez, subdirector de Tratamiento de la cárcel de Los
Rosales, que siempre es un placer poder saludarle y charlar
con él
MARTES. 28
Me llama Luis Parrillas para preguntarme si estoy
dispuesto a comer con él. Parrillas es un constructor
cordobés, que cada semana permanece tres días en Ceuta, y
que se ha ganado el afecto de muchísima gente. Le digo que
sí. Y quedamos citados para vernos en ‘El Mentidero’. De
este sitio, tras bebernos la cerveza conveniente, nos
dirigimos al Hotel Parador La Muralla para tomar el
aperitivo. Aprovechamos la visita para saludar al director:
Pedro Fernández Olmedo. Y no tenemos el menor
inconveniente en felicitarle por lo bien servida que estuvo
la boda a la que fuimos como invitados la semana pasada.
Luego, a la hora prevista, decidimos comer en ‘La Tasca de
Pedro’. Y allá que nos recibe éste con la amabilidad
acostumbrada. A Pedro Carmona García, a quien conozco
desde hace la tira de años, le tengo mucho aprecio. En
ocasiones, pienso que Pedro me cae muy bien porque como
opíparamente, cada vez que visito su establecimiento. Lo
cual es una verdad tan grande como una catedral. Pero hay
más: el trato que me dispensa Pedro, a mí y a quienes me
acompañan, es de los que obligan a hacerle el artículo.
MIÉRCOLES. 29
Aurelio Mata es arquitecto. Un arquitecto que se
pirra por el fútbol. Y, sobre todo, por la Asociación
Deportiva Ceuta. Mata lo pasa muy mal durante los partidos.
Tan mal que los nervios se apoderan de él y conviene
recomendarle calma. El domingo pasado, cuando AM estaba
sufriendo lo indecible, debido a que el Calvo Sotelo
dominaba la situación, recibió la llamada de un hijo suyo,
que estudia arquitectura en Madrid, para preguntarle por
cómo se estaba desarrollando el partido. El hijo de Mata,
conviene decirlo, es otro forofo de la ADC, y le dijo al
padre que le era imposible localizar una emisora que le
contara cosas relacionadas con el partido. Y Aurelio, sin
pensárselo dos veces, echó mano del teléfono portátil y se
dedicó a relatarle pasajes del encuentro a su hijo. Acabó
con la carga, lógicamente, y se vio precisado a pedirle otro
móvil a un buen amigo que estaba sentado a su vera. El hijo
de Aurelio Mata, estudiante de arquitectura en Madrid,
quiere sacarse un abono para ver tres partidos durante unas
vacaciones que va a disfrutar en Ceuta. Personas así, con
tan grande devoción por el equipo de su tierra, merecen
mención y reconocimiento.
JUEVES. 30
Me paran en la calle para que opine de ciertos sujetos que
andan diciendo mentecateces sobre el precio de las entradas
para ver al Fútbol Club Barcelona. Mi respuesta es rápida: a
lo mejor son mandados por alguien que esperaba recibir un
montón de entradas, a bajo precio, para venderlas con su
producto de toda la vida. Y a partir de ahí, por más que
tratan de sonsacarme, guardo un silencio sepulcral. Ante mi
negativa a seguir hablando de un asunto tan absurdo, se
cambia de tercio, y yo aprovecho el momento para referirme a
la envidia. De la que Quevedo decía que va tan flaca
y amarilla porque muerde y no come. La verdad es que vuelve
el Barcelona a visitar el Murube, para jugar un partido de
la Copa del Rey, nueve años después de haber venido. Y
también, tiene guasa la cosa, siendo presidente José
Antonio Muñoz. Todos los demás comentarios sobran. Y
mucho más los que van preñados de maledicencia. Atención: la
envidia causa trastornos dañinos que terminan desembocando
en problemas físicos de mucho cuidado.
VIERNES. 1
Me levanto muy temprano para darme un paseo por la playa de
Benítez. Trato de aprovecharme del veranillo de San Miguel
que estamos disfrutando. Me recreo en la suerte y cuando
regreso a mi casa me percato de que me he apropiado de gran
parte del tiempo que invierto en escribir por la mañana. Así
que decido recuperarlo privándome de salir a la calle para
tomar el aperitivo y charlar con las personas que se
encarten. Por tal motivo, a las dos de la tarde suena el
teléfono de alguien que me ha echado de menos en los sitios
que ambos solemos frecuentar. Y, tras interesarse por mi
ausencia, pasa a decirme lo siguiente: “Parece ser que
Pedro Gordillo iba a ser propuesto como asesor de la
Universidad Nacional de Educación a Distancia de Ceuta, y
que los profesores del centro expresaron su disgusto ante la
posibilidad de que se llevara a cabo el nombramiento”.
Prometo a quien me llama, porque suele ser persona nada
acostumbrada a tragarse macutazos y, mucho menos, a
airearlos, que haré la consiguiente averiguación. Y cumplo
con mi palabra. He aquí la respuesta obtenida: “Pedro
Gordillo no ha sido propuesto, se me dice, para el cargo de
asesor. Y en la UNED de Ceuta nadie, de haber sido así y
reunido el claustro de profesores, habría osado
boicotearle”. Por lo tanto, ahora habla quien escribe,
dejemos a Gordillo en paz. No vaya a ser que se le hinchen
los cataplines y le dé, cuando corresponda, por salir
cantando por bulerías. Que para eso nació en tierra donde
ese cante se dice mejor que en ningún otro sitio. Oído al
parche.
SÁBADO. 2
Me he convertido en asiduo lector de unas páginas que vienen
en internet, bajo el título de “Gente y habitantes de El
Puerto de Santa María y de Cádiz”. Páginas que tienen la
marca inconfundible del buen hacer que ofrece siempre
‘Diario Cádiz’, en todo cuanto publica; aunque sea prestando
su colaboración. En esta ocasión, me he encontrado con la
biografía de Andrés González Ponce. Defensa del
Cádiz, allá cuando los sesenta del siglo pasado estaban
dando las boqueadas y comenzaban los setenta. Formó pareja
con otro defensa de tronío: Miguel Bernardo Biancheti, “Migueli”.
Por cierto, que tengo entendido que éste viajará a Ceuta con
la expedición del Barcelona, el día 26 del mes que corre. A
lo que iba, que Andrés González no se olvida que acabó su
carrera futbolística, ejerciendo de segundo entrenador
conmigo en el Portuense. Así que aprovecho el motivo para
decir de él que le sigo recordando como una de las personas
más íntegras y buenas, en el sentido exacto de la palabra,
que yo he conocido. Tal es así, que a veces, si el momento
lo requiere, disfruto contando nuestra conversación en
Andorra la Vella, en la recepción del Hotel Canut, tras
haber jugado en esa localidad. Fue, a partir de ese momento,
cuando González Ponce pasó a ser segundo entrenador y
persona de mi absoluta confianza. Y a fe que respondió con
creces en su cometido. Vaya, desde aquí, mi deseo ferviente
de que todo le vaya bien en la vida. Lo merece, sobradamente
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