La Confederación Española de
Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA)
reivindica que los Colegios abran doce horas diarias los 365
días del año. Piden la ampliación del período lectivo desde
1º de Septiembre al 30 de Junio, una paralización de la
expansión de la jornada continua, permisos laborales para
que los padres puedan asistir a las reuniones del Colegio de
sus hijos y servicios complementarios como la entrada
matinal, el comedor y las actividades extraescolares para
conciliar la vida laboral con la familiar.
La Ley permite que cada centro, a través de una votación del
consejo escolar, elija el tipo de horario. Por ejemplo, en
algunas comunidades como Ceuta, Canarias y Extremadura el
100% de los colegios cierran las clases a las 14 horas
(jornada continuada) y en Aragón y Cataluña, el total de
alumnos tienen clases matinales y clases vespertinas
(jornada partida), aunque la clave está en el poder que
tengan los sindicatos de profesores en cada lugar.
Determinados estudios sobre la jornada escolar, concluyen
que detrás de los casos de eliminación de la jornada partida
está el “abuso moral de cierto sector del profesorado”. Si a
los padres se les informan de que está demostrado que es
mejor para el rendimiento la jornada continuada, no es de
extrañar que en torno al 70% apoye esta modalidad.
Los maestros discrepan. Nadie quiere la jornada partida. Se
dice que es muy duro para los alumnos de Infantil dar clases
seguidas por la mañana, pero con la jornada partida se
pierde mucho tiempo, que esos niños pequeños lo necesitan
más para el inicio de la jornada, las mismas atenciones
personales por la mañana y por la tarde. En muchos centros
con jornada partida han empezado con la continuada.
La CEAPA critica que la jornada continua recorte el tiempo
de las clases y denuncia la ineficacia de los planes
municipales de jornadas extraescolares. “Reclamamos un plan
de centros abiertos 12 horas, siete días y 11 meses”,
“resume la portavoz de este colectivo”.
Referido a nuestra ciudad, conviene recordar que, con la
supresión de la jornada partida, el horario estaba
establecido de la forma siguiente: Mañana, de 9 a 12 horas;
tarde, de 15 a 17 horas, totalizándose 5 horas, con media
hora de recreo, por la mañana; con la jornada continuada, la
establecida en la actualidad, el horario es de 9 a 14 horas,
es decir, cinco horas de clases, con también media hora de
recreo, por lo que, si las matemáticas no mienten el tiempo
dedicado diariamente a las distintas sesiones del proceso de
enseñanza/aprendizaje, es el mismo, luego la jornada
continua no recorta el tiempo de las clases.
Quiero recordar que, cuando en nuestra ciudad se cambió la
jornada, de partida a continuada, en los centros se
establecieron grupos de trabajo para establecer ventajas e
inconvenientes del cambio. Por parte de los maestros se
llegó a la conclusión de implantar la continuada. Nuestros
argumentos, basados en mejor aprovechamiento de la tarde
para realizar actividades extraescolares, disponibilidad de
tiempo para estudiar, mayor relajamiento para después del
almuerzo,… convencieron a los padres, por lo que los centros
educativos a través de los Consejos Escolares, con la debida
autorización de la Dirección Provincial local, la aprobaron.
Bajo mi modestia opinión, creo que debe continuar, ya que,
una vez establecida, después de muchos años, el cambio haría
perjudicar más que beneficiar a las familias y, por
consiguiente, a los alumnos.
La perspectiva internacional plantea una reproducción de la
polémica en España. Sin embargo, la tendencia del entorno
europeo desnivela el debate a favor de la jornada partida,
al menos, a la ampliación de las actividades extraescolares.
Todos los gobiernos apuestan por más formación e incluso en
países como Alemania se han sumado más horas lectivas para
combatir los malos resultados académicos.
En Francia, su Gobierno ha estrenado un plan experimental,
en algunos centros de Secundaria, llamado “curso por la
mañana, deporte por la tarde”. El objetivo no es otro que
crear un ritmo escolar con más deporte, arte y cultura. Pero
a priori, harían falta muchas estructuras, por lo que los
Sindicatos piensan a priori, que no sería posible. De todas
formas, el gobierno en 2008 introdujo una reforma de los
horarios de Primaria; era la llamada “semana de cuatro
días”, significando grandes esfuerzos para realizar los
proyectos semanales, llegando a intervenir la Academia de
Medicina que esa semana escolar de madrugones y jornadas
largas, era contraria a “los ritmos psicológicos” de los
alumnos.
En Italia, cada región y cada centro tienen autonomía para
marcar los horarios escolares. En Etapa Preescolar y en
Primaria los padres eligen entre dos opciones: sólo por la
mañana, o “tiempo pleno”. El horario oficial es el matinal
(8,00 a 13,45, según los centros). En cambio, los del
“tiempo pleno” salen a partir de las 16,00 h. Después de
comer en el centro, acuden a lecciones extraoficiales.
En el Reino Unido, con vistas a la conciliación, amplió el
horario escolar desde el desayuno hasta las actividades
extraescolares, incluido fines de semana. Como mínimo estos
colegios abren de 8,00 a 18,00 horas. La idea es que este
modelo se extienda a toda Inglaterra. Claro, que estos
servicios son de pago, aunque haya establecida ayudas para
aquellos alumnos con necesidades económicas.
En Alemania, la jornada era continua (hasta 2004). De 7,30 a
12,00 en Primaria y una hora más para Secundaria. En total,
entre 20 y 30 horas lectivas por semana. Muy pocos Colegios
ampliaban por la tarde y muchos padres sufrían para
conciliar sus horarios con los de sus hijos.
En nuestro país, con la antigua Enseñanza Primaria, con la
jornada partida como en la actualidad, había una gran
variante: los sábados eran lectivos, aunque solo hasta las
doce de la mañana. De esa forma la jornada semanal estaba
constituida por 28 horas, tres más que en la actualidad.
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